martes, 24 de septiembre de 2019

Nuestra unión con Dios también es física

Erick es una persona que vivió durante mucho tiempo una vida disoluta. Marcado por un odio de largos años contra su padre, perdió su capacidad de dormir. Padeció insomnio crónico durante más de diez años, llegando a descansar solamente un par de horas durante las noches. Hubo noches que nunca concilió en sueño, y hasta llegó a permanecer en vela durante cuatro días seguidos, con sus noches.

Cuando Erick fue tocado por la gracia de Jesucristo e inició su conversión mediante un proceso de reconciliación e integración con la Iglesia, hizo una confesión general de su vida con el sacerdote, recibió la absolución y tras un camino de meses, logró perdonar a su padre ante quien se pudo desahogar y abrazar. Hoy Erick duerme entre siete y ocho horas por las noches, y ha dejado las pastillas para dormir que antes tomaba. Además participa en parroquia en un grupo de oración, formación y espiritualidad cristiana.

La unión del hombre con Dios es no sólo espiritual sino también física. Cuando una persona se une al Señor Jesús resiente los efectos benéficos en su cuerpo. Los seres humanos somos una unidad física y espiritual donde un componente afecta positiva o negativamente al otro. La paz interior y la liberación de la conciencia del pecado nos hacen cambiar nuestro semblante y hasta enfermedades o trastornos desaparecen más fácilmente.

Esto ocurre porque somos morada de la Santísima Trinidad. Dios viene a habitar en nosotros. "Mira que estoy a la puerta y llamo –dice el Señor–; si alguno escucha mi voz y abra la puerta, entraré a cenar con él y él conmigo" (Ap 3,20). Cuando abrimos el alma a Dios, los efectos físicos pronto se hacen sentir. Se trata de un fenómeno espiritual donde el corazón unido al Señor provoca una manifestación de alegría tranquila y serena, un dinamismo de amor que transforma a la persona, haciéndola transparencia de la luz divina.

En la vida de los santos han ocurrido fenómenos que evidencian físicamente la unión del alma con Dios. San Francisco de Sales, a semejanza de Moisés cuando bajaba del Sinaí, se presentó muchas veces a los ojos de los demás con la cara en una irradiación luminosa mientras celebraba la Misa. Su sobrino Carlos Augusto de Sales escribió que durante los domingos que siguieron a la solemnidad de la Pascua, el santo obispo ,desde el púlpito, fue visto por todos los fieles completamente resplandeciente y rodeado de una luz tan grande y viva que apenas podía ser distinguido de ella. Parecía todo él convertirse en luz.

Me decía una persona recién integrada en una comunidad de espiritualidad católica que, después de las reuniones con sus hermanos de fe, regresaba a su casa con ganas inmensas de llorar. Había encontrado a Dios en el grupo y ello le provocaba una emoción hasta llegar a las lágrimas. El llanto espiritual es una gracia divina. Así también san Pablo se emocionaba cuando, en medio de sufrimientos y persecuciones, descubría esta transformación de las personas tocadas por Cristo. Por eso afirmaba: "Nosotros reflejamos como en un espejo la gloria del Señor y venimos transformados, de gloria en gloria, en su misma imagen” (2Cor 3,18).

Abrir la puerta del alma a Jesús no significa que las enfermedades desaparecerán o que la vida estará exenta de sufrimientos físicos. También Jesús comparte la cruz a sus discípulos. El apóstol de los gentiles decía que "Mientras estamos en esta tienda de campaña, gemimos angustiosamente, porque no queremos ser desvestidos, sino revestirnos, a fin de que lo que es mortal sea absorbido por la vida" (2Cor 5,4). Así muchos enfermos que llevan su cruz con amor unidos a Jesús reflejan una paz serena y una sonrisa en el rostro que tiene su origen en la unión por la gracia con Él.

