Levantó revuelo la ‘misa negra’ que iba a celebrarse en la Universidad de Harvard y que, finalmente, fue realizada en otro lugar. ¿Qué pensar de todo ello? ¡Pobre gente la que forma parte del satanismo!, y aquí se incluyen los adoradores de la santa muerte. Ellos creen que Satanás o la muerte son entidades divinas, pero no es así. Son sólo criaturas y parodias de lo divino. Decía el cardenal Ratzinger que son “poderes, pero poderes en decadencia, simples ironías contra Dios”. Quienes creen que con Satanás o con la ‘santa muerte’ dominarán el mundo, en realidad entran en un proceso de autodestrucción. Satanistas y adoradores de la muerte se convierten en esclavos de sectas que destruyen la personalidad de sus miembros, y esclavos del mundo demoníaco, el cual los persigue para atormentarlos con diversas vejaciones hasta llegar, quizá, a la posesión diabólica.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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