miércoles, 31 de mayo de 2023

Santa Juana y patriotismo


El globalismo es una ideología que destruye el arraigo a la propia tierra, al propio país. Es una corriente de pensamiento que corta a las personas y a los pueblos de sus raíces históricas, para hacer que vivan como ciudadanos-marionetas del mundo, sin amor a la patria y con una manera uniforme de pensar y consumir. Nuestros políticos cada vez más promueven la movilidad humana –la migración legal o ilegal– por motivos de trabajo. Las ciudades se pueblan por razones de consumo, y el amor a la propia tierra es más escaso. Pocos son los jóvenes que hoy estarían dispuestos a pelear por su país ante un extraño enemigo.

Dios quiere que amemos nuestra tierra y nuestras raíces. Así como quiso dar a Israel la tierra prometida, así nos ha dado nuestras ciudades y territorios y quiere que los amemos. Dios ama a los chihuahuenses, a los regiomontanos, a los chiapanecos y a los texanos, y quiere que nos apeguemos a esas partes del mundo donde cada uno vive. Ese apego y esa defensa de la tierra donde somos, es el verdadero patriotismo, y no el globalismo político que destruye las identidades y el amor a la nación.

La vida de santa Juana de Arco es una inspiración para la defensa del propio territorio, de nuestras costumbres y tradiciones. Su tiempo fue de una profunda crisis espiritual y social en la vida de la Iglesia y en la sociedad. Nació en el siglo XV, en pleno cisma de Occidente, cuando había un papa y dos antipapas. Eran tiempos de enorme confusión para la cristiandad, que estaba dividida en sectores que apoyaban a quienes se disputaban la sede de san Pedro. Estaba en pleno apogeo la Guerra de los Cien años, conflicto armado en el que Francia e Inglaterra se disputaban territorios que los ingleses habían adquirido en el lado francés.

A sus 13 años de edad escuchó la voz de Jesucristo y de san Miguel Arcángel que la llamaban a acrecentar su vida devota y a luchar por la liberación de su pueblo. A partir de entonces hizo voto de virginidad e integró la Eucaristía diaria y la confesión frecuente en su vida.

Cuando en 1429 tenía 17 años, comenzó su año de acción política y militar, al que siguió un año de dolorosa pasión que finalmente la llevó morir en la hoguera. Obedeciendo a la voz de Cristo y del príncipe de los ejércitos celestiales, participó en el asedio de Orleans comandando al ejército francés. Los testimonios de soldados y oficiales con los que compartió espacios, hablan de la modestia de su comportamiento. Cuando se unió a la milicia, con su espada ahuyentó a las prostitutas del campamento. Sus soldados la entendieron, y su virtud heroica los inspiró a amarla y seguirla.

Es asombroso que una granjera adolescente y sin entrenamiento militar estuviera al frente del ejército, y que tuviera tantos éxitos en el campo de batalla. Ella nunca fue una figura decorativa sino que se empeñó en la estrategia guerrera y el uso de su fuerza en la vanguardia de asalto. Elevó la moral del ejército francés y la mantuvo alta, en gran parte evangelizando a los soldados y ayudándolos a comportarse como cristianos. Según oficiales que estuvieron con ella, fuera del ambiente militar Juana de Arco era un alma cándida e inocente, pero en asuntos de guerra actuaba como el más experimentado general.

Su año de pasión, el último de su vida, lo marcó un proceso de condena en el que participaron ingleses que se habían hecho cómplices de algunos franceses. Cayó prisionera y le hicieron un juicio en el que participaron eclesiásticos de París. Ella apeló al papa, pero el tribunal no se lo permitió, y así la llevaron a morir en la hoguera. Juana pidió a un sacerdote que sostuviera la cruz delante de las llamaradas, y así murió, mirando a Cristo crucificado y pronunciando su santísimo Nombre.

Veinticinco años después se hizo un proceso de nulidad en el que se declaró nula la sentencia. Muchos testigos y teólogos favorables a Juana dieron testimonio de su santidad de vida. Se puso de relieve su inocencia y su fidelidad a la Iglesia. Fue canonizada en 1920 por Benedicto XV.

