martes, 26 de abril de 2022

Niños nacidos, en peligro


La codicia de la industria del aborto no tiene límites y la barbarie busca expandirse. Hace unas semanas comenzó a discutirse en California un proyecto de ley para legalizar el infanticidio. Es la ley AB 2223 que dice: “la persona no será sujeta de responsabilidad civil o penal, o privada de sus derechos, sobre la base de sus acciones u omisiones con respecto a su embarazo, o resultado real, potencial o presunto del embarazo, incluyendo aborto involuntario, muerte fetal, aborto, o la muerte perinatal”.

Muerte perinatal quiere decir que a los bebés se les podría matar una vez nacidos y el período podría extenderse, según algunos juristas, hasta los dos años de vida. El período perinatal no está bien definido. Algunos médicos lo señalan hasta la cuarta semana después del nacimiento, pero en algunos sitios de internet dicen que puede abarcar hasta las 18 o 24 semanas.

En respuesta a estas preocupaciones, la asambleísta Buffy Wicks, autora de la iniciativa de ley, habría aceptado modificar el proyecto de ley para especificar que sólo se aplica a las muertes perinatales derivadas de causas relacionadas con el embarazo.

Pero mientras tanto, la duda permanece en torno a esta propuesta de ley que sería monstruosa, pues intentaría ampliar los "derechos sexuales y reproductivos de la mujer" más allá del nacimiento de su hijo y permitirle que ella pudiera dar marcha atrás al proyecto de ser madre. Debemos esperar a ver cómo se desarrollan las cosas.

No se satisfacen las abortistas con haber logrado el "derecho" a asesinar a un bebé de nueve meses en el momento del parto –lo que se llama "aborto por nacimiento parcial"–, sino que ahora quieren que no se les criminalice por dejar morir de hambre o sed a un niño que no cumpla sus expectativas. Ellas piden el derecho a no ser madres después de haber dado a luz. Es realmente diabólico.

California es el estado económicamente más rico de los Estados Unidos y semillero de ideas progresistas. Ahí hacen nido las feministas socialistas, los partidarios más radicales de la ideología de género alentados por Disney, los adoradores de la izquierda de Hollywood, una pléyade de ateos y agnósticos en Silicon Valley, así como activistas ambientalistas. Es en el "Estado dorado" donde se intenta suprimir el pasado cristiano y manipular la historia, derribando las estatuas de san Junípero Serra, fundador de sus misiones, para constituirse lo que llaman "un santuario abortista".

Cuando la sociedad sólo mira su propio ombligo y no quiere quitarse las orejas del ratón Miguelito que le ha puesto Disney, entonces se queda dormida y empieza a planear su suicidio masivo. Crece la depravación. Cuando se cree que la vida espiritual es algo del pasado y la búsqueda de lo sagrado es medieval, ya nada importa, salvo las apetencias y caprichos –comida, bebida y diversión– y entonces se quiere eliminar a quien estorbe. Así se va la vida, solamente de fiesta en fiesta, de viaje en viaje, sin tiempo para horizontes más profundos y alegrías que perduran.

Dice el cardenal Robert Sarah: "Me sorprende el talento que ha desarrollado el hombre moderno para ensuciar lo que toca. Fíjese en el espacio: la belleza de las imágenes de los planetas y los astros es sobrecogedora. Cada cosa ocupa su lugar. El orden del universo rezuma paz. Fíjese en el mundo, las montañas, los ríos, los paisajes; todo rezuma una serena belleza. Fíjese en el rostro de un niño que ríe a carcajadas, en el rostro de un anciano arrugado por los años. Dios ha creado a su criatura con tanto amor que siempre emana de ella una impresión de nobleza y belleza. ¡Y ahora fíjese en lo que hace el mundo moderno!"

"La modernidad desfigura la belleza del Creador reflejada tanto en el rostro de los niños como en el de los moribundos. Ese reflejo le resulta tan insoportable que quiere deformarlo. Ese reflejo es un incesante reproche que no puede tolerar. Quiere envilecerlo". Si la ternura de un bebé en gestación resultaba incómoda para los partidarios de la muerte, ahora la belleza y la inocencia de un niño nacido se vuelve tan inaguantable que hay que destruirlo.

