viernes, 31 de mayo de 2019

Congreso Nacional de Medios Impresos Católicos

Periodismo católico con libertad de expresión

Pbro. Eduardo Hayen Cuarón
Guadalajara Jalisco

La Palabra no puede encadenarse

La Palabra de Dios no puede estar encadenada. Las autoridades judías mandaron prender a los Apóstoles y los metieron a la cárcel. Pero en la noche, el Ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles: “Vayan al templo y expliquen allí al pueblo íntegramente este modo de vida”· (Hch 5, 17-26).

El relato termina diciendo que los encerraron nuevamente. Nos preguntamos ¿qué sentido tiene este milagro tan espectacular? El objetivo del milagro no fue evitarles penurias solamente. Esta liberación de la cárcel fue más una señal que una solución. Señal ante todo de la libertad de la Palabra. Fue como decir a las autoridades que sus cadenas jamás detendrán el avance del Evangelio”.

Hechos de los Apóstoles nos narra que los judíos de la sinagoga de los libertos quisieron acudir al soborno con tal de cerrar la boca de Esteban, protomártir, a quien no podían vencer con argumentos. Odiaban a Esteban y terminaron lapidándolo. Lo que dijo Jesús se cumplió: “Me han odiado a mí; los odiarán a ustedes” (Jn 15,18). ¿Qué tiene el Evangelio como para recibir tan drástica oposición y padecer persecución tan cruel? El Evangelio, ni la prensa católica que está a su servicio, no entra en la “lógica del mundo”, que comercia con los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida” (1Jn 2,16). La Palabra a la que servimos como comunicadores católicos se sale de ese esquema y se convierte en denuncia viva de todo ese sistema de esclavitudes conectadas.


Barbarie vs. Civilización
Nos preguntamos por qué la prensa católica es más necesaria hoy que nunca. Hoy nuestra cultura occidental parodia, ridiculiza y persigue a la Iglesia. Toda clase de noticias falsas circulan en las redes sociales acerca de la Iglesia. El ciudadano común, que desconoce todo acerca del catolicismo, está al corriente de su supuesta corrupción porque buena parte de la prensa secular se lo ha contado. Muchos viven con la idea de que ser católico es sinónimo de ignorancia, de represión y de retroceso.

Sin embargo el hombre de la calle occidental tiene una enorme deuda con la Iglesia por la existencia de la universidades, de la ciencia, la economía, el derecho internacional, los derechos humanos y la caridad. Además son enormes las contribuciones del catolicismo en el mundo de las artes plásticas, la música y la arquitectura, así como la astronomía. La Iglesia no sólo aportó a nuestra cultura occidental sino que, con la influencia de las culturas griega y romana, la construyó. Todo ello lo ignora la cultura popular, y en cambio cree que “El establecimiento del cristianismo romano marcó el comienzo de los tiempos oscuros: ese período de la historia occidental en el que la luz estuvo ausente de todo aprendizaje y la superstición sustituyó al conocimiento”[1].

Esta cultura occidental que hoy se jacta de progresismo y que rechaza sus raíces cristianas, en realidad se ha deslizado a una peligroso estado de incivilidad. Thaddeus Kozinski afirma que quienes estamos viviendo en el siglo XXI, nos está ocurriendo lo que a los romanos del siglo V. Aquellos vivían –así como nosotros hoy– sin percatarse del declive y caída de su propia civilización[2]. Se derrumbó el Imperio romano y el mundo entró en una época oscura. El mismo drama hoy se repite en nuestros países occidentales.

Haciendo una lectura de los signos de los tiempos, el papa Benedicto XVI, durante su pontificado, explicó en varias ocasiones sobre la dictadura del relativismo, señalando que ésta “no reconoce cualquier cosa como cierta, y tiene sus metas más altas en el propio ego y los deseos individuales”. A los cardenales les decía en noviembre de 2010: “Parece que el relativismo completa el concepto de libertad” pero en realidad puede “llegar a destruirla”, proponiéndose como “una verdadera dictadura”. Y señalaba que “La Iglesia se encuentra en un momento difícil para afirmar la libertad de anunciar la verdad del Evangelio y la cultura cristiana”.