Algo nos dice la vida de santa Juana de Arco. Crear una ciudad mundial con una única autoridad política, económica y militar que uniforma la manera de pensar de todos, sin tomar en cuenta las diferencias culturales y las raíces históricas y religiosas, es una violencia contra la humanidad. El proyecto globalista destruye el amor a la tierra y a la familia, y se atreve a atentar contra la identidad más honda del ser humano, que es su propia sexualidad. Un proyecto así no viene de Dios, sino del enemigo de la humanidad.

No debemos inclinarnos en reverencia ante el proyecto globalista, sino resistirlo. Vivimos en territorios y culturas propias que son la casa que Dios nos ha dado para habitar, y en las que Él se manifiesta para nuestra salvación. Que la vida de santa Juana de Arco –mujer enamorada de Jesucristo e hija fidelísima de la Iglesia– nos impulse a defender nuestras tierras, costumbres y tradiciones, mirando a Jesucristo como nuestra fortaleza.

martes, 23 de mayo de 2023

Ejercicios espirituales

Beata Concepción Cabrera de Armida (1862-1937)

Uno de los tiempos más preciosos que los sacerdotes tenemos durante el año son nuestros ejercicios espirituales. Aunque seas laico, déjame hablarte de ello porque puede serte provechoso. Los ejercicios consisten en una serie de reflexiones impartidas por un predicador durante algunos días, con una temática específica sobre la relación que tienes contigo mismo y con Dios. Sirven para despertar o reavivar tu vida interior, para poner orden tu propia existencia y orientarla al cumplimiento de la voluntad de Dios.

El lugar y el ambiente que rodea los ejercicios es importante. Debe ser un sitio donde puedas sentirte retirado de tu vida ordinaria, preferentemente en algún lugar solitario. Personalmente los hice en días pasados, del 15 al 19 de mayo en una pequeña población llamada Jesús María, en el estado mexicano de San Luis Potosí, en la casa de ejercicios de los Misioneros del Espíritu Santo. Es una gran casa de retiros, con amplios y bellos jardines, donde se puede pasear para meditar y orar.

De los más de treinta sacerdotes que se esperaban, los únicos que se inscribieron para esa tanda de ejercicios fuimos el padre Juan Orona y yo. Por una parte fue una gracia de Dios porque nos trajo la ventaja de tener al padre Marcos Alba predicando únicamente para nosotros dos, en una atmósfera más coloquial y confidencial. Por otra, lamento que otros sacerdotes se hayan perdido de la riqueza espiritual de esos días. Es inusual celebrar la Eucaristía diaria solamente tres sacerdotes, así como también la Hora Santa, pero tuve la sensación de tener mayor intimidad con Cristo.

Los ejercicios son un tiempo privilegiado para que estés con el Señor, el mayor tiempo posible. Hay que orar más de lo que lo hacemos en la vida ordinaria. Es necesario hablarle, escucharle, derramarle la propia vida, descansar en Él. Es también importante recordar, hacer memoria del paso de Dios por tu historia, para volver a darle el corazón. Si eres persona que recuerdas lo que Jesús ha hecho por ti, podrás renovar tu entrega. Si por el contrario olvidas, pierdes la memoria de las intervenciones de Dios en tu camino, y te quedas sin esas raíces que son el sustento de tu vida.

Muy favorable para nuestros ejercicios fue la presencia espiritual de la beata Conchita Cabrera de Armida, –esposa, madre, mística y apóstol–, quien vivió entre 1862 y 1937 y quien inspiró las Obras de la Cruz. Ella nació y vivió algunos años de su vida en la ciudad de San Luis Potosí, y gustaba ir de vacaciones con su familia a la hacienda de su hermano, en Jesús María, donde Jesucristo se le aparecía caminando junto a ella por el huerto. Ese huerto es hoy un santuario, un lugar místico para el recogimiento y la oración de los ejercitantes y peregrinos. ¡Qué mayor bendición que hacer ejercicios en lugares sagrados, donde la huella quemante de Dios quedó impresa en la historia!

