lunes, 27 de julio de 2015

De vida o muerte

Un hijo a la fuerza

Hace poco escuché el testimonio de una mujer que me estremeció. Ella era madre soltera y lamentándose decía que reconocía haber sido muy injusta con sus hijos. Quiso tenerlos fuera del matrimonio y de esa manera les privó del privilegio de tener un padre. “Eso de que yo, como madre, tuve que hacer también el papel de padre –me dijo–, es absolutamente falso; nunca hice el rol de padre simplemente porque no soy varón, no represento la figura paterna; eso sí, tuve que trabajar el doble para sacar a mis hijos adelante”.

Hay mujeres que de los hombres nada quieren saber. Quizá por decepciones amorosas o por haber vivido la violencia masculina dentro del hogar tienen una mala percepción de los varones. Entonces deciden tener a su hijo fuera del matrimonio. Para ellas tener un hijo es un derecho. ¡Momento! ¿Tener un niño es un derecho? Absolutamente no. Las personas no son propiedad de nadie. Un hijo se recibe como un regalo que viene al mundo como fruto del amor de un padre y una madre.

Si pudiéramos hacer una encuesta a los bebés que se están gestando en el seno materno, estoy seguro que ninguno de ellos pediría ser criado con un padre ausente. Muchos niños hoy no pueden corretear con su papá, ni jugar béisbol con ellos o hacer un día de campo. Deben limitarse a jugar sólo con mamá porque papá se encuentra lejos, conviviendo con otra familia, o porque ha muerto. ¡Qué doloroso! Los niños necesitan padre y madre. No es solamente el deseo de los niños. Dios programó a la raza humana para que sus necesidades básicas fueran cubiertas por dos figuras estables, un hombre y una mujer. Y duele no tener papá.

Mujer, ¿quieres un hijo fuera del matrimonio? ¿Has pensado cómo te vas a embarazar? Si sabes un poco de biología te darás cuenta de que se necesita concurso de varón para lograr un embarazo. ¿Te vas a ligar a cualquier tipo durante una noche en que tu cuerpo sea fértil? Luego, ¿rechazarás casarte con ese hombre privándolo de su hijo, y al hijo le quitarás a su padre, sólo porque tú quieres un niño para ti? Quizá pienses en ir a un banco de esperma para inseminarte artificialmente con los espermatozoides de un anónimo. Sólo te dirán que se trata de un alemán, un cubano, un negro o un chino. Qué horror y qué injusticia para el niño. No te extrañe si un día tu hijo te reclama por haberlo traído al mundo como una mascota o un coche nuevo.

Muy diferente es la situación de muchas mujeres que quedaron embarazadas porque no dieron importancia a las consecuencias de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. O la situación de las mujeres que quedaron viudas y debieron criar solas a sus hijos. O la de aquellas cuyos maridos las abandonaron, o las que tuvieron que escapar de esposos violentos y abusivos que eran tóxicos para los niños. Puede ser que mujeres solteras adoptaron niños para darles el hogar que ellos nunca tuvieron. En todos estos casos, las mujeres trataron de sacar adelante esas situaciones que ellas no provocaron. Mi respeto y oración para todas ellas. Pero eso de embarazarse deliberadamente sólo por querer tener un hijo es una ofensa grave que lastima a toda la sociedad.

viernes, 24 de julio de 2015

Y entró lo demoníaco

En la confusión moral que vive el mundo, muchas personas se preguntan por qué hoy al bien se le llama mal, y al mal, bien. ¿Por qué lo que antes era abominable, hoy se ve como saludable y como un derecho? Algunos se preguntan dónde quedó el respeto a las leyes divinas, y la mayoría ya ni siquiera se pregunta si existen esas leyes. El concepto de pecado quedó atrás y hoy se propaga la idea de que el bien y el mal dependen de cada persona. Se trata de nueva visión del mundo que se extiende rápidamente. Es un Nuevo Orden Mundial (NOM) que busca imponerse en el mundo.