En otros términos, dice Kozinski, lo que el Santo Padre nos está diciendo es que la cultura Occidental se va inclinando hacia tiempos de una gran oscuridad espiritual. Kozinski la llama “barbarie”. La barbarie es lo opuesto a la civilización. Cuando una sociedad tiene alma, cuando reconoce no sólo que otras personas existen sino que las trata con dignidad, con cortesía, en el respeto a sus derechos, estamos hablando de civilización. En cambio una cultura cuyos fines son la satisfacción del ego y de los deseos individuales se inclina hacia la barbarie.

Hemos de ejercer la libertad de expresión porque no sólo nos interpela el declive cultural en el que estamos sino, sobre todo, porque lo acompaña la abolición de lo humano. El eclipse de Dios conduce al eclipse del hombre. Los medios católicos hemos de ponernos al servicio del hombre y de su cultura, ayudándole a descubrir la raíz de su grandeza, y esta es el encuentro con Jesucristo, piedra angular de nuestra civilización. “Un pueblo que olvida su pasado, su historia, sus raíces, no tiene futuro, es un pueblo seco”, señalaba el papa Francisco.[3]Nuestro pasado cristiano debe ser fuente de inspiración para contribuir a edificar el futuro de nuestra nación.


La abolición de lo humano
¿Quién es el hombre con el que debemos ejercer la libertad de expresión? Volviendo al artículo de Kozinski[4], es el hombre común y corriente de mentalidad práctica. Es el hombre que no niega la existencia de los demás pero que vive como si los demás no existieran. No tiene la certeza de que Dios exista, ni tampoco la verdad, el bien y la belleza. Ni se preocupa por encontrarlos. Simplemente Dios no le inquieta ni significa nada para su vida.

El hombre con el que hoy hemos de entrar en contacto mira al mundo de manera muy superficial. En vez de ver al mundo con profundidad, se encierra en su visión superficial. Reduce la realidad al tamaño de su alma. Como hay poco que conocer, también hay poco que amar. El hombre de hoy vive en un estado de aburrimiento permanente. Nada es deseable ni detestable. No hay ideales que lo enciendan. Para él no existe lo sagrado. El resultado es la pérdida de la capacidad de amar, la ineptitud de captar el misterio que nos rodea y, así, la deshumanización.

El hombre occidental se alimenta hoy de comida chatarra para su corazón. Su conocimiento se reduce al saber hacer, a los hechos científicos, a la sucesión de noticias, a banalidades y a temas políticamente correctos. ¿Y qué es esta comida comparada con el suntuoso banquete de la Verdad, que podrían comer, si reconocieran el hambre de sus almas, el hambre de saber el significado más profundo de la realidad?

Nuestro interlocutor llena su hambre de vida comunitaria con “la gente de las pantallas”. Es una persona que se expone excesivamente a las imágenes, que viven en las salas de chat y que cultiva amistades en Facebook. En su corazón hay un vacío muy grande que pide a gritos ser colmado.

Nuestro oyente potencial, en realidad, tiene hambre de intimidad con la Creación, de verdadera amistad, de comunión. Es víctima de la revolución sexual de los años 60. Ha crecido en familia disfuncional y en el orfanatorio de sus propio hogar, en barrios donde nadie se conoce, en comunidades sin raíces, en ciudades donde los mejores festivales de la ciudad son las grandes ventas de los centros comerciales.

Deslumbrado por el oropel de nuestra cultura, nuestro interlocutor cree vivir civilizado. Sin embargo ahí está la trepidante realidad de las drogas y la violencia, la miseria de millones de personas, la corrupción en las empresas y en la política, el sinsentido en que multitudes viven sus vidas. Es el nuevo oscurantismo. Sin religión, sin alma, sin moral y sin Dios la cultura se vuelve pura joyería de fantasía.

¡Qué fascinante y magnífico reto, y qué gran oportunidad nos concede Dios para llevar creativamente el Evangelio a este hombre existencialmente aburrido y ayudarle, con nuestra libertad de expresión, a descubrirle el camino de su libertad!


El derecho a la libertad de expresión
La libertad de expresión es, en realidad, un concepto que se ha pervertido. En nuestra cultura hoy se proclama la libertad de expresión como un derecho absoluto.Sin embargo en el nombre de la libertad se difunden y se enseñan los errores más graves en los que al bien se le llama mal, y al mal, bien. Lo que hace algunos años eran considerados delitos hoy se consideran derechos.

