miércoles, 26 de septiembre de 2018

La mujer más poderosa de la Tierra

Nuestra Señora de la Consolata, Turín Italia
En el año 2002 visité el santuario de Medjugorje, en las montañas de Bosnia Herzegovina. Junto con los padres José Solís y Jorge González asistí a un retiro espiritual sacerdotal organizado por los padres franciscanos del lugar. En algún momento del retiro, una de las videntes de las apariciones de la Virgen María estuvo presente. Parecía que la muchacha llegaba puntual a su cita con la Madre de Dios, pues conocía la hora de la aparición. Los sacerdotes orábamos junto a ella cuando, de pronto, entró en una especie de trance, de éxtasis o arrobamiento, en donde mantuvo fija la vista, mirando hacia lo alto, durante varios minutos, sin parpadear.

Desde 1981 en aquel lugar, la Virgen María se identificó con cuatro niñas y dos niños como la “Reina de la Paz”, y les dio el primero de miles de mensajes, invitándolos a llevar una vida de oración y pidiendo el arrepentimiento de los pecadores. Hoy Medjugorje se ha convertido en un poderoso imán de espiritualidad que recibe millones de visitantes al año. En ese santuario siguen ocurriendo conversiones milagrosas y curaciones inexplicables. La que fuera una pequeña aldea de la antigua Yugoslavia, hoy es el confesionario más grande de Europa.

La Virgen María sigue curando las heridas de la humanidad llevándonos al encuentro con Jesús. Ella, que en Medjugorje reúne diariamente a todo el pueblo para el rezo del santo Rosario, nos congregará el próximo sábado 6 de octubre para orar juntos, como Iglesia que peregrina en Ciudad Juárez. Lo haremos convocados por nuestro obispo José Guadalupe, para contemplar, con la Madre de Dios, los misterios de la vida del Señor. Es un evento singular en la diócesis que atrae una vez al año a miles de personas que, en una gran velada de oración, buscan el abrazo maternal de la Mujer que dio a luz al linaje de los hijos de Dios.

Hace unos días vi en el cine la película “Garabandal", que narra los misteriosos acontecimientos de supuesto origen sobrenatural, ocurridos en una aldea de Cantabria, España, entre 1961 y 1965. Tanto las apariciones de Garabandal, así como las de Medjugorje y Zeitun (El Cairo) entre 1968 y 1971, aún no han sido aprobadas por la autoridad de la Iglesia. Hayan o no ocurrido estos fenómenos, lo cierto es que permanece una fuerte presencia de María en esos lugares. Tantas gracias derramadas de conversión a Jesucristo no se explican sin una fuerte intervención de Nuestra Señora. La Iglesia ha declarado falsas algunas otras apariciones, y solamente alrededor de 30 han sido declaradas como manifestaciones auténticas de la Virgen en la historia del cristianismo.

Mientras que la antigua serpiente amenaza con morder a México inyectándole el veneno del aborto libre, recordemos que la Mujer del Apocalipsis ha venido a dar a luz a un niño, a su Hijo Jesús. En este año de la Juventud, miles de jóvenes de nuestra Iglesia católica que se oponen a la matanza de los inocentes no nacidos, marcharán el próximo sábado atraídos por María --la Mujer más poderosa de la tierra-- desde el Parque Borunda hasta el Estadio Benito Juárez, como una genuina expresión de amor y defensa de la vida humana.

Será una fiesta de alabanza a Dios para, finalmente, rezar unidos el santo Rosario. El estadio se vestirá de pañuelos azules esa noche como signo de nuestro amor y defensa de la vida humana, y nuestras velas iluminarán el recinto, pidiendo que en México brille la luz de Dios. Niños, adultos, jóvenes y personas mayores, sanos y enfermos, unámonos en oración el próximo sábado 6 de octubre en el Rosario Viviente.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Inframundo en el Circo de las pesadillas

Se presenta en Ciudad Juárez, en una nueva versión la del año anterior, el Circo de las pesadillas. Hace unos días tuve la ocasión de presenciar este espectáculo circense en esa atmósfera de inframundo que se crea bajo la gran carpa en la Pedro Rosales de León y Avenida Tecnológico. Fueron dos horas de entretenimiento llenas de acrobacias espectaculares en las que seguí las aventuras de la pequeña Isabela, niña que desaparece de casa de sus padres para viajar al inframundo o, lo que es lo mismo, el reino de los demonios.