El NOM se trata de un plan de dimensión universal que pretende desmantelar la percepción cristiana del mundo para reemplazarla por una nueva visión del hombre, de la sociedad y de la vida. El proyecto está en marcha desde hace años por las élites políticas y económicas del mundo, que a la sombra de la ONU tienen como primer blanco desbaratar el concepto del hombre y de la familia; luego será el concepto de patria.

Para entender mejor el desorden moral que vivimos en el siglo XXI, retrocedamos un poco hasta la mitad del siglo XVIII en Europa. Ahí se encuentra el inicio del declive. En aquella época Mozart y Bach eran los gigantes de la música; Velázquez y Rembrandt en la pintura; Leibnitz y Newton en la ciencia; Neumann y Lorenzo Bernini en la arquitectura. Eran años gloriosos. Algunos observadores de la historia afirman que aquella época fue la culminación de la cultura cristiana. El mundo giraba en torno a Dios.

Después el mundo occidental comenzó a declinar. Hacia finales de aquel siglo XVIII, la cultura cristiana cuyo eje era Dios empezó a convulsionar. ¿Qué sucedió? En el año 1789 se desencadenó la Revolución francesa con el grito de “libertad, igualdad, fraternidad”. Fue un viraje histórico de proporciones incalculables. Aquella revolución fue producto de un desastre que ocurrió antes en el corazón del hombre. El Dios personal de los cristianos dejaba de ser el eje del mundo para ser reemplazado por el mismo hombre que quería ocupar el trono de Dios.

En 1725 se fundó la primera logia masónica de Francia, obediente a la Gran Logia de Inglaterra, en la que entraron a formar parte los principales ideólogos anticlericales de la Revolución Francesa como Diderot y Voltaire. Años después de que la revolución estalló, habían muerto en ese genocidio alrededor de 120 mil personas, la mayoría católica. Desde aquellos años se inició una rigurosa negación de Dios y una lucha contra Él. Lo demoníaco entró en la civilización occidental y hoy estamos viviendo las nefastas consecuencias de lo que inició hace un poco más de 250 años.

Si echamos una mirada al mundo del arte entenderemos mejor el oscurecimiento del hombre y de nuestro mundo. ¿Qué es el arte si no la expresión del espíritu del hombre? Hace años visité una exposición de pintura moderna en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Observé pinturas hechas con trazos al garete, pinceladas sin ton ni son, formas anárquicas que, lejos de provocar una sensación de orden y armonía, eran testimonio de caos. Salí con una sensación de malestar. El arte incoherente de hoy no es sino la expresión de la confusión que hay en el corazón del hombre y de la sociedad.

El hombre se ha vuelto autónomo de Dios y ese es el meollo del problema. Dirá Hans Graf Huyn: “Se echa a perder la relación del hombre con Dios. Más que en parte alguna, esto se puede ver en los nuevos temas a los que en el campo del arte se dedica la fuerza creativa, una fuerza que antes iba destinada a los templos, la Iglesia o a las imágenes sagradas. Los nuevos dioses del hombre son la naturaleza, el arte o la Máquina; o bien el Todo, el Caos y aun la Nada”. Cuando Dios desaparece de la vida de los hombres, éstos buscarán reemplazarlo con los ídolos.

Dos amores construyeron dos ciudades –enseña san Agustín–; el amor del hombre a sí mismo hasta despreciar a Dios edificó Babilonia, la ciudad del demonio. El amor a Dios hasta el desprecio de uno mismo construyó la Jerusalén, la ciudad de Dios. Conocer las raíces de la crisis actual del mundo nos ayuda a comprenderlo un poco mejor, pero también a tomar la decisión de trabajar incansablemente para que en nuestras familias y ambientes se levante la ciudad de Dios.

domingo, 19 de julio de 2015

De vida o muerte

Dos amigos

En dos meses se presentaron en el juicio divino dos amigos míos bastante exitosos en sus campos de trabajo. El primero fue Carlos Márquez, sacerdote párroco y vicario de pastoral de nuestra diócesis. El segundo fue Fernando Calzada, publicista, mercadólogo, músico y genio creativo. Buenos amigos míos fueron los dos. El primero partió en mayo, el otro en julio. Pude ver sus cuerpos en sus ataúdes. Los dos murieron repentinamente de ataque al corazón, dejando a cientos de personas conmocionadas.