¿Podemos llamar a esto “libertad de expresión” o “libertad de enseñanza”? Ciertamente no. El papa León XIII afirmaba que no existe el derecho a la libertad de expresión cuando se ejerce traspasando todo freno y todo límite. “El derecho –afirma el pontífice– es una facultad moral que no podemos suponer concedida por la naturaleza de igual modo a la verdad y al error, a la virtud y al vicio. Existe el derecho de propagar en la sociedad, con libertad y prudencia, todo lo verdadero y todo lo virtuoso para que pueda participar de las ventajas de la verdad y del bien el mayor número posible de ciudadanos”[5].

La auténtica libertad de expresión se ejerce entonces cuando se comunica la verdad, el bien, la bondad y la belleza de las cosas al servicio del hombre y de la sociedad. “La verdad los hará libres”, dijo Jesús[6]. Hoy en cambio nos encontramos ante la disolución de la libertad en donde todos hablan y todos escriben sin frenos ni límites. En el mundo ya no queda algo sagrado e inviolable. Dios, el respeto a la vida humana, la dignidad de la persona, el matrimonio y la familia, todo lo que es el más noble patrimonio de la humanidad se ido oscureciendo, y nuevas formas de opresión van apareciendo. No se puede ejercer la libertad de expresión al servicio de la esclavitud.

Aunque muchos se consideren libres para decir lo que desean, nos queda claro, entonces, que difundir la mentira, la maldad y lo grotesco es un acto de expresión, pero no de libertad. La genuina libertad de expresión la ejercen solamente quienes sirven a todo lo que es verdadero, bueno y bello. Somos nosotros, prensa católica, la que ejerce la libertad de expresión cuando en comunión con el papa y los obispos hacemos nuestro trabajo para dar a conocer a Jesucristo a nuestros interlocutores de hoy.


No pertenecemos al mundo
“Yo los he elegido sacándolos del mundo”, reveló Jesús a sus apóstoles en la Última Cena[7]. La Biblia nos muestra que la mejor manera de servir al mundo es no ser del mundo. La mejor manera de servir a la gente, el mayor bien que le podemos hacer comienza por no participar de los ídolos, prejuicios y complicidades en los que muchos viven. Para que un periodista católico ejerza la libertad de expresión en el mundo la mejor manea de hacerlo es que sea bien distinto del mundo.

Saber investigar, saber escribir, saberse expresar, todo ello es muy importante para cualquier periodista, en la prensa secular o la prensa católica. Pero, ¿quién es más libre de estos dos periodistas? Ambos son de amplia cultura, muy competentes, igualmente honrados y de muy buen conocimiento. Sin embargo uno de ellos está contaminado por ciertas ideologías y el otro no. ¿Quién es más libre? ¿Quién es más confiable? Seguramente diremos que aquel que no está sujeto a contaminación ideológica.

Santa Catalina de Siena tiene una imagen dinámica de lo que es el mundo. Lo presenta como un río cenagoso y pútrido que va arrastrándolo todo. Al que se queda quieto se lo lleva la corriente. Esto quiere decir que se van adueñando de tu cabeza, de tus palabras, de tu cuerpo, de tu familia, de tus hijos y de tu vida eterna. Muchas personas van siendo arrastradas por lo que dice el mundo: ahora uno se puede casar con cualquier persona, podemos disponer de la vida de los inocentes, consumir drogas es algo normal, el matrimonio es una institución de tiempos pasados… El mundo nos va arrastrando y los medios de comunicación fortalecen este modo de pensar.

¿Cómo puede ser un periodista libre si se deja llevar por esta contaminación? Así no puede dar un buen servicio al mundo. Si me dejo enfermar no puedo prestar un verdadero servicio para que otros sean libres. Al contrario, mi servicio es para reforzar las nuevas esclavitudes. Lo que puede hacer que preste un buen servicio al mundo es tomar distancia de él, y pueda dar una palabra diferente, un espíritu diferente. Todo cristiano está llamado a eso pero especialmente los consagrados y la prensa católica.

Tengamos cuidado de no parecernos y amalgamarnos con el río cenagoso del mundo para tratar de servir al mundo. La gente espera que les enseñemos con humildad y caridad, pero también con la claridad para ayudarles a sanar sus heridas y vencer las trampas del mundo. Así nos lo enseñó Jesús.


