martes, 25 de abril de 2023

Coches eléctricos: el lado oscuro


La decisión de Elon Musk –uno de los hombres más ricos del mundo– de abrir una planta de automóviles eléctricos Tesla en el estado de Nuevo León, desató furor en Monterrey. En las últimas semanas, entre los regiomontanos, el anuncio de la llegada de Tesla ha sido uno de los temas favoritos de conversación. La noticia vaticina una nueva era de progreso y bienestar material.

Se pronostica que, en el 2025, el 25 por ciento de los coches en el mundo serán eléctricos. Y la cifra irá creciendo. Tesla es el líder mundial en este mercado, pero marcas como Ford, Chrysler, BMW, Volkswagen, Mitsubishi, GM, Nissan y Mercedes Benz no se quieren quedar atrás, y ya tienen ambiciosos planes para fabricar estos coches que funcionan con baterías de litio.

Los gobiernos de los países más desarrollados están impulsando estos vehículos con motor eléctrico, en oposición de los coches con motor de combustión interna mediante la quema de gasolina y diesel. Pero no todo lo que relumbra es oro. El mercado de los coches eléctricos tiene un lado muy oscuro: la explotación de las minas de litio en la cuenca el Congo, en África.

Se trata de una de las crisis humanitarias más graves hoy en el mundo. Decenas de miles de niños y trabajadores, no empleados oficialmente por una empresa, en condiciones inhumanas y peligrosas, extraen los minerales y metales requeridos para la producción de coches eléctricos, particularmente la extracción de litio y cobalto.

Siddharth Kara es un investigador y activista de la esclavitud actual. Es profesor en Harvard y tiene escritos tres libros: "Tráfico sexual: dentro del negocio de la esclavitud moderna" (2009); "Trabajo en condiciones de servidumbre: abordar el sistema de esclavitud en el sur de Asia" (2012); y "Esclavitud moderna: una perspectiva global" (2017). Ha dicho: “Pocas veces en la historia la práctica de aprovecharse de los débiles ha sido tan severa, ha generado tantos beneficios y ha tocado la vida de tantos. Cada nivel de la cadena se aprovecha de algunas de las personas más pobres y más explotadas del mundo”.

Kara ha viajado a más de 50 países para documentar la esclavitud actual de todo tipo. Ha seguido las redes mundiales de tráfico de personas, ha explorado las regiones donde trabajan las esclavas sexuales víctimas de la trata, y ha rastreado las cadenas de suministro globales de numerosos productos contaminados por la explotación y el trabajo infantil. Es asesor de la ONU y diversos gobiernos sobre políticas contra la esclavitud.

Lo que justifica que se mantenga este sistema de esclavitud en las minas del Congo es el cuento del cambio climático. El gobierno de Joe Biden se comprometió a reducir las emisiones de efecto invernadero a la mitad para el año 2030, y el presidente ha decretado que la mitad de los coches que circulen en Estados Unidos, en ese año, sean de motor eléctrico. Así, quienes compren su unidad eléctrica se sentirán moralmente contentos de estar contribuyendo a cuidar el planeta.

Los entusiastas del cambio climático están felices porque, según ellos, dejaremos de utilizar los recursos no renovables, como el petróleo, para entrar a la era de los recursos renovables, como la electricidad. Habrá emisiones cero, dicen. Pero es falso que con los coches eléctricos los recursos son renovables. Si bien la "energía verde" dejará de extraer combustibles fósiles, se explotará la extracción de metales y minerales para hacer fabulosos negocios.

El 75 por ciento de la producción de cobalto en el mundo está en la República Democrática del Congo, donde trabajan, para su extracción, entre 150 y 200 mil mineros (Fuente: Reuters). El Wilson Center eleva las cifras a 255 mil personas, de las cuales hay 40 mil niños. Los mineros trabajan por menos de dos dólares al día y lo hacen solamente con sus manos, sin estándares de seguridad ni protección. Los accidentes son frecuentes.

El cobalto no sólo es extraído de las minas congoleñas para fabricar coches eléctricos, sino también es fundamental para las baterías de los teléfonos celulares, tabletas y computadoras portátiles.

Los católicos no podemos dejar de utilizar nuestros teléfonos celulares y aparatos de cómputo que se han vuelto necesarios en nuestro estilo de vida. Quizá años más adelante también tendremos que desplazarnos en coches eléctricos. Pero si tenemos un mínimo de sensibilidad y caridad cristiana, hemos de orar a Dios, y hacer lo que esté en nuestro alcance, cada un uno desde su ámbito de influencia, para que terminen estas estructuras de pecado de inhumana explotación, y todos puedan tener acceso a una vida humana digna, con salarios y condiciones justas y seguras.

lunes, 17 de abril de 2023

El verdadero padre Amorth


¿Quieres tirar tu dinero? Vete al cine a ver "El exorcista del papa". Solamente con ver el tráiler yo sabía que el filme sería una basura y no me equivoqué. Aunque el terror no es un género de películas que me guste ver, quise ver esta cinta con la actuación de Russell Crowe para ofrecerla como penitencia para la remisión de mis pecados y para poder dar una palabra a los católicos que siguen mis publicaciones.