Por muchos motivos siempre admiré a Carlos y a Fernando, uno de ellos fue su carisma personal. Por una facilidad especial que tenían para ganarse a la gente, eran personas de muchos amigos, siempre alegría de las reuniones. Se pasaba bien el tiempo con uno y con otro.

Carlos Márquez y Fernando Calzada nunca ambicionaron ser exitosos. Ellos sólo hicieron apasionadamente lo que hicieron y eso que llamamos ‘éxito’, les vino automático. Afirma Fabrice Hadjadj que existen motivos para no ambicionar el éxito. “El escritor debería temer al best-seller como a la peste; el ejecutivo palidecer al ver triplicarse su cifra de negocios; el cura rezar para no sucumbir a la tentación del episcopado. Entablaríamos pleitos no por difamación, sino por elogio excesivo. Envidiaríamos a los moribundos como más vivos que los demás, puesto que están casi a punto de abocar a la fuente. En cuanto a los que viven bien, nos darían miedo y quizá organizaríamos para ellos cuidados paliativos”. Hincharnos de satisfacción por lo que hacemos en este mundo nos podría llenar el corazón de todo, menos de Aquel que lo es todo.


¿Debemos entonces buscar el fracaso en todas las cosas? Absolutamente no. Lo importante es percatarnos de que mientras el mundo pasa, hay Alguien que no se muda. Si sólo llenamos la vida de placeres y éxitos mundanos, llegaremos a la muerte con el corazón temblando de pánico.
La partida inesperada de Carlos Márquez, Fernando Calzada y todo ser querido que se marcha de nuestro lado es una llamada de la misericordia para no dejarnos adormecer en la frivolidad ni en los éxitos de este mundo. Me queda el consuelo de que ellos eran hombres de fe y de buenas obras. El vacío que dejan nuestros amigos que se van es también una riqueza para los que nos quedamos. Nos hacen buscar, con un corazón más puro, la perla preciosa del Reino que salva.

viernes, 17 de julio de 2015

El fracaso del Chapo

La impunidad es un agujero que lleva a una sociedad hacia el abismo
La fuga del Chapo Guzmán, por segunda ocasión, de un penal de altísima seguridad, nos descubre nuevamente la desgracia de vivir en el país más impune del mundo. ¡Oh, qué miserables somos los mexicanos! Quizá seamos uno de los países que, por sus altos grados de corrupción, envíen más gente al infierno después de la muerte, aunque la mayoría se confiese creyente. “La ausencia de castigo –dice Hadjadj– es el peor de los castigos: nos deja sin corrección, corrompiéndonos en el mal”.

Según los resultados, con una puntuación de 0 a 100, los países con índices más altos de impunidad son Filipinas con una calificación de 8.0 puntos; México ocupa un infame segundo lugar, evaluado con 75.7; Colombia tiene el tercer lugar con 75.6, Turquía el cuarto con 68.7 y Rusia el quinto con 67.3 puntos.

Es lamentable la fuga del Chapo por el Chapo mismo. Su escape lo está conduciendo al fracaso total de su vida. En el silencio de su celda, Joaquín Guzmán tenía la oportunidad de meditar sobre su historia y de pedir perdón a Dios por los males cometidos. Es cierto que debe dar vértigo mirar la propia vida y revisar páginas y páginas de crímenes, sangre y delitos abominables. Pero esa era la gran oportunidad para el Chapo. Dios lo estaba llamando a recapacitar través del silencio de su celda. El Chapo jamás hallará a Dios en el fuego ni en el huracán del mundo criminal, pero en una humilde celda bien podría haber percibido la suave brisa del Horeb. Sin embargo decidió escapar para corromperse más.