La creencia en el inframundo ha sido una constante en la historia de las religiones. En la antigua Mesopotamia se creía en seres malvados que traían la destrucción, semejantes a los espectros que salen de las tumbas, sedientos de sangre, grotescos y repugnantes. En el antiguo Irán se creía, además del dios del bien, en dioses maléficos que tenían sus cortes de demonios para incitar a los hombres al mal y también para provocarles enfermedades, errores y muerte. Creencia semejantes se encuentran en la cultura egipcia, griega y romana. No se diga en el cristianismo, donde Dios ha revelado la existencia de un reino alternativo al Reino de Dios con la presencia de Satanás, de los ángeles rebeldes y de las almas condenadas.

Una amplia variedad de estos repulsivos caracteres desfila por el Circo de las pesadillas ejecutando toda suerte de contorsiones y malabares dentro una historia de horror, salpicada de momentos de buen humor e improvisaciones con la participación espontánea de algunos miembros del público. De esa manera ilustra la existencia de un mundo espiritual que está en interacción con el tiempo y el espacio nuestro.

Muchos se preguntan si el inframundo es real o el producto de nuestra imaginación. Hemos de admitir que se trata de algo que no puede ser visto normalmente con los sentidos. Se trata de un mundo misterioso de espíritus caídos que habita en una dimensión oculta. El inframundo no es algo que puede probarse científicamente, sin embargo los efectos de su presencia sí los podemos percibir. En los años de servicio a la diócesis, como sacerdote, he podido observar conductas muy extrañas de algunas personas que se introdujeron en el mundo de lo oculto, y acabaron, con sus cuerpos, siendo vehículos de expresión de este reino siniestro.

Muchos afirman que el inframundo no existe y que todo debe tener explicaciones científicas. Cuando un exorcista hace algunas oraciones de su ritual sobre alguien perturbado por el inframundo, la persona suele ponerse mal, puede contorsionarse, rugir como un animal, ser arrojado por el suelo por una fuerza descomunal, volverse agresiva y transformar su voz y semblante. Todo esto pudiera tener explicaciones psicológicas tales como el Trastorno de Personalidad Múltiple, pero muchas veces los mismos psicólogos y psiquiatras reconocen que hay casos que los sobrepasan.

Un número espectacular dentro del circo es la presentación de dos mentalistas que dicen utilizar la telepatía para comunicarse. Mientras que miembros del público muestran sus identificaciones a uno de ellos, el otro, a distancia, va mencionando el nombre y la fecha de nacimiento de cada persona que enseña su documento. Parece increíble.

Sin embargo sabemos que la transmisión de las ideas o el conocimiento de cerebro a cerebro, sin mediaciones técnicas, es algo científicamente imposible. Aunque el gato está muy bien encerrado en el espectáculo, hay muchos ingenuos que creen que se trata de un poder auténtico. Varios de ellos, imprudentes todos y carentes de fe y de sentido común, se pusieron a consultar su futuro con los adivinos durante el intermedio de la función. ¡Incautos! Justamente estas actividades de lo oculto es lo que toca las puertas del inframundo, con la posibilidad de ser perturbado por él.

¿Podemos asomarnos al inframundo con nuestros ojos? En un principio no, por tratarse de una dimensión que no es la nuestra. Sólo por una especial permisión de Dios puede ocurrir. Así sucedió en las vidas de algunos santos. Santa Lucía, vidente de la Virgen de Fátima, cuando la Señora les mostró a ella, a Francisco y Jacinta, la realidad del infierno, así lo cuenta: "Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo... Los demonios podían distinguirse por su similitud aterradora y repugnante a miedosos animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas”.