Si te decides hacer ejercicios, para sacarles el mayor provecho, trata de hacerlos en silencio. Son días para que escuches con más claridad la voz de Dios y sintonices con tu propio corazón. El silencio es una condición para escrutar la propia casa interior. "En silencio se ve el yo en crudo", decía Conchita. Esto puede causarte temor, incluso miedo porque no estamos habituados a ello. Anteriormente yo ya pasé por esa experiencia de miedo al silencio. En las ciudades nos hemos habituado a vivir en una selva de ruido constante que no permite mirarnos el alma, y mirar el alma puede causar espanto, sobre todo cuando el mal la ha contaminado y la ponemos frente a Dios, nuestro Creador. Sin embargo el esfuerzo por lograr vivir en más silencio es necesario para que alcancemos madurez humana y cristiana.

El ruido del mundo en el que vivimos sofoca la voz de Dios. Me atrevo a decir que esta sordera del hombre es demoníaca y desemboca, tarde o temprano, en violencia. Cuando no te preguntas quién eres, de dónde vienes, a dónde vas, para qué estás en la vida, cuáles son tus pasiones, tus amores y deseos, y qué se esconde al otro lado de la muerte, te conviertes en una persona sin raíces espirituales. Sin cultivar la vida interior, nada te unifica, pierdes profundidad y vives en la frivolidad del mundo. Los ejercicios espirituales te hacen buscar la amistad más bella, la de Jesús, y así Él te concede la gracia de transformarte, poco a poco, en un hombre o una mujer de Dios.

La gente gusta irse de vacaciones a lugares lejanos, y está bien. Es necesario el descanso. Pero hacer ejercicios espirituales es el tiempo más precioso, el mejor tiempo invertido en la vida. No hay viaje más emocionante ni aventura más grande, ni final con tanto gozo.

lunes, 15 de mayo de 2023

Predicar a un mundo incrédulo


Vivimos tiempos difíciles para la proclamación del Evangelio. Fray Nelson Medina ha denunciado, en un reciente mensaje, el rechazo que la sociedad en general tiene hacia el cristianismo. A este repudio Jesús lo llamaba "el odio del mundo" hacia los cristianos. Odio que a veces puede tomar la forma de una persecución violenta, pero no siempre es así, sino que puede manifestarse de otras formas. Fray Nelson las señala con cinco palabras que inician con letra "i".

Indiferencia en primer lugar. Para el mundo contemporáneo el Evangelio de inútil, no cuenta. Nietzsche proclamó la muerte de Dios y el mundo se lo creyó. Esa esperanza, esa llamada a la conversión, esa alegría sobrenatural y esa novedad perenne que trae del cristianismo, no dice nada al hombre de hoy. Sin embargo el mundo se interroga por los crecientes niveles de ansiedad y depresión, y el alarmante aumento en el índice de suicidios, sobre todo en adolescentes y jóvenes. El mundo a dejado de mirar a la luz y decide refugiarse en la oscuridad y en la nada.

Luego la irrelevancia. Los políticos, las universidades y los medios de comunicación dicen que el legado que trajo el Evangelio a nuestras tierras no tiene importancia. Sucede en muchos países, por ejemplo en México; se señala todo lo negativo que trajo la hispanidad, pero nunca se reconoce el inmenso cúmulo de bienes humanos, sociales y espirituales que aportaron España y la Iglesia Católica para el bien de la nación. Todo ese legado de bondad es irrelevante y únicamente cuenta lo negativo. Avergonzar a los pueblos de su historia y querer comenzarlo todo con un borrón y cuenta nueva es cortar las raíces de la cultura y empezar a crear un caldo de cultivo para la violencia y la guerra.

Después, la imposición. Se hace percibir al evangelio como una camisa de fuerza que restringe la libertad de las personas: ¿por qué Dios prohibe hacer lo que nos da la gana? Cuando el mundo secular habla del cristianismo, lo presenta como un manual de prohibiciones. Si bien es cierto que los cristianos tenemos un código de conducta que nace de los mandamientos de Dios, estos preceptos y prohibiciones son una bendición, una protección para la persona humana que trae el bienestar social; son reglas que tienen como fin la felicidad y la plenitud del hombre. El liberalismo desemboca en una anarquía que destruye el orden social.