Purificar la vida de rencores, odios, vicios y pecados es una liberación que Dios concede a quienes se abren a Él. Este desprendimiento hace al hombre libre y le trae la alegría por haber encontrado el tesoro del Reino de Dios escondido en el campo. Si permanecemos apegados a los pactos con el mal no podremos estar radiantes. Si somos libres, hallaremos la auténtica alegría y los demás, quizá, podrán notar un resplandor diferente en nuestro rostro.

sábado, 21 de septiembre de 2019

AMLO masón

Durante la ceremonia del Grito de Independencia el presidente López Obrador, entre sus 20 vivas, dijo una que levantó polvareda: "¡viva la gran fraternidad universal!". Quienes conocemos un poco de historia sabemos que la gran fraternidad universal es una de las máximas de la masonería, esa sociedad secreta que existe desde el siglo XVIII. Después de la ceremonia en Palacio Nacional, muchos que conocen la presencia de la masonería en la política, y que no comulgan con ella, se sintieron indignados porque el presidente indujo al pueblo a corear "¡Viva!". Fue como si el pueblo dijera también "viva la masonería".

Imagínese usted si el presidente hubiera incluido en uno de sus gritos "Viva la Virgen de Guadalupe", tal como lo hizo Miguel Hidalgo y Costilla en el original grito de Independencia de 1810, y el pueblo hubiera coreado "Viva", habría ardido Troya. Se habría levantado un tsunami de protestas por la violación al Estado laico: masones, agnósticos y ateos se habrían desgarrado las vestiduras y el Benemérito hubiera dado saltos de indignación en su cripta. Sin embargo en este caso los indignados fueron quienes conocen lo que es la masonería y se oponen a ella.

La masonería es una sociedad secreta que se fundó en Inglaterra con la misión de construir un gran templo al Gran Arquitecto del Universo –con ese nombre llaman a Dios– y ese templo es toda la humanidad. El Arquitecto del Universo no se identifica con el Dios de los cristianos, sino que es un Dios que no tiene rostro y que no tiene injerencia en la vida de los hombres. La masonería que surgió en Francia, años más tarde, se introdujo más en el mundo de la política para realizar socialmente los ideales de la Revolución Francesa: liberté, égalité, fraternité. Aunque en sus inicios se identificó con el liberalismo, hoy la masonería está más inclinada hacia el socialismo.

Los masones están empeñados por instaurar la secularización total de la sociedad. Su característica fundamental es el relativismo: para el masón no hay nada absoluto, ni verdades absolutas, por lo que rechaza los dogmas de la Iglesia, la moralidad objetiva y hasta la misma naturaleza humana. Su método es el libre pensamiento, es decir, la libre discusión de los problemas con tal de que se respete la decisión de la mayoría. La masonería rechaza la moral cristiana y promueve una moral civil. Además llama "intolerantes" a quienes quieren vivir su fe religiosa. Hoy los masones, entre muchas cosas, promueven el aborto, la eutanasia, los matrimonios igualitarios, la agenda LGBT, los ataques a la enseñanza religiosa, el control de la natalidad en el mundo y la manipulación genética.

La Iglesia ha enseñado, en varias ocasiones a través de documentos, que la masonería y la fe católica son incompatibles. Son agua y aceite, y que no se puede pertenecer a la masonería cuando se es católico. Juan Pablo II dijo en 1983 a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe que los católicos que se hagan miembros de la masonería están en pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión.

¿A quién le extraña que nuestro presidente y su corte sean masones? A nadie. En México la masonería ha estado infiltrada durante siglos en todos los niveles de gobierno y en todos los partidos políticos, incluso entre las filas de la derecha. Nuestros presidentes, en su mayoría, han sido masones. Si el "viva la gran fraternidad universal" causó tanta indignación fue porque nadie lo había dicho tan descaradamente, y menos en el protocolo de la ceremonia de la noche del 15 de septiembre.

De esta experiencia que se vivió en Palacio Nacional y que tanto ha dado de qué hablar podemos sacar cuatro lecciones.

Primero, los católicos tenemos el deber de orar frecuentemente por nuestro presidente y por los políticos, sean católicos, masones, ateos o incluso perseguidores de la Iglesia. Su autoridad les viene de Dios y es para servicio y bien del pueblo de México. No porque López Obrador pertenezca a la masonería debemos descalificarlo automáticamente. Su proyecto y su gobierno tienen cosas positivas que hemos de discernir y que debemos apoyar. El pueblo lo eligió de manera legítima y por ello debe tener nuestra colaboración en todo lo que haga más digna la vida de los mexicanos.