Después de dos horas de divertido espectáculo, salí de la carpa del Circo de las Pesadillas, encendí el coche y regresé a la Catedral, donde vivo. Decidí no poner música durante la ruta y hacer un poco de oración. No tenía miedo, en absoluto. Solamente necesitaba serenidad y silencio en la presencia de Dios. Ahí estaban, a lo largo del camino, la prostitución, los abortistas, el narcotráfico, la trata, las drogas, el vicio. El inframundo -pensé- está más cerca de lo que creemos.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Pañuelos azules

"Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿cómo podremos decir a otros que no se maten?” (Santa Teresa de Calcuta)

Llegaron a Ciudad Juárez los pañuelos azules. Hombres y mujeres pueden llevarlos al cuello como mascada, adornando la bolsa de la camisa o del saco, atado en la muñeca, ajustado la cabeza, papaloteando en la antena del coche y hasta en el pescuezo de las mascotas. Lo importante es el mensaje social que transmite. Es un símbolo pro-vida que identifica a los ciudadanos que quieren vivir en una tierra donde la vida humana sea respetada.

Los pañuelos azules se empezaron a utilizar en Argentina como oposición a los pañuelos verdes que utilizan los militantes que reclaman el aborto libre, seguro y gratuito. En medio del debate nacional argentino, la organización Más Vida decidió tomar este símbolo para impulsar la causa a favor de la vida con el lema `Salvemos las dos vidas´.

El aborto mata. No sólo le quita la vida a un ser humano inocente que no se puede defender, sino que también, de alguna manera, mata a la madre al causarle una herida emocional, psicológica y espiritual de dimensiones muy hondas. Muchas mujeres dicen haber experimentado una muerte en vida después de que voluntariamente se sometieron a un legrado. Incluso hay quienes después de muchos años no pueden perdonarse a sí mismas, aunque Dios ya las haya perdonado. Por eso `Salvemos las dos vidas´ es el lema de esta campaña.

Los pañuelos azules están llegando a Ciudad Juárez porque soplan los primeros vientos de un vendaval que se anuncia con la llegada del nuevo gobierno federal, a partir de diciembre. El equipo que rodea al presidente electo de México está marcado por una tendencia fuertemente abortista, sobre todo por el impulso que Olga Sánchez Cordero -ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación- y Marcelo Ebrard -ex jefe de gobierno del Distrito Federal- dieron al aborto durante sus desempeños públicos, además de tantas personas de la izquierda política que promueven la agenda abortista.

Quienes anhelamos que en nuestro país se respeten los derechos humanos -la vida humana desde el vientre materno es el primero de ellos-, podemos agregar el uso del pañuelo azul a nuestra vida cotidiana. De esa manera expresaremos que estamos a favor de salvar la vida del niño por nacer y la de su madre. El Rosario Viviente, el próximo sábado 6 de octubre, será una ocasión especial para hacernos sentir como Pueblo de Dios y de la vida llevando nuestro pañuelo azul.

Creo que el pañuelo azul no se limita a la cuestión política. Es un signo de amor a la vida, de amor a todo ser humano que viene al mundo; es signo incluso de amor a quienes no piensan como nosotros y promueven el aborto, pues las vidas de estas personas, aunque piensan equivocadamente, son inmensamente amadas por Dios y valen tanto como las nuestras y las de los niños por nacer. Y desde una óptica cristiana lleva el color mariano -el azul- como signo de amor a la Virgen María que trajo al mundo a Aquel que ha venido a traernos vida en abundancia.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

El "11 de septiembre" de la Iglesia

La Iglesia está viviendo su 11 de septiembre propio. En esa fecha del año 2001, en Nueva York, perdieron la vida casi tres mil personas por el derrumbe de las torres. Pasaron 17 años y vino para la Iglesia el informe de Pensylvannia en el que reporta que número grande de almas fueron mortalmente heridas por sacerdotes en la Iglesia Católica. Monseñor Gänswein -secretario de Benedicto XVI- ha dicho que es como si todas las iglesias de Pensylvannia hubieran colapsado repentinamente, junto con la Basílica de la Inmaculada Concepción de Washington DC.