"El exorcista del papa", aburridísima por cierto, es una grotesca deformación de la figura del padre Gabriele Amorth, fallecido en 2016, y quien fue exorcista para la Diócesis de Roma entre 1986 y el año 2000. La historia presenta al padre Amorth como un sacerdote bonachón, sarcástico e irreverente con autoridades de la Curia Romana, quienes no creen en la existencia del demonio como un ente personal o ángel caído que lleva a cabo su actividad en el mundo.

El papa lo envía a España para realizar un exorcismo a un niño poseído en una vieja abadía. Pero el demonio utilizará al mismo padre Amorth para infiltrarse en el Vaticano y poseer al papa, y el mismo padre Gabriele terminará por ser poseído. Es una historia blasfema y grotesca, de lo más malo que he visto en películas de exorcismos. Se nota que al cine de Hollywood se le ha terminado la creatividad y el ingenio para hacer películas de horror. El exceso de guiones en el cine con temas de exorcismos hace que las películas sean cada vez más chabacanas, burdas, ramplonas.

Además de destrozar la imagen del padre Amorth, Hollywood no podía dejar de embadurnar la película con elementos de corrupción y relaciones carnales dentro del Vaticano. Pero lo peor es que en la película se desfiguran los sacramentos, que son las acciones más sagradas de la Iglesia, particularmente el sacramento de la confesión; y, evidentemente, los sacramentales, de manera particular el exorcismo, al cual presenta como un espectáculo de terror en grado superlativo, mintiendo así sobre lo que es, realmente, un exorcismo.

La película afirma que la historia está basada en hechos reales. ¿De qué libro? ¿Cuál fue el caso? No se menciona. Yo he leído los libros del padre Amorth y nunca se habla de una situación como el del filme. Bien quisieron explotar la fama que tuvo el sacerdote como exorcista para hacer esta basura.

Tuve la gracia de conocer y tratar al padre Gabriele Amorth en tres ocasiones, dos cuando fui seminarista en Roma, entre 1995 y 2000, y una cuando el padre participó como ponente de una conferencia durante un retiro internacional de sacerdotes en Medugorje, al que asistí en 2002. Personalmente lo invité a darnos charlas al Colegio Internacional Maria Mater Ecclesiae y tuve el honor de conversar con él cuando fui a recogerlo y llevarlo a la casa de la Sociedad de San Pablo, donde él vivía. Siempre se mostró sencillo, humilde, accesible y buen conversador. Recuerdo que hablaba maravillas de la Virgen de Guadalupe.

Don Gabriele –el trato de "don" se le da a los sacerdotes en Italia– afirmó haber realizado más de 70 mil exorcismos durante sus años al servicio de la Diócesis de Roma, y fundó, en 1990, la Asociación Internacional de Exorcistas, de la que fue presidente hasta su retiro en el año 2000. El padre tuvo una gran participación en conferencias y medios de comunicación para hablar del exorcismo como un sacramental casi olvidado en la vida de la Iglesia y la necesidad de rescatarlo.

Podemos decir que gracias a su experiencia compartida en los medios, su perseverancia y su recriminación a los obispos y sacerdotes incrédulos de la existencia y actuación del Maligno, hoy cada vez más diócesis nombran exorcistas para atender los casos de acciones extraordinarias del demonio, acciones que han tenido un notable incremento en el pueblo cristiano, debido mayormente a la pérdida de la fe, el aumento de la superstición, la gravedad de los pecados y las prácticas de ocultismo.

La Iglesia le debe mucho al padre Amorth porque gracias a su labor como exorcista, hoy los sacerdotes que ejercen este ministerio se han multiplicado por el mundo, combatiendo la acción extraordinaria del Maligno. El diablo no debe estar contento por ello. Si en vida del padre Amorth el Maligno no pudo hacerle daño, ahora ha querido manchar su figura, después de muerto, a través de este bodrio cinematográfico.

Si como católicos queremos conocer mejor al verdadero padre Amorth, leamos algunos de sus 21 libros publicados –algunos en español– entre los que destaca "Narraciones de un exorcista" y "María, la mujer que venció al mal". Es mejor reservar nuestro dinero para cosas que nos edifiquen y no lo desperdiciemos en películas que dañen la imagen de un sacerdote que sirvió con humildad. Son películas que perjudican a la Iglesia y que sólo sirven para que quienes las tengamos que ver, sólo por el deber de orientar a los fieles, podamos ofrecerlas como purgatorio para la expiación de nuestras faltas.

martes, 11 de abril de 2023

Confesionario sin absolución: he incurrido en piratería


La pregunta:
Soy de Tijuana. Quería hacerle una pregunta, pues necesito respuestas que me traigan consuelo y paz a mi alma que ahorita se encuentra en conflicto debido a razones de ética y moral. Yo confieso ante usted que durante muchos años por motivos de educación, economía y también dificultad de acceso a materiales de aprendizaje descargué música, videos, películas, libros pdf y software para mi aprendizaje y trabajo laboral. Recientemente me enteré que es un pecado hacer eso cuando no se compra al creador original, incluso ver una serie o película en un sitio que no es plataforma de streaming donde sea legal ver los contenidos.