Segundo, como católicos no podemos comulgar con iniciativas del proyecto presidencial o de partidos que promuevan la cultura de la muerte en México como es el aborto legal, la eutanasia, la agenda LGBT, el matrimonio entre personas del mismo sexo o la despenalización del consumo de drogas, iniciativas que son parte del proyecto masónico en el mundo.

Tercero, hemos de evangelizar y tener una formación permanente en la fe católica. Muchos católicos, sin pertenecer a la masonería, asumen el proyecto masónico por ignorancia y así contribuyen a destruir el orden social basado en la dignidad de la persona humana, la familia natural, el respeto a la vida y el derecho de los padres a la educación de sus hijos. Son católicos que no suelen participar en la vida de la Iglesia y se han convertido en nuevos paganos, según expresión de Benedicto XVI. A ellos ha de llegar nuestro esfuerzo evangelizador para que regresen a casa.

Cuarto, la Iglesia debe acompañar de cerca a los políticos católicos. Son estos quienes pueden tener influencia en las cámaras y hacer que se promuevan leyes respetuosas de la ley natural para edificar el orden social. Si la masonería ha conquistado a tantas personas dentro de las instituciones de gobierno es porque a los católicos nos ha faltado astucia y valor para proponer la Buena Nueva. Así que tomemos lo ocurrido en el balcón del Palacio Nacional como un estímulo para ser más inteligentes y astutos en la gran misión de transmitir el Evangelio. O bien para decir a los políticos cuando sea necesario, con firmeza: "no estoy de acuerdo".

martes, 17 de septiembre de 2019

Mujeres desencantadas de los hombres

Tengo varias fieles de mi parroquia que han terminado la universidad y algunas de ellas están decepcionadas de los hombres. Los ven inseguros, inmaduros, aniñados, afeminados o mujeriegos; incapaces de mantener un buen liderazgo durante el noviazgo y con poca claridad sobre su proyecto de vida. Esto a ellas las desencanta. Provenientes, muchos de ellos, de hogares de madres solas, los niños no tienen modelos masculinos ni el apoyo que necesitan para convertirse en hombres. Las niñas que, en cambio, observan a sus madres trabajar y sacar adelante a sus familias por lo que tienden a imitar ese modelo y a hacer lo mismo. Son ellas las que tienen claras sus metas y el empuje para abrirse paso en la vida.

Los niños están viviendo una grave crisis de identidad. Dominadores del espacio, de la vida social, amantes de los juegos violentos y de las aventuras –como es propio de la naturaleza masculina– hoy los varones son reprimidos para que no demuestren características varoniles. En las últimas décadas el feminismo se ha encargado de convencer a la sociedad de que las expresiones de masculinidad deben reprimirse. Si a un niño le gusta el box, la lucha libre, combatir con espadas de juguete o si gusta descabezar las muñecas de su hermanita con una resortera, se le debe refrenar; no vaya a ser que en el futuro se vuelva machista y violento. Y si dice que quiere ser torero será mejor internarlo en un psiquiátrico porque debe ser muy, muy anormal, loco quizá. La sociedad comprende cada vez menos la masculinidad.

¿Nos hemos puesto a pensar que hoy los problemas de conducta anormales en la infancia son mucho más de niños y no tanto de niñas? María Calvo señala que las investigaciones indican que los problemas de aprendizaje y de atención, de conductas antisociales, de hiperactividad y déficit de atención son cuatro veces más habituales en los niños que en las niñas. Son los varones quienes viven más frustrados y desanimados. El fracaso escolar hoy lo protagonizan ellos, así como también el acoso escolar y el consumo de drogas. Son los varones quienes tienen más problemas emocionales, padecen más esquizofrenia y tienen terrores nocturnos. También son los que más se suicidan.

Esta semana se publicó la noticia de que en el Estado de Chihuahua más del 70 por ciento del cuerpo de maestros en las escuelas son mujeres. Esto significa que en las aulas las formas de aprendizaje y de comportamiento, de afectividad y socialización están feminizadas, adaptadas al gusto, habilidades y preferencias de las mujeres. Las maestras son quizá las que les impiden a los niños tener juegos rudos y un poco salvajes en los recreos. Muchas de ellas les reprimen su masculinidad. Por eso –afirma la investigadora Judith Kleinfeld– muchos niños terminan rechazando, si no es que detestando, la escuela.