Parece increíble que los hombres y mujeres de nuestro tiempo, tan preocupados por sacarle el máximo provecho posible a los encantos de la vida, luchen por eliminarla. En el fondo se trata de odio a la vida, odio al amor, odio a la belleza. ¿De qué sirve tanta educación universitaria, tanto bienestar económico, tanto progreso material cuando nos estamos convirtiendo en seres cada vez más malvados y perversos? Decía el cardenal Sarah: "La cultura de la muerte es obra de una contracultura de muertos vivientes".

Estas iniciativas de ley no tardarán en tocar a las puertas de nuestras legislaciones. El espíritu humano puede llegar a niveles inauditos de deshumanización. Hemos de defender a los no nacidos y a los niños para que estas leyes criminales no se extiendan por el mundo. Y hemos de fortalecer nuestra Iglesia, que por hoy es el único reducto que nos queda para conservar la dignidad y vivir una vida auténticamente humana, la vida de los hijos de Dios.

martes, 19 de abril de 2022

Pascua y crisis mundial de fe


Hace unos días hice una pequeña encuesta en mi cuenta de Twitter en donde preguntaba cuál es el mayor problema de la Iglesia Católica. La inmensa mayoría respondió que no son los abusos sexuales ni el Sínodo de Alemania, sino la crisis de fe que se vive a nivel mundial. El papa Benedicto XVI señalaba que, en efecto, la crisis que tenemos en nuestra civilización una crisis de fe. La pérdida del sentido de Dios ha socavado los cimientos de toda civilización humana y abierto las puertas a la barbarie totalitaria, decía.

La tentación de la duda asecha a los cristianos de hoy. ¿En qué ha quedado la promesa de la venida del Señor? Vemos que el mundo va de mal en peor y que muchos dicen que no necesitan a Dios para ser felices. El enemigo se ensaña contra los cristianos y amenaza derribarlos de su fe. En este contexto no es fácil ser un católico coherente en el mundo. Profesar la fe en Cristo vivo es ir contracorriente con el riesgo de ser señalado, ridiculizado o discriminado; y mientras que nosotros proclamamos que Cristo murió y resucitó, el diablo grita que todo fue una mentira.

¿Cómo la Pascua puede revitalizar y afianzar nuestra fe católica? El padre –hoy cardenal– Raniero Cantalamessa en sus meditaciones del Viernes Santo, cita un texto del libro del Apocalipsis que fue como una gran inyección de fe para los cristianos del primer siglo y también puede ser para nosotros los cristianos del siglo XXI. Es un texto que escribió san Juan como comentario a la Pasión de Cristo. San Juan lo escribió en la isla de Patmos, donde había sido desterrado. Dice el texto:

"Uno de los Ancianos me dijo: «No llores: ha triunfado el León de la tribu de Judá, el Retoño de David, y él abrirá el libro y sus siete sellos». Entonces vi un Cordero que parecía haber sido inmolado: estaba de pie entre el trono". (Ap 5, 5-6)

"Ha triunfado", ha vencido el león de la tribu de Judá. Es el grito de la Iglesia a través de todos los siglos. Con el apelativo "león de la tribu de Judá" Jacob, en el libro del Génesis, hablaba del Mesías. San Juan estaba diciendo que el acontecimiento había llegado, después de muchos siglos de espera. Ya no era posible dar marcha atrás. A partir de ese momento la historia cambió su centro de gravedad y alcanzó su punto culminante. Con la muerte de Cristo se había cumplido la plenitud de los tiempos.

Por más que los poderes del mundo se dediquen a intentar borrar el cristianismo, estos poderes no pueden negar que no haya sucedido lo que sucedió: que Cristo murió y resucitó, que los hombres están redimidos, que la Iglesia fue establecida, que los sacramentos fueron instituidos, que el Reino de Dios quedó fundado. Todo ello gracias a que Cristo aceptó su muerte en obediencia total al Padre y por amor a los hombres.

Es cierto que el Viernes Santo, cuando murió el Señor, sucedieron fenómenos portentosos como un eclipse, y hubo muertos que resucitaron. Sin embargo luego la vida continuó en Jerusalén y los hombres continuaron comprando y vendiendo por toda la tierra. Aparentemente nada había cambiado... aparentemente. En realidad muchas cosas cambiaron con la muerte y resurrección de Cristo. Años más tarde la misma historia trasladó su punto central y su culminación en la vida de Jesús de Nazaret. Todo llegó a ser antes o después de Cristo.