En cuarto lugar está la infelicidad. Hay un prejuicio que se cultiva en el mundo incrédulo, y es que el Evangelio no deja ser feliz a la gente. Se dice que la Iglesia pretende imponer la religión para que los creyentes sean desdichados. Es un prejuicio que se propaga en el mundo incrédulo, que confunde la diversión y el bienestar con la alegría profunda y sobrenatural que brota del encuentro con Cristo. Gustar, ya desde ahora la vida futura con Dios no hace infeliz a nadie, sino todo lo contrario. Sin embargo hay que reconocer que el mundo tiene razón cuando alimenta su prejuicio al ver la mediocridad espiritual en que vivimos muchos cristianos. Por nuestra tibieza se rechaza el mensaje de Cristo.

Finalmente, la ilegalidad. El mundo tiene su propia manera de pensar y la fe cristiana no tiene cabida en ella. Pensar cristianamente se vuelve ilegal. La ilicitud es obvia en China, Corea del Norte y en países musulmanes. Pero también en Occidente, sobre todo en asuntos vida y familia. Cada vez son más prohibidas las enseñanzas de la Iglesia sobre sexualidad. Un médico que se niega a practicar abortos se arriesga a ver obstaculizada su profesión. El psicólogo solicitado por una persona con atracción al mismo sexo que le pide ayuda para reformar su tendencia, corre el riesgo de perder su licencia profesional.

En esta cultura decadente, los cristianos que creemos realmente en Cristo y amamos nuestra fe católica somos germen de una nueva humanidad que Dios hará crecer según sus tiempos y designios. En un sermón san Agustín escribe: "¿Te extrañas de que se derrumba el mundo? Extráñate de que el mundo haya envejecido. Uno es hombre: nace, crece, envejece. Múltiples son los achaques de la vejez: aparecen las dos, las flemas, las lagañas, la angustia y la fatiga. Así pues, envejece el hombre y se cubre de achaques; envejece el mundo y se cubre de tribulaciones. No te adhieras a este mundo envejecido y anhela rejuvenecer en Cristo, que te dice: el mundo perece, el mundo envejece, el mundo se viene abajo y respira con dificultad a causa de su vejez. No temas; tu juventud se renovará como la del águila".

La solemnidad de la Ascensión del Señor es una invitación a que los cristianos mantengamos la cabeza y el corazón levantado hacia los bienes de arriba, y sigamos desafiando, con nuestra predicación audaz, a la tristeza del mundo prejuiciado e incrédulo.

lunes, 8 de mayo de 2023

Tres lecciones sobre el sínodo alemán


Muchos católicos en todo el mundo hemos seguido el desarrollo del camino sinodal de la Iglesia de Alemania, y hemos visto, con tristeza, la ruptura de la comunión de la Iglesia Católica. Un grupo significativo de obispos, sacerdotes y laicos han tomado su propio rumbo en temas de moral sexual y eclesiología, con el peligro de contaminar de sus errores a otros miembros de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Aunque el dolor es grande, no podemos dejar de mirar el escenario y pedir al Espíritu Santo que nos haga aprender algunas lecciones.

La primera lección es que el amor al dinero está a la raíz de muchos males en la Iglesia. La Iglesia de Alemania es la más rica del mundo. El impuesto que el gobierno alemán recibe del pueblo, para destinarlo a las diversas organizaciones religiosas, ha hecho que la Iglesia Católica del país sea el mayor empleador de toda Alemania. Con ese poderío económico hay muchas estructuras eclesiales financiadas y fondos de ayuda para otras diócesis del mundo. Así, muchas personas que reciben sueldo por trabajar en la Iglesia están más interesadas en conservar estas estructuras que en vivir la fe católica con libertad.