¿Será tan horrible estar en la cárcel para un delincuente como el Chapo? Le dolió más poner la verdad de su vida en la presencia de Dios que fugarse hacia su perdición. “Los hombres que tienen éxito de esa manera, querido amigo mío –dijo Sócrates– se encuentran poco más o menos en el mismo estado que un hombre que, corroído por las más graves enfermedades, consiguiera no ser castigado por los males de su cuerpo, no hacerse sangrar por los médicos, porque, puerilmente, tuviera miedo de sufrir una incisión o cauterización, bajo pretexto de que tales cosas son dolorosas”.

La fuga del Chapo es un triunfo para los corruptos y un fracaso de humanidad. Cuentan que Polos era un orador en la antigua Grecia y un día hablaba de Arquelao, rey de Macedonia, como el modelo de un hombre de éxito. El éxito de Arquelao eran sus intrigas sangrientas que lo hicieron ascender desde la esclavitud hasta el trono. Pero Sócrates no veía a Arquelao con los mismos ojos que Polos. Por eso le respondió diciendo que Arquelao era el más desgraciado de los hombres, porque era un criminal tranquilo e impune. Así, la impunidad en México nos hace ser un pueblo desventurado en el que muchos se animan a delinquir porque saben que no les harán nada, o que pueden escapar de la justicia a cambio de dinero.

En cambio aquellos que no quieren nada con la corrupción, los que tratan de vivir una vida honesta de cara a la verdad y ganar el pan con honradez y sudor, son unos fracasados en un país como el nuestro. Son como aquel médico del que hablaba Platón, acusado por un confitero ante un tribunal de niños: “¡Niños, éste es el hombre que los hace sufrir a ustedes, que los hiere, que los ahoga, que los obliga a beber brebajes amargos! ¡Y no como yo, que les ofrezco montones de cosas buenas y agradables!”. No aceptar sobornos y rechazar prebendas en México es de gente tonta, incluso es exponerse a ser acusado de aguafiestas o del malo de la película.

El Chapo Guzmán y todos los corruptos que lo dejaron salir de la cárcel, así como toda la gente involucrada en el mundo del mal, tendrán que enfrentar la muerte, tarde o temprano. Ésta será su última oportunidad para sentir la necesidad de agua viva. Pero si ellos continúan huyendo del castigo que les corresponde, podrían dormirse por tiempo indefinido en la mezquindad y en la soberbia. Sólo ante el silencio y frente a la miseria de su nada podrían emprender el camino hacia una vida verdaderamente humana.

viernes, 10 de julio de 2015

Maurice y la masonería

Maurice llegó acompañado de Claude su esposa al santuario de Nuestra Señora de Lourdes. Él pertenecía a la masonería y era la primera vez que entraba en aquel recinto. Llegaron a la gruta de las apariciones. Se celebraba una misa. Aquel hombre recordaba que como parte de su obligada vida social, sólo en pocas ocasiones y siempre distraídamente, había asistido a la Eucaristía.

Maurice pasaba por una crisis personal. Había perdido su trabajo y su mujer estaba gravemente enferma de cáncer. Por eso aquella mañana puso atención a la Palabra de Dios. Escuchó “Pidan y recibirán, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. La frase la había escuchado en uno de los ritos masónicos. Había considerado a Jesucristo sólo como un gran sabio, pero jamás como Dios. De pronto escuchó una voz interior: “Tú pides la curación de Claude, pero ¿qué ofreces tú?”

Aquella voz lo dejó conturbado y pudo recuperar la concentración cuando el sacerdote elevó la hostia en la consagración. Por primera vez Maurice reconoció que Jesús estaba bajo las apariencias del pan y del vino. En vano había buscado la luz a través de múltiples ritos de iniciación de la sociedad secreta a la que pertenecía. De pronto tenía la certeza de que en aquel humilde trozo de pan estaba la luz del mundo.

Durante más de 40 años había sido un ateo comecuras que acusaba a la civilización judeocristiana de haber inculcado al hombre horribles complejos de culpa. Y ahora, como un relámpago, estaba allí, en el lugar donde la Madre de Dios se apareció a una humilde muchacha analfabeta en 1858, ofreciéndole su vida a Jesús.