La inmensa mayoría de los sacerdotes -quiero creerlo así- entramos un día al Seminario deslumbrados por la persona de Jesucristo. “Tú eres el Mesías”, le dijimos sin titubear. Por eso estábamos ahí, dispuestos a entregar la vida por él. ¿Qué sucedió en el camino? Pudo ser que hayamos tenido la experiencia de Pedro. El apóstol, en el caminar con el Señor, se dio cuenta de que Jesús le invitaba a la renuncia al mundo, a la sobriedad y la castidad, al servicio generoso y al cultivo de las virtudes, al sacrificio y la entrega de la propia vida. Asustado, Pedro trató de disuadir a su Maestro.

“Apártate de mí, Satanás”, le dijo Jesús al que sería la cabeza de los apóstoles, reprimiéndolo. Seguramente el pescador de Galilea jamás olvidó aquella frase. Pedro creía que Jesús era otro tipo de Mesías. Lo confundió con un mesías político y militar, cuando en realidad Jesús venía como el Siervo sufriente de Yahvé. Venía a derrotar a sus enemigos con las armas de la obediencia, el sufrimiento y el servicio. Su dominio era desde la Cruz y no desde las victorias humanas. Cuando como sacerdote olvido la cruz y mis glorias pasan a ser las del mundo: competencia social, parroquias económicamente pudientes, fiestas y banquetes, carrera eclesiástica, puestos de poder en la diócesis... temo haber perdido el rumbo de mi ministerio y temo escuchar al Señor que me reprenda con aquella misma frase que Pedro nunca olvidó.

Mis glorias pueden llegar a ser las construcciones y las mejoras a los templos, la participación en los medios de comunicación social, el haber celebrado los matrimonios de la alta sociedad o la lucha por mejorar el progreso material de las comunidades. Si es así, entonces al final me esperará el cansancio, la incertidumbre, la desilusión, una vida de pecado y quizá la pérdida de la vocación. Escandalizada por la corrupción moral de algunos miembros de las altas jerarquías de la Iglesia, mi madre en estos días me preguntaba cómo era posible que Dios haya llamado a un obispo de tanta importancia como el de Washington y haya caído en tan abominables actos. Le respondí que Dios hace el llamado, pero que la vocación se puede perder, si no se cultiva o se descuida. Le sucedió a Judas y puede suceder a cualquiera que se duerma en el camino.

¿Cuál es la ruta para recuperarnos de este “11 de septiembre” que está haciendo tanto daño a la Iglesia? Sin duda necesita la Iglesia obispos fuertes, valientes, decididos a no tolerar la corrupción en sus diócesis, presbiterios y Seminarios. Sin embargo el trabajo lo hará principalmente el Espíritu de Dios. Hemos de ponernos de rodillas y pedir al Señor que venga a reparar la viña que su diestra plantó y que un día él hizo vigorosa con los testimonios de los santos. Nuestra actividad en la Iglesia debe quedar subordinada al cultivo de una fe profunda y a la búsqueda de la santidad personal y comunitaria, desde una visión de eternidad, viviendo no para nosotros mismos, sino para Aquél que murió y resucitó por nosotros.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Disparos contra el Santo Padre

Hace unos días, apenas concluía el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín, el papa Francisco sufrió un atentado moral. Carlo María Viganó, ex nuncio apostólico en Estados Unidos, en una carta-testimonio de once páginas, denunció al Santo Padre por haber encubierto las perversiones del cardenal McCarrick, quien fuera arzobispo de Washington. Pasados unos días, Viganó volvió a arrojar otro dardo contra al pontífice, esta vez sacando a luz una reunión privada que el papa habría tenido, durante su viaje a Estados Unidos, con una mujer activista anti-gay, y que a su tiempo no se hizo pública.