Cada vez más varones andan como perdidos en la vida, sin tener clara su vocación y su misión. La cultura popular tampoco ayuda. Caricaturas como las de Homero Simpson proyectan una imagen del hombre tonto y perezoso. Los personajes del cine son antihéroes y muchos otros son afeminados o abiertamente homosexuales. Estos son los modelos que la cultura hoy presenta como ideales para el hombre.

Mientras que nuestra sociedad desestime esta crisis varonil y siga prestando toda su atención a la mujer, las relaciones interpersonales y en las familias se verán más alteradas. Por lo pronto mis fieles parroquianas seguramente seguirán superándose profesionalmente, y deberán hacerse a la idea de que formar una familia con un hombre que tenga claro lo que quiere, que abrace ideales, que sea líder, esposo y padre responsable es cosa cada vez más rara.


miércoles, 11 de septiembre de 2019

Bienestar animal y abolición del hombre

En días pasados fue presentada al Congreso de Chihuahua la iniciativa de ley sobre bienestar animal en la que se prohiben las corridas de toros y las peleas de gallos, además de que se reitera la prohibición de espectáculos circenses con animales. La iniciativa fue firmada por el Gobernador del Estado, el Secretario de Gobierno y el de Desarrollo Urbano y Ecología.

Desde hace muchos años el filósofo Federico Nietzsche decretó la muerte de Dios en la cultura occidental. Y con la muerte de Dios, es decir, sacando a Dios de la vida de los hombres comenzó la misma destrucción y muerte del hombre. Hoy el animalismo significa un descenso mayor en el bajo concepto que tenemos los seres humanos de nosotros mismos.

Gente de todos los partidos políticos postulan la concesión de derechos a determinadas especies animales. El gobernador y quienes firman estas iniciativas deben pensar que la historia de México tiene expresiones culturales equivocadas, nocivas y peligrosas. La charrería, los toros, los gallos, el jaripeo, los espectáculos circenses, la pesca deportiva, la cacería, las carreras de caballos y otras formas más, de pronto se han vuelto motivo de vergüenza y expresiones de la cultura que deben desaparecer.

Estos políticos reducen la humanidad a pura biología. El hombre no debe pensar. La cultura ha sido opresora de los animales durante siglos. Para ellos la diferencia entre un ser humano y un animal es sólo cuantitativa y no cualitativa. Es más, el ser humano, por su inteligencia y sus expresiones culturales, es un depredador, un opresor de la naturaleza. Somos, según ellos, la más peligrosa de las especies. Sí, los seres humanos hemos sido racistas con respecto a los animales, y el racismo debe desaparecer. Hemos de dejar la arrogancia de creernos la especie superior de la creación y ser iguales a ellos. Así piensan los animalistas.

Hace días he visto un video que muestra la manera en que una empresa nacional de producción de pollo y huevo mata a sus aves para la comercialización. En bandas industriales son transportados los pollos que, nerviosos, agitados y con angustiante cacaraqueo, tratan de escapar. Los van colgando vivos de sus patas cabeza abajo a una máquina donde circulan a gran velocidad y de ahí pasan a que les corten la cabeza y viertan toda su sangre. ¿No es esto maltrato animal por parte del hombre depredador? Y si soy comedor de pollo, cerdo, res o pescado, ¿no estoy apoyando, de alguna manera, el maltrato animal?

Cuando los políticos afirman que los animales tienen derechos, ¿en qué se fundamentan? Quizá han visto demasiado dibujos animados de perros, ratones y patos que hablan, piensan y sienten como los hombres. Se les olvida que un animal no es un ser pensante; no reflexiona sobre su dolor o su placer. Sólo se mueve por instintos de su naturaleza. En cambio el hombre tiene inteligencia y capacidad de reflexión, y esto es justamente lo que lo hace ser sujeto de derechos y deberes. Hoy, sin embargo, lo que hace que un ser vivo sea sujeto de derechos es su capacidad de tener sufrimiento. Si el animal sufre, sus derechos son violentados. Así que el día en que se demuestre que un árbol "siente" empezará la raza humana a morir de hambre.