Jesús enseñó que "Raíz de todos los males es el amor al dinero; por desearlo, algunos se desviaron de la fe y se torturaron ellos mismos con muchos dolores" (1Tim 6,10). Se desviaron de la fe, señala san Pablo. Por amor al dinero se quebranta la eclesiología, la antropología, la moral, la liturgia, el derecho canónico y, finalmente, la cristología. Por amor al dinero el cuerpo doctrinal de la Iglesia pierde su armonía ya que todas las verdades de la fe están interconectadas; cambiar una sola enseñanza trastoca irremediablemente el resto del cuerpo doctrinal.

Como segunda lección aprendemos lo que es la falsa y la verdadera misericordia. Movidos por una equivocada compasión, los integrantes del sínodo tienen la buena intención de acercar al sacramento de la Eucaristía a las personas divorciadas vueltas a casar para que puedan comulgar, así como también quieren bendecir a las parejas del mismo sexo, como si éstas fueran expresión, de alguna manera, de la unión de Cristo esposo con la Iglesia esposa. Se han olvidado de que Jesús no bendice situaciones de pecado e invita a todos los que somos pecadores a la conversión del corazón. La verdadera misericordia es la que se ejercita en la verdad sobre la realidad del pecado, pero sabe acompañar a las personas en su camino de conversión.

Lo mismo sucede con la pretensión del acceso de las mujeres al sacramento del Orden sacerdotal y a los laicos a establecer consejos sinodales parroquiales, diocesanos y nacional. Querer que las mujeres representen a Cristo cabeza de la Iglesia, y que los laicos puedan tomar decisiones de gobierno para nombrar obispos y sacerdotes es una manera torcida de entender la misericordia. La Iglesia puede tener consejos consultivos, pero no puede establecer parlamentos como si fuera una democracia. Como Cristo la ha querido, la Iglesia es una comunión de amor y de servicio a la que todos los miembros del cuerpo prestan una colaboración recíproca.

La tercera lección es que sólo la obediencia y el amor a Pedro y a los Apóstoles, es decir, al papa y a los obispos en comunión con él, mantienen la unidad eclesial. Por más llamadas de atención que la autoridad de Roma les ha hecho, el Sínodo de la Iglesia en Alemania ha mostrado una gran rebeldía y un gran rencor contra la fe católica tal y como esta ha sido transmitida por la Tradición de la Iglesia. No les ha importado destruir la comunión y quieren que el resto de la Iglesia vaya por su mismo camino desviado. Nos preguntamos hacia dónde su desobediencia a la Iglesia y su obediencia a la ideología de género llevarán a los fieles que les siguen.

Recordemos en nuestra oración no sólo a los alemanes descaminados para que enderecen su ruta, sino por todos los fieles laicos en Alemania que quieren permanecer fieles a la Iglesia de Roma. Son muchos los que no están conformes con el camino que sus obispos heréticos les están indicando. Ellos están sufriendo por encontrar parroquias donde se enseñe la fe católica integral. No quieren llevar a sus niños al catecismo en un templo progresista. Hay jóvenes que quieren formarse como futuros sacerdotes en seminarios cuyos obispos estén lejos de las ideas del camino sinodal. Muchos están desesperados y confundidos porque no saben qué hacer al ver que su obispo está alejado de Roma.

Oremos por ellos para que únicamente se aferren a Dios, y a través de una intensa vida espiritual puedan escuchar el soplo del Espíritu que los lleve a esperar tiempos mejores.

martes, 2 de mayo de 2023

Nadie arrebate a los niños


Nadie podrá arrebatar mis ovejas de la mano de mi Padre (Jn 10,30)

El domingo pasado fue día del niño, y el gobierno de la Ciudad de México lo celebró, en parte, con un "drag queen show" para niños. En estos espectáculos que se han hecho frecuentes en bibliotecas públicas de Estados Unidos, hombres travestidos de mujeres con atributos grotescos cuentan cuentos a los niños para introducirlos en el mundo de diversidad sexual. A veces exhiben sus partes íntimas y sus predilecciones sexuales trastornadas frente a los pequeños. Una es la razón: la ideología de género va con todo para arrebatar a los niños de la mano de sus padres, confundirlos sobre su identidad sexual, robarles su inocencia y probablemente convertirlos en pequeños travestidos.