El ex nuncio Viganó tuvo buena puntería. Supo lanzar las acusaciones al papa en el momento preciso, justo al terminar el Encuentro de las Familias en Irlanda y después de que se hiciera público el informe de Pennsylvania, en el que se denunciaron a alrededor de 300 sacerdotes por abuso sexual en los últimos 70 años. Era el momento justo para provocar una perfecta tormenta mediática. El efecto fue una división en la Iglesia, principalmente en Estados Unidos, con clérigos y laicos a favor y en contra de Francisco, a quien Viganó pedía la renuncia como obispo de Roma. Y es que sectores muy conservadores de la Iglesia estadounidense tienen gran desprecio por nuestro papa actual y quieren verlo fuera del Vaticano, como es la agencia de católica de noticias Life Site News, que constantemente difama al papa.

En el arte de corregir al hermano que supuestamente ha fallado, Monseñor Viganó tomó un camino diverso al de Jesucristo. Se le olvidó que la corrección fraterna es el camino del cristiano para hacer una denuncia contra una persona de la comunidad. Hizo pública su carta y provocó una escisión gravísima en la Iglesia. “Si tu hermano peca, primero ve y corrígelo a solas”, dice el Señor. Si no te hace caso, entonces hazte acompañar de algunos de la comunidad para que hablen con la persona. Si ni así te hace caso, entonces díselo a la comunidad (Mt 18, 15-20). Este no fue el camino de Viganó para corregir al sucesor de Pedro. 

Con sus cartas acusadoras, el ex nuncio ha escandalizado a muchos en la Iglesia, incluyendo a los pequeños de fe sencilla. Ignoro si midió las consecuencias, pero con seguridad perturbó a muchísimas almas, tentándolas a abandonar su fe católica. Santo Tomás de Aquino enseña que el pecado de escándalo consiste en provocar la ruina espiritual de otras personas.

Los abusos sexuales de menores por algunos sacerdotes son, sin lugar a duda, actos mucho más abominables, perversos y escandalosos que las cartas del ex nuncio Carlo María Viganó, lo que exige al papa y a toda la Iglesia erradicar las causas de manera inmediata. Sin embargo, así como los sacerdotes abusadores dejaron entrar al diablo en sus corazones para hacer el daño que hicieron a sus víctimas, también me parece oler, entre los escritos de Viganó, el azufre del Tentador. Diablo significa ‘acusador’ o ‘calumniador’. Satanás es el nos acusa día y noche delante del trono de Dios, pero además es quien provoca divisiones en la Iglesia, el que nos hace entrar en guerra unos contra otros. ¿No ha sido este el efecto de las acusaciones del ex nuncio?

Los acusadores de Francisco quieren que el papa se defienda, que hable, que discuta y que diga lo que piensa. Quieren que siga la tormenta con gran estruendo en los medios para que, presionado, al fin abandone el papado. Sin embargo el Santo Padre ha tomado el camino más sabio y prudente en este momento, que es el camino del silencio. Lo dijo a los periodistas en en avión que lo traía desde Irlanda: “Lean ustedes atentamente el comunicado y hagan ustedes su propio juicio. Yo no diré una palabra sobre esto, creo que el comunicado habla por sí mismo y ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar sus conclusiones”. Y en su homilía del lunes 3 de septiembre expresó: “La verdad es suave, la verdad es silenciosa; con las personas que buscan solamente el escándalo, que buscan solamente la división, el único camino a seguir es el del silencio y la oración”.