La cultura que estamos construyendo prefiere desechar a un ser humano en el vientre materno con síndrome de down que sacrificar un perro o un caballo muy fino. La vida de una persona con discapacidad tiene menos valor moral que la de ciertos animales. Estamos olvidando que la especie humana se distingue del resto de la creación por su capacidad de pensamiento, por el desarrollo del cerebro que le permite pensar simbólicamente, por su compleja capacidad de aprendizaje y su libertad, por la capacidad para buscar el bien, la verdad, la belleza y relacionarse con Dios. Mientras que el animal sólo se mueve por estímulos y respuestas, el hombre con su inteligencia es capaz de crear cultura.

Nos preguntamos si los políticos que proponen estas leyes para el bienestar animal, habrán consultado a los veterninarios de Chihuahua y a expertos en la preservación de los ecosistemas. Nos preguntamos qué están haciendo para preservar a las especies en vías de extinción en el Estado. Y nos preguntamos qué los llevó a proponer esta ley que exalta a los animales y rebaja al hombre. Su iniciativa de ley no es reflejo de una verdadera comprensión científica de lo que son los animales y, más grave, demuestra una baja autoestima y una incomprensión de la grandeza del espíritu humano.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Feminismo y pornografía

Hace algunos años me citaron a una consulta del gobierno municipal de Ciudad Juárez para decidir si se debería de permitir la apertura en la ciudad de tiendas de sexo para adultos, con toda clase de material pornográfico y cabinas privadas para masturbarse. A la consulta también acudió la activista por la causa de la mujer Esther Chávez Cano, quien falleciera de cáncer en 2009. Para mi desconcierto, la señora Chávez no se oponía a la apertura de este giro de negocios y nos tildaba de ultraconservadores a quienes queríamos impedir su establecimiento.

Han pasado los años y ahora puedo comprender por qué la feminista juarense era indiferente, si no es que complaciente con las tiendas de sexo en la ciudad. En la década de los 80 nació el término "feminismo sexual positivo". Eran años en que no existía el acceso a la pornografía por internet. La pornografía había cambiado la forma de pensar de muchas feministas sobre el sexo, quienes tomaron diversas posturas, unas en contra y otras a favor del material pornográfico.

Las mujeres contra la pornografía pensaban que ésta era una forma de ejercer violencia hacia ellas, una manera de someterse al patriarcado en donde los hombres querían sexo y las mujeres tenían que resignarse y soportarlo. Esto era vergonzoso para ellas. La otra parte, las mujeres que estaban a favor de la pornografía, pensaban que ésta era una manera de empoderar a la mujer. Veían la libertad sexual como una manera de buscar la igualdad con los hombres. El sexo era algo que hombres y mujeres deberían disfrutar por igual. Pienso que la señora Chávez Cano –con el respeto que su memoria merece– era de este parecer, y que estar a favor de la porno era también combatir al patriarcado pero desde la liberación sexual de la mujer para lograr la igualdad de sexos.

Como católicos no podemos compartir esta visión feminista a favor de la pornografía. Creemos que la sexualidad es algo absolutamente maravilloso dentro del plan de Dios, y que en el contexto del matrimonio se vuelve una expresión de la más alta dignidad del amor entre los esposos. Otra cosa muy diferente es que la mujer se coloque frente a una cámara y permita que graben sus actos sexuales, dejando que el hombre la abofetee o la amordace, para después compartir estos actos online. No se combate al patriarcado haciendo que millones de hombres se masturben con una película donde se ejerce abuso y violencia contra la mujer.

La pornografía no es una liberación sexual ni una celebración positiva de la sexualidad. Al contrario, es someterse a la más vil esclavitud y a degradar el sentido que tiene el sexo. Es abaratar la sexualidad poniéndola en el mercado de masas. La porno es una industria, mera transacción de mercado donde los cuerpos femeninos son ofrecidos a los masculinos con el propósito de obtener el máximo lucro.

Tienen razón las feministas que luchan contra la pornografía. Ellas no se oponen al sexo, sino al hábito del sexo con uno mismo que transforma a las personas en consumidoras y en artículos de consumo.

martes, 3 de septiembre de 2019

Marco y su opresión diabólica

A los demonios se les compara con serpientes. Estos reptiles son astutos, sigilosos, silenciosos, atacan por sorpresa y suelen ser venenosos. Así también es el enemigo de Dios. Hoy quiero contar la historia de un muchacho que conocí en días pasados, y que fue mordido por la Serpiente Antigua.