Como masón avanzado del Gran Oriente de Francia, Maurice Caillet recibió instrucción de que no existen verdades absolutas ni dogmas inmutables. Se jactaba de ser un librepensador, y así rechazaba toda moral y concepto de pecado. Era médico y durante su carrera había practicado cientos de abortos y esterilizaciones. El bien y el mal eran cuestión de opinión de la mayoría. Estaba convencido de que la masonería era la religión del hombre y que sería, algún día, la religión universal.

Aspiraba Maurice a la perfección, sin duda. Para eso había entrado en las logias. Trataba de desarrollar todo su potencial humano sin la ayuda de Dios. Bastaba su esfuerzo personal acompañado de la ayuda de sus ‘hermanos’, la formación en sus reuniones y, sobre todo, en la acción de los ritos masónicos, que eran para él casi como un sacramento. Aspiraba, como miembro de la masonería, a la implantación de un nuevo orden mundial que abanderara el aborto, la eutanasia, los matrimonios homosexuales, el adoctrinamiento político en las escuelas, el control demográfico de la natalidad y los ataques a la enseñanza religiosa. Por eso también militaba en el Partido Socialista Francés.

Allí en la gruta de Lourdes, Maurice empezó a recordar sus errores. Se sentía impaciente por conocer mejor a Jesús, al que había perseguido, sin saberlo, oponiéndose a la sabiduría de la Iglesia Católica, promoviendo la cultura de la muerte bajo un falso concepto de libertad. Ahora tenía un gran deseo de unirse a Jesús a través del bautismo, el cual recibió durante una Vigilia Pascual.

Le sucedió algo muy extraño. Acostumbraba por las noches tener un vaso de agua mineral, en la mesa de noche, para calmar la sed. El agua siempre había estado pura. Pero luego de su conversión, al despertar, el agua estaba turbia, repugnante, con un olor pestilente, corrompida como el agua de un charco. Sustituyó el agua mineral por agua del grifo y el fenómeno se repitió. Después hizo un experimento. Colocó tres vasos, uno con agua mineral, otro con agua del grifo y el tercero con agua mineral con una gota de agua bendita. A la mañana siguiente, el agua de los dos primeros vasos estaba corrompida, mientras que la del tercer vaso se conservaba pura. Eso sucedió durante varios días.

Durante dos ocasiones lo despertaron risas sarcásticas junto a sus oídos y la visión de formas negras, lúgubres, tenebrosas, cambiantes como las llamas de una hoguera. Los escalofríos y el horror la helaban el cuerpo entero. Sólo aquellos fenómenos desaparecían cuando invocaba el auxilio de la Virgen, con la fuerza del avemaría.

El año 2015 ha sido clave para el avance del Nuevo Orden Mundial bajo el poder oculto de las fuerzas masónicas. Ellas están logrando cambiar el concepto del matrimonio y de la familia y se han empeñado en legalizar el aborto en todo el mundo. Será cuestión de que los hombres decidan si están con Cristo o con el anticristo.

Maurice Caillet nació en Burdeos (Francia) en 1933 de padres agnósticos, que no le bautizaron. Ejerció la medicina, practicó abortos y esterilizaciones. Ateo por convicción y miembro del Partido Socialista Francés, ingresó en la Masonería en la que militó durante 15 años de su vida. En 2008 escribió su libro "Yo fui masón" de Libros Libres, de cuyas páginas algunas anécdotas se describen en este artículo.

sábado, 4 de julio de 2015

Razones para apoyar el matrimonio

“El triángulo evidente que conforman el padre, la madre y el hijo, no puede ser destruido; sólo se pueden destruir a las civilizaciones que lo desconocen”. (G. K. Chesterton)

Después de leer algunos artículos de personas que aplauden la decisión de las Cortes Supremas de Justicia de México y Estados Unidos de cambiar el concepto de matrimonio, me queda claro de que a los católicos fieles al Magisterio de la Iglesia nos acusan de no aportar razones suficientes para defender nuestra postura. Estamos convencidos de que la Corte se ha equivocado y ha cometido un error que tendrá consecuencias sociales muy graves en los tiempos venideros. Estas son siete razones que proporciona ‘Enfoque a la Familia’ del equívoco de nuestros magistrados. Me permito traducir libremente y añadir mis comentarios.