El papado siempre será el blanco de ataque preferido de los dardos mortíferos del Engañador, porque sabe que una vez herido el pastor las ovejas se dispersan. Como muchas conferencias episcopales y movimientos laicales de todo el mundo han manifestado su adhesión al papa Francisco en medio de las acusaciones del ex nuncio, así nosotros le brindamos nuestro apoyo incondicional y, sobre todo, nuestra oración. Mientras que la Iglesia se mantenga firme en la fe de Pedro -roca visible de la unidad de la Iglesia- podremos navegar serenos en el mar tempestuoso de la historia. 

martes, 4 de septiembre de 2018

El Adversario de Dios

La vida del hombre es un duro combate espritual
En nuestros ambientes de Iglesia me asombra que muchas personas de las generaciones jóvenes, especialmente entre los millenials y la generación Z, estén a favor del aborto. El espíritu del mundo los ha convencido de que la mujer tiene derechos sobre su propio cuerpo, y que cada uno puede hacer de su vida lo que le dé la gana, sin someterse a Dios y a sus mandamientos.

Hoy aparece en el evangelio un hombre que tenía un espíritu impuro y que, a la presencia del Hijo de Dios, grita con fuerza: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Y Jesús lo increpó diciéndole: “Sal de ese hombre”, a lo que el demonio obedeció.

El diablo es habilísimo para ocultarse. Actúa disfrazándose de ángel de luz, y es muy astuto para proponer el mal bajo la apariencia de bien. Propone una felicidad ilusoria y soluciones que parecen benefactoras para la humanidad. Es interesante que la Biblia presente a Satanás como un enorme dragón (Apoc 12, 3), y que san Pedro advierta que se trata de un león rugiente que busca a quién devorar. Jesús también pide sensatez y temor ante quien puede arrojar el alma y el cuerpo al lugar de castigo (Mt 10, 28). Muchísimos cristianos, en cambio, hemos dejado de creer en su existencia o lo hemos reducido a una caricatura inofensiva, inventada por los curas para asustar a la gente. Si esto pensamos, nuestras almas están en grave peligro.

Una persona comprometida seriamente en su vida espiritual no tardará en descubrir la presencia del enemigo de Dios, que buscará todos los medios para apartarlo del camino del bien. Sólo veamos las vidas de los santos para darnos cuenta de la tremenda lucha que ellos tuvieron que emprender contra el tentador.

A veces la prensa nos deja estremecidos cuando nos presenta noticias de la crueldad inaudita que existe entre las bandas del narcotráfico. Con horror vemos la saña con la que se matan entre ellos. Los mueve algo que se llama odio. Odiar es una fuerza destructora que puede nacer y crecer en nuestros corazones. Si lo permitimos, llega a cobrar una fuerza destructora descomunal en las personas, las familias y las sociedades.

Satanás fue la primera criatura que engendró el odio. Fue el ángel rebelde que no se sometió al Creador con humildad, obediencia y respeto. No quiso depender de Dios y, al no poderlo eliminar, se opuso a Dios y por ello pretende destruir toda la obra divina en la historia. Si Dios es amor, según nos enseña san Juan, Satanás y sus ángeles son odio, odio contra Dios y contra la imagen de Dios, que es el hombre.

Es Satanás quien infunde el odio en muchos corazones. Muchos ateos, por ejemplo, lo que no soportan, en realidad, es tener que rendir culto, someterse y depender de Dios. Hacen de su vida un absoluto y es el adversario de Dios, sin que ellos se percaten, quien les comunica su odio.

Jesús vino a deshacer las obras del diablo, y fue Él quien dejó a su vicario, el papa, en la tierra. Las enseñanzas de los papas y la doctrina del Magisterio, tan llenas de sabiduría, son un medio que Dios nos ofrece para deshacer, nosotros también, las obras del diablo. Amemos a los papas, oremos por ellos y leamos sus enseñanzas. Con ellas saldremos de las tinieblas y podremos caminar en lo admirable de la luz divina.

Practicar yoga

Pregunta : La Yoga, ¿Va o no va en contra de la fe Católica? Hay quien dice que si es solo para ejercitarse, no hay problema. Respuesta : P...