Marco (omito su verdadero nombre por motivos confidenciales), había estado en el Ejército de los Estados Unidos. Desde que dejó de pertenecer al Army se dedica a trabajar en una bodega en El Paso Texas. Aunque tiene los sacramentos de iniciación cristiana, él no es un católico practicante. En varias ocasiones visitó a una curandera porque se sentía "salado"; nada le salía bien. Marco piensa que su vida ha estado marcada por el fracaso; por eso recurrió a la curandera quien le hizo limpias con huevo y le puso un extraño paño rojo sobre el pecho.

Hoy Marco, a sus 32 años de edad, nunca ha usado drogas ni ha abusado del alcohol, ni tiene tatuajes en el cuerpo. El muchacho está desesperado porque, además de que lo que emprende nada le sale bien, tiene visiones y locuciones interiores. Sueña con demonios y tiene premoniciones. Asegura que, con sólo ver a los ojos de una persona, sabe si la persona está próxima a la muerte. Le ha sucedido con algunos familiares y personas conocidas. Sin estar deprimido, el muchacho ha pensado varias veces quitarse la vida. Ronda por su cabeza la idea del suicidio.

Aunque su problema de visiones y locuciones internas puede ser mental, le he sugerido que es preciso consultar con un neurólogo. No obstante afirma que las voces y ruidos que a veces escucha en casa, otras personas también las perciben.

Durante las oraciones de liberación que le hice, Marco se mostró en parte tranquilo. Al finalizarlas, me reveló que durante la oración sentía una opresión en el cuello y que tenía deseos de devolver el estómago. Decidí repetir las oraciones poniendo mi mano izquierda sobre su cabeza y la derecha sobre la parte posterior de su cuello. El muchacho agachó la cabeza y comenzó a hacer emitir extraños, parecidos al siseo de las serpientes, mientras que arrojaba saliva por el suelo. Al final lloró y me reveló que sentía una inmensa paz.

Creo que el problema de Marco puede deberse a su escasa práctica religiosa y a sus visitas a curanderos. A mi juicio se trata, no de una posesión, sino de una opresión demoniaca, es decir, de ataques de demonios desde su interior, provocándole visiones, locuciones y cierta obsesión por el suicidio. Continuaremos las sesiones de liberación de Marco, mientras que le he pedido que prepare una buena confesión de sus pecados. Es Jesús el que libera el alma de opresiones diabólicas, pero sobre todo la libera del peor mal de la humanidad y del triunfo de Satanás, que es el pecado.

Relato esta historia real no para suscitar la curiosidad o la morbosidad de las personas que leen estos artículos, sino para colaborar con Jesucristo en su misión de evidenciar al enemigo. Cuando el Señor vino a la tierra, fue tanta su santidad, su pureza y verdad, su humildad e inocencia, su caridad y el fuego del Espíritu, que Satanás se vio descubierto. La serpiente, que antes de la Encarnación del Hijo de Dios obraba casi inadvertida, con la presencia del Cristo no pudo esconderse más.

Los cristianos, especialmente los sacerdotes y teólogos, tenemos el deber de prolongar la misión de Cristo. Hemos de desenmascarar la presencia del Adversario de Dios. De otra manera, si lo ocultamos, si afirmamos que se trata sólo de un símbolo del mal y no de una persona real, o si negamos su existencia, estaremos colaborando con ese mismo Adversario para que siga actuando en la oscuridad. El papa Francisco y sus predecesores han enseñado que el diablo existe como ser personal. Lo que la Iglesia ha enseñado en veinte siglos está fuera de discusión.

La historia de Marco sirva para poner en evidencia a la Serpiente, y para advertir sobre las consecuencias de la ignorancia religiosa y de la brujería. Sirva también para orar, hacer penitencia y luchar contra el mal.

Nuestros cuerpos sufrientes

A medida en que pasan los años nos vamos haciendo personas más vulnerables en nuestra dimensión física. Aparecen nuevas dolencias, se manifi...