Sé que lo correcto es borrar todo lo que he descargado, lo estoy haciendo, pero a mi corazón le duele hacer lo correcto y no sé por qué sucede, es lo correcto y no se por qué se siente así. ¿Será debido a que aunque es lo correcto, se siente así debido a que pierdo muchas oportunidades de aprendizaje y acceso a distintos materiales a los que no tendría acceso por vías legales de derechos de autor y también por lo monetario? Y si la página que es gratis no esta dañando el DMCA (El Acta de Derechos de Autor en el Milenio Digital) al estar poniendo gratis a disposición de usuarios películas, series y libros, entonces ¿no hay pecado alguno? No quiero pecar ni cometer delitos, sólo quiero aprender aún más para cultivar mis dones, talentos e inteligencia como pide el Señor, como lo dice en su parábola de los talentos. Espero paciente su respuesta.


Padre Hayen: gracias por compartir tu inquietud. Lo primero que debo decirte es que la vida cristiana no es un mero obedecer reglas y mandamientos, como si Dios nos pusiera leyes desde el exterior que nos pueden hacer sentir tristes u oprimidos. Vivir así –obedeciendo sólo porque tenemos que obedecer– sería un rigorismo moral, o moralismo. La vida cristiana es, ante todo, el encuentro cotidiano con Cristo para ser felices. El Catecismo de la Iglesia, en su tercera parte, pone un nombre muy bello a toda la cuestión moral de la Iglesia. La llama "La vida en Cristo". Jesús nos ofrece su Espíritu para que vivamos en sus leyes. Cristo quiere vivir en ti y en mí, para que lleguemos a decir con san Pablo: "Ya no soy yo quien vive, sino Cristo que vive en mí" (Gal 2,20).

Los mandamientos no son únicamente leyes dadas por un juez que vienen desde el exterior, sino que brotan también en el corazón del hombre. Dios los puso en nuestro interior para que, viviéndolos, podamos llegar a ser plenamente hombres, y felices. En los mandamientos está nuestra felicidad, nuestra santidad y, finalmente, el Cielo.

La Iglesia reconoce el derecho a la propiedad privada así como la dimensión universal de los bienes de la tierra, incluidos los bienes culturales. Pero también reconoce que es necesaria una compensación por el esfuerzo personal y colectivo de sus creadores con una justa recompensa, del mismo modo que el intercambio de bienes materiales se realiza a través de retribuciones económicas. 

Si tú no sabías que la piratería no era pecado y bajaste ese material, puede ser que no haya culpa, simplemente porque no lo sabías bien, o no lo sabías del todo. Tu conciencia no estaba bien formada. Ahora te has dado cuenta de que la piratería es un robo y el séptimo mandamiento dice "no robarás". Puede ser que cumplir el mandamiento pueda en este momento costarte esfuerzo. Por eso te pones triste. Te has dado cuenta de que la piratería es un pecado, y que para disfrutar de ciertos materiales culturales, educativos o herramientas de trabajo como programas de software que se ofrecen por internet, hay que pagar por ellos. Es lo justo. Asegúrate que los sitios web que disponen estos materiales no violan derechos de autor.

Si Dios te dice "no robarás" y "no codiciarás los bienes ajenos" es porque robar es un daño para ti y para la vida social. Es más fácil elegir caminos que nos hacen daño porque preferimos lo más cómodo, lo más fácil y así vivimos en la ley del menor esfuerzo. Sin embargo Jesús dice: "Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por ahí" (Mt 7,13). Es decir, Jesús nos invita a ir por el camino arduo de la virtud.

Muchos católicos incurren en piratería por tener una laxa conciencia moral y por desconocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia. Seguir a Cristo puede ser difícil al principio, pero tú te darás cuenta de que, en la medida en que crece nuestra relación con Él –amor que se cultiva en la escucha de su Palabra y en la oración– el camino de la vida se vuelve más fácil porque vamos creciendo en nuestra libertad. Entonces hacer el bien y evitar el mal ya no nos cuesta tanto, sino que nos da alegría y gozo. 

Nuestra existencia debe estar apoyada en los mandamientos –la ley– y, sobre todo, la gracia –el amor de Dios en el alma–. Así podremos vivir una vida cristiana equilibrada. Un saludo cordial y un abrazo hasta Tijuana.

México, la viña y las elecciones

El próximo 2 de junio habrá una gran poda en México. Son las elecciones para elegir al presidente de la república, a los diputados y senador...