Son tiempos de gran incertidumbre para muchas familias. La gente se pregunta ¿qué va a ser de este mundo con tanta perversión? ¿Qué sucederá con los niños y los jóvenes? ¿Hacia dónde va la Iglesia? Son dudas muy legítimas que están en el corazón de los cristianos. No es para menos. La agenda para pervertir a la niñez está bien diseñada por los poderes globalistas del mundo para arrebatar a la familia de sus bases naturales, homosexualizar a los niños, acelerar la industria del aborto y del cambio de sexo, controlar la población y despojar a la sociedad de sus valores morales cristianos. Es un globalismo negativo porque quiere uniformar a todas las culturas bajo una misma manera de pensar que no corresponde a la realidad de la naturaleza humana.

¿Cómo hacer frente a la prepotencia de quienes tienen todo el dinero del mundo para promover su agenda? Nuestros pueblos son acosados por los saqueadores actuales del Templo de Jerusalén: la ONU, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Unión Europea; organizaciones privadas como el Club Bilderberg y el Foro Económico Mundial; personajes como Henry Kissinger, Bill Gates, George Soros; familias como Rockefeller y Carnegie. Todos estos adoradores de Júpiter hacen donaciones millonarias a organizaciones no gubernamentales en diversos países para imponer su ideología anti-vida y anti-familia.

Por otra parte es especialmente dolorosa la traición de los nativos. El camino sinodal alemán se ha convertido en un colaboracionista del invasor. Obispos, sacerdotes y laicos heréticos se han rebelado contra la enseñanza de la Iglesia en materias de teología y moral, y ha decidido seguir su propio rumbo, con el peligro de arrastrar a otros hacia su misma perdición. Lamentamos también, con profundo dolor, esos hechos que nos llenan de vergüenza, como son los abusos sexuales que han ocurrido en ambientes eclesiales, y que es imperativo corregir y prevenir.

A pesar de todo ello, Jesucristo nos anima a conservar viva la esperanza. Él dice de sus ovejas: "Yo les daré vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano" (Jn 10,28). Es un mensaje que nos llena de consuelo y aliento. Dijo el papa Benedicto XVI: "Me sostiene e ilumina la certeza de que la Iglesia es de Cristo. Él no le hará faltar nunca su guía y su cuidado". Sus palabras fueron pronunciadas después de que renunciara a la sede de Pedro en 2013, cuando todo vacilaba en la incertidumbre.

Jesús nos dice con insistencia: "Nadie las arrebatará de mi mano". Sus palabras no sólo nos animan, sino que nos comprometen a no ceder a las presiones del globalismo destructor del alma nacional. Ellos están profanando los santuarios de nuestras familias a través del despojo de la inocencia de los niños, y están robando las reliquias de nuestra memoria histórica y tradiciones. Pretenden arrojar al suelo los incensarios y llevarse nuestros vasos sagrados para arrancarnos toda vida interior y culto a Dios.

Para que nadie arrebate a nuestros niños y jóvenes de la mano del Señor, hemos de llevarlos al conocimiento de Jesucristo. En Él está la plenitud de felicidad que anhelan nuestras almas. Dar a conocer a Jesús es el mayor servicio que podemos hacer a una persona. Jesucristo es puerto seguro para todos. Él nos protege y resguarda. Cuando un niño tiene la experiencia de conocer a Jesús en familia, aunque años más tarde pueda salirse del camino, quedará en su conciencia la dulce voz del buen pastor que, tarde o temprano, lo atraerá nuevamente hacia su rebaño.

Si vivimos en Cristo podremos desafiar a cualquier poder que quiera imponer su culto idólatra sobre nosotros, porque tenemos la certeza de que en Él esperamos alegres la resurrección de la carne. No hay poder humano que pueda doblegar a los hijos del Resucitado. Dios camina con su pueblo.

México, la viña y las elecciones

El próximo 2 de junio habrá una gran poda en México. Son las elecciones para elegir al presidente de la república, a los diputados y senador...