El Apocalipsis se escribió para una Iglesia perseguida y necesitada de una gran inyección de fe. ¿Pero en qué época de la historia los católicos no hemos sido perseguidos? A veces aparecen persecuciones cruentas, otras veces más sutiles, pero siempre persecuciones. Hoy nuestra Iglesia necesita una gran descarga de fe. Muchos se desaniman cuando ven que aparecen divisiones dentro de la Iglesia, herejías, pactos con las costumbres morales del mundo y escándalos. La crisis de fe se ha hecho mundial y podemos tener la tentación de creer que el cristianismo ha sido una farsa, mentira.

La Iglesia del primer siglo tenía estas tentaciones y debía encontrar su amor primero; así nosotros los cristianos católicos del siglo XXI debemos seguir proclamando; "ha triunfado", "ha vencido". Esta es nuestra más íntima convicción. Es la visión que los cristianos tenemos del mundo, y que los hombres sin fe, por más eruditos que sean, ni siquiera sospechan de su existencia. Es como cuando celebramos la Eucaristía que, para los incrédulos, es un acto de culto como en cualquiera de las religiones. Pero sabemos que no es así. La Eucaristía es el lugar donde el tiempo parece detenerse para que se manifieste el Eterno, el Resucitado.

El Misterio Pascual de Cristo nos hace verlo todo bajo una luz nueva. San Juan estaba totalmente empapado de esta idea y la sigue transmitiendo a la Iglesia con toda su fuerza profética.

Cantalamessa nos enseña que cada vez que por la fe hacemos nuestras esas palabras de san Juan: "Ha vencido el león de la tribu de Judá", y las repetimos con convicción, Satanás se precipita como un rayo y tiembla el poder de las tinieblas. Son palabras que proclaman que todo ha sido redimido, incluso hasta el pecado y la misma muerte. ¿Cómo dudar de la presencia y el poder de Cristo resucitado? "Te aseguro que si crees, verás la gloria de Dios", le dijo Jesús a Marta mientras el cadáver de Lázaro yacía frío en su tumba. Lo mismo nos lo dice a nosotros.

Celebremos las fiestas de Pascua abrazando en nuestra alegría a todos que luchan contra el mal, a todos los que dudan o son incrédulos. Y mostremos al mundo que el Cordero muerto y resucitado –el león de la tribu de Judá– ha vencido y seguirá siendo el centro y el fin de la historia.

lunes, 11 de abril de 2022

Afianzar a los niños en su sexo


A Manuelito le gusta ponerse los tacones de su mamá. El niño tiene siete años y le llama la atención cómo ella se pinta las uñas y se maquilla. Él le pide que le enseñe a hacer lo mismo. La madre de Manuelito se queda desconcertada y no sabe cómo actuar. Ella tuvo dos hijos varones y siempre soñó con tener una niña. Su tentación es permitir a Manuelito que se maquille y se pinte las uñas obedeciendo al deseo de haber tenido una hija a quien enseñarle las conductas propias de las mujeres. ¿Qué debe hacer esta madre de familia?

Hace algunas décadas los varones y mujeres tenían muy bien definido su comportamiento, su manera de hablar y de vestir. Era impensable que un hombre llevara aretes o que usara maquillaje, y que una mujer dijera malas palabras y vistiera con pantalones de mezclilla rotos. La ideología de género enseñó que era necesario borrar la frontera entre los sexos, y que varones y mujeres podían adoptar conductas y formas del sexo contrario. Hoy cada vez son más frecuentes los adolescentes varones que se maquillan y adoptan conductas afeminadas, así como mujeres masculinizadas que visten y se comportan como hombres.

La creciente moda transgénero o transexual es hija de la conducta unisex de hace algunos años, y hoy ha adquirido tintes políticos. Se está adoctrinando a las nuevas generaciones para que emigren al sexo contrario a base de tratamientos hormonales y hasta cirugías, con los riesgos, desequilibrios y enfermedades mentales que pueda traer, y que ya explicamos en el artículo anterior. Muchos padres se quedan perplejos ante su niña que les dice que quiere ser hombre, y muchas veces no saben qué hacer. Otros insensatamente consienten que su hijo pueda convertirse en una persona del sexo contrario, si así él se siente cómodo.