1. El matrimonio reúne las dos mitades de la humanidad –femenino y masculino– para formar una familia. El hombre y la mujer no agotan, cada uno, al ser humano. Ambos son las dos mitades de la humanidad completa. Su complemento es natural –espiritualmente, emocionalmente, psicológicamente y físicamente– y el matrimonio une las dos partes de la humanidad para ser ‘una sola carne’, una sola humanidad.

2. El matrimonio, más que un contrato para vivir juntos, es la fórmula que hace que mamá y papá, juntos, críen a los hijos. Los niños que crecen con sus padres biológicos casados –papá y mamá– se desempeñan mejor en muchas áreas de su vida: educación, salud, economía y desarrollo emocional. Muchísima investigación científica lo confirma. El padre y la madre no son intercambiables; nadie puede decir ‘mi ex mamá’ ni ‘mi ex papá’, así como tampoco ‘mi ex hijo’. Los niños tienen derecho a tener ambos.

3. El costo social de jugar con el matrimonio ha sido muy grande. La desconstrucción y el desmantelamiento del matrimonio a través del divorcio exprés y por cualquier motivo, a través de la unión libre y la ausencia de los padres, ha causado un daño enorme a las personas, familias y a la sociedad en general. Hacer experimentos con el matrimonio nunca ha tenido buenas secuelas.

4. El matrimonio es mucho más que sentimientos románticos o beneficios legales: tiene que ver con los hijos. El matrimonio une a un marido y a una mujer, así como también a los hijos. El matrimonio mantiene con el niño a la pareja que lo trajo al mundo. Aunque no todos los matrimonios tienen hijos, cada niño tiene un padre y una madre. El ideal de la sociedad debe ser ofrecer al matrimonio todas las facilidades para asegurar que los niños crezcan con su padre y su madre. ¿Recuerda usted alguna campaña publicitaria para fortalecer el matrimonio y la familia natural?... Yo tampoco.

5. Los niños que viven con su padre y su madre casados, son mucho menos propensos a vivir en la pobreza. El matrimonio es un asunto de justicia social; la mejor manera de eliminar la pobreza es luchar para fortalecer el matrimonio entre un hombre y una mujer. El mismo presidente Barack Obama dijo en su discurso del día del padre en el año 2008: “Conocemos las estadísticas de que los niños que crecen sin uno de sus padres: son cinco veces más propensos a vivir en la pobreza y a cometer delitos; nueve veces más a desertar de las escuelas y 20 veces más a ir a la cárcel”. ¿Quién ganará entonces al destruir el ambiente natural de la familia?

6. Con la redefinición del matrimonio se afectará la libertad, incluyendo la libertad religiosa y la libertad de expresión. Cuando el gobierno cambia una ley, hace todo su esfuerzo por hacerla cumplir. Así que la redefinición del matrimonio traerá una disminución de los derechos de libertad de expresión y de vivir según las propias convicciones religiosas. El gobierno hará todo lo posible para callar a las voces disidentes y hacer que todos aceptemos sus proyectos de ingeniería social.

7. Redefinir el matrimonio impactará todos los aspectos de la vida de la sociedad, incluyendo los mensajes en los medios de comunicación. La televisión, el cine, la radio, la prensa, las caricaturas, revistas y la publicidad promoverán y glorificarán aún más la homosexualidad. A partir de ahora los niños, jóvenes y adolescentes quedarán expuestos a ver mucho más de lo que hasta hoy han visto.

Nuestros cuerpos sufrientes

A medida en que pasan los años nos vamos haciendo personas más vulnerables en nuestra dimensión física. Aparecen nuevas dolencias, se manifi...