¿Cómo afianzar a un hijo en su propio sexo? Ricardo Sada Fernández en su libro sobre educación sexual a niños, adolescentes y jóvenes, explica que un niño, entre los dos y tres años, sabe perfectamente cuál es su sexo. Se lo han revelado por la manera en que lo visten, le cortan el cabello y por el tipo de juguetes que le han proporcionado. Ha escuchado que los demás lo tratan con el pronombre "él" si es niño, o "ella" si es niña. Por eso la ideología de género busca modificar el lenguaje, introduciendo palabras como "todes" o "compañeres", –que además de destruir el idioma– crean conflictos de identidad en las nuevas generaciones.

Sin embargo, si los padres quieren procurarle salud mental a sus hijos y una personalidad equilibrada, es importante que los afiancen en su propio sexo. ¿Cómo lograrlo? Deberán de educarlos dándoles ejemplo en su manera de comportarse. Los niños aprenden a ser varones observando a su papá, y las niñas a su mamá. Si el padre muestra a su hijo características varoniles como la firmeza, el vigor, el emprendimiento, la conquista del espacio, el dominio y la capacidad para afrontar retos, el ser fuerte, justo, emprendedor, el sentido de conquista y aventura, sabrá preparar a su hijo a comportarse como hombre.


Una madre que quiera educar a su niña en la feminidad deberá transmitir para ella características como la intuición, la cercanía a las personas y a las situaciones; el conocimiento a través del corazón sintiendo lo que siente el otro; el ser cobijo para todos y dar calor de hogar a su familia. De esa manera su hija desarrollará virtudes como la ternura, la abnegación, la renuncia y el amor por su familia.

Tener ejemplos claros de masculinidad y feminidad hará que los niños se afiancen en su sexo, sintiéndose felices y seguros. Cada uno de los cónyuges deberá proyectar una imagen adecuada sobre la masculinidad y la feminidad.

Regresemos al caso de Manuelito. Afortunadamente la madre de este niño que siente curiosidad por hacer ciertas cosas de mujeres, ha sabido reaccionar adecuadamente, y sabe encauzar el comportamiento de su hijo para afianzarlo en su sexo. No lo regaña por la petición del niño de maquillarse como ella, sino que mejor lo invita a ponerse espuma de afeitar en su rostro para hacer un ensayo de lo que será su vida cuando se rasure, como su papá, o a vestirse varonilmente como su padre.

Los niños entre dos y seis años logran la identificación con su progenitor del mismo sexo. Por eso la ideología de género busca intervenir en la educación de los niños desde la etapa preescolar creando confusión en su identidad sexual. Los padres deben estar muy atentos a lo que ocurre en la escuela y oponerse con firmeza a cualquier iniciativa educativa que lleve a sus hijos a comportarse como el sexo que no son.

Los padres deben también cortarles el cabello varonilmente a sus niños, y femeninamente a sus niñas; han de procurarles juguetes a los niños como balones, herramientas, coches, espadas o máscaras de luchador; y a las niñas muñecas, casitas, accesorios para la cocinita, o para pintarse. Es importante que los niños tengan juegos varoniles con su papá con cierta brusquedad, y las niñas participen en actividades femeniles más delicadas con su mamá. Y que también los encaucen hacia su identificación sexual diciéndole, por ejemplo, la madre a su niño: "camina rápido como tu papá" o "cómete tus verduras como tu papá" o "ponte tus botas como tu papá". Y el padre a su niña: "cambia el vestido a tu muñeca como tu mamá" o "qué bonito te arreglaste tu cabello, como tu mamá".

Cuando en la familia falta el papá, es conveniente invitar a tíos, cuñados o algún varón cercano que conviva con el niño para ayudarle a su identificación con su mismo sexo. Si falta la madre, el proceso de identificación de una niña es más fácil ya que, por lo general, no faltan las abuelas y las tías que les facilitan el proceso.

Mientras la ideología de género avanza, no debemos permitir que los niños sufran la confusión de su identidad sexual. Hemos de facilitarles  la identificación con su sexo biológico para que, de esa manera, puedan crecer seguros, fuertes y felices.

miércoles, 6 de abril de 2022

Creciente moda "trans"


A la ideología de género no le gustan los estudios de las diferencias sexuales entre varones y mujeres. Para el lobby LGBTQ los varones y las mujeres nacen con género neutro, y cada persona puede elegir, a lo largo de su vida, el género con el que se sienta más cómodo. Existen numerosos estudios sobre las diferencias biológicas, físicas y psíquicas que las personas poseen desde su nacimiento y que son muy singulares en cada sexo. Estos estudios indican que, antes de lo que la cultura puede enseñarles a las personas sobre la manera de comportarse según su sexo, existen condiciones antropológicas propias del varón y la mujer que no dependen de la cultura.

A nivel físico existen diferencias en la constitución de las formas corporales masculina y femenina, así como en la distribución del vello y la grasa corporal; de los órganos genitales externos e internos, y de desarrollo mamario. Las diferencias biológicas entre sexos se distinguen por el tono de voz, la potencia muscular, la capacidad respiratoria, la resistencia al alcohol, la función reproductora y la secreción láctea de las mamas. En el plano psicológico cada sexo tiene una particular forma de sentir, de hacer las cosas y de ser. Los hombres somos más racionales, abstractos, impulsivos y resolutivos. La mujeres son más afectivas, comunicativas, concretas e intuitivas.

Si desde hace algunas décadas la ideología de género estaba obsesionada con homosexualizar a la sociedad, hoy su fijación está en transexualizar a los niños. Joanna Williams en su informe "El impacto corrosivo de la ideología transgénero" define al transgenderismo como "un movimiento ideológico que cuestiona los derechos basados en el sexo y propaga la idea de que el género de una persona no tiene relación con su anatomía".

Hace algunos años la mayor parte de las personas que tenían disforia de género –sentir que se tiene un alma masculina atrapada en un cuerpo femenino o viceversa– eran mayores de 50 años. Hoy estamos ante una explosión de casos de menores –sobre todo de chicas– que dicen que su psicología no corresponde a su sexo biológico. En Estados Unidos y Europa es como un contagio. Algunos psicoterapeutas como James Caspian –citado por Williams– dicen que los menores se plantean la posibilidad de una transición hacia el sexo contrario a causa del influjo de las redes sociales donde abundan los mensajes de cambio de sexo como una opción atractiva. Además los programas de educación sexual escolares son favorables a la transexualidad. 

La obsesión de los gobiernos y organizaciones liberales por transexualizar a los niños es una muy grave injusticia con efectos destructivos que pueden ser para toda la vida. Se les están proporcionando bloqueadores de la pubertad y tratamientos con hormonas del sexo contrario sin saber de sus efectos a largo plazo, lo que es una verdadera violencia a la identidad de la persona y un abuso sexual. Dice el refrán: "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda". Por más cirugías e tratamientos hormonales que reciba una persona, siempre sus cromosomas hablarán por sí mismos. Muchos de ellos, que han hecho el experimento de hacer la transición al sexo contrario, se han arrepentido, y son muchos los trastornos psíquicos que se desarrollan en los transgénero así como mayor es el índice de suicidios.

Los efectos sociales del transgenderismo han empezado a brotar. Uno de ellos es la destrucción del deporte femenil. Caso emblemático es el de William Thomas, nadador transgénero de la Universidad de Pensilvania, que se convirtió en Leah Thomas y que ahora está haciendo picadillo a todas las mujeres que compiten con él en la piscina. Lo curioso es que los liberales aplauden a la musculosa "Leah" mientras levanta triunfante su trofeo de primer lugar, en tanto que las otras esbeltas chicas subcampeonas deben conformarse con segundos y terceros lugares. Es una contradicción de la ideología de género que, por un lado, celebra a esta mujer "trans" por abrazar su auténtico yo, pero al hacerlo ignora el arduo trabajo y las oportunidades de las mujeres reales.

Algunos dirán que este lenguaje es de odio. Los católicos no podemos promover el odio a las personas que tienen disforia de género. Simplemente afirmamos que el transgenderismo o transexualismo es un gran engaño, que nadie puede cambiar de sexo –por más cirugías y tratamientos que se haga– y que quienes presentan la enfermedad psíquica de no identificarse con su sexo biológico deben ser tratados con psicoterapia para lograr esa identificación. Los católicos jamás hemos de tratar con desprecio a estas personas sino con caridad. Lo cierto es que nunca debemos enredarnos en la mentira de llamar pan al vino y vino al pan. La verdad nos hace libres.

Practicar yoga

Pregunta : La Yoga, ¿Va o no va en contra de la fe Católica? Hay quien dice que si es solo para ejercitarse, no hay problema. Respuesta : P...