[1](Knight, Christopher y Lomas, Robert; “Second Messiah”, Fair Wind Press, Gloucester Mass., 2001, p. 70).

[2]Cfr. Kozinski Thaddeus J., “A new Benedict for a new Dark Ages”, 14 July 2009, MercatorNet.com

[3]Discurso del papa Francisco en el Encuentro con las Autoridades y el Cuerpo Diplomático, Asunción Paraguay, 10 de julio de 2015.

[4]Cfr. Kozinski Thaddeus, Ibid.

[5]León XIII, Carta encíclica “Libertas Praestantissimum”, 20 de junio 1888, n. 18)

[6]Jn 8, 31

[7]Jn 15,19

miércoles, 29 de mayo de 2019

Mi columneja


Consagraciones
El martes 21 de mayo fue consagrado Brasil al Inmaculado Corazón de María. Este evento me ha recordado aquella consagración al Sagrado Corazón de Jesús que hicieron los obispos de la provincia de Chihuahua en 2013. La consagración del Brasil fue proclamada por el obispo Fernando Arias y estuvo presente el presidente Jair Bolsonaro, que apareció junto a la estatua de la Virgen de Fátima. Hay algo que mucho lamento en este hecho, así como lamenté, tiempo después, las circunstancias de la consagración de Chihuahua de hace seis años.

Consagrar un territorio a la Virgen o a Jesús me parece una idea sublime y maravillosa. De hecho en las apariciones en Portugal, la Virgen María pidió la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón, petición que pudo llevar a cabo san Juan Pablo II en 1984. Sin embargo involucrar a los políticos en estas ceremonias de consagración daña a la Iglesia y a los políticos. Ambos salen espinados como sucedió en Chihuahua. Los personajes de la vida pública suelen utilizar a la Iglesia para promover su imagen personal mientras sus corazones suelen estar lejos de vivir el Evangelio. Hoy el ex gobernador de Chihuahua, que con tanto fervor consagró su gobierno, está prófugo por haber dejado al Estado grande montado en cuatro ladrillos. Bienvenidas las consagraciones, pero sólo con clero, religiosos y laicos, lejos del César.

Gay Disney
Muchas personas en nuestra niñez alguna vez fuimos a Disneylandia llevados por nuestros padres porque creímos que se trataba de un parque de diversiones de ambiente familiar. Así lo fue en sus orígenes fundacionales y durante las primeras décadas. Llevar a los niños hoy al parque de diversiones más famoso del mundo es exponerlos a procesos de adoctrinamiento en ideologías radicales y extremas. El mes de junio el lobby LGBT celebra la diversidad sexual y estas celebraciones tendrán espacio en el mundo de Disney. El parque en su sede en París programó un desfile gay llamado “Magical pride” u “Orgullo mágico”. Actividades similares se han programado para Disneyland California y Disney World en Florida. ¿Qué sana diversión puede tener para los niños presenciar un desfile gay en un centro de diversiones como Disney? Es tiempo de pensar en otras opciones de entretenimiento para los niños, que sean saludables y que no los adoctrinen con oscuras visiones del hombre, corrompiéndoles su inocencia.

La bronca del diablo
Televisa difundió una entrevista que la periodista Valentina Alazraki hizo al papa Francisco. En ese coloquio recordaron la expresión “El diablo le trae bronca a México”, que el pontífice utilizó hace cuatro años en una entrevista con la misma Valentina, antes del viaje papal a nuestro país. Por esa expresión algunas personas se han molestado con el papa diciendo que es absurda. Las palabras del Santo Padre podrán no tener sentido para muchos, pero para quienes somos católicos sus palabras están cargadas de significado. Ha hecho alusión a una guerra espiritual que no se ve con los ojos del cuerpo, pero que está detrás de la violencia del narcotráfico en México.

Como sucesor de san Pedro, ha señalado que la furia del infierno se está ensañando rabiosamente con nuestro país por una presencia especial de la Virgen María en esta tierra. Además durante la guerra cristera los mexicanos defendieron a la Madre de Dios a precio de sangre de muchos mártires, lo que provoca que el poder de las tinieblas nos siga pasando factura. Esta es una razón espiritual que sólo entendemos los católicos. Pero además Francisco dijo algo que al gobierno de México debe incomodar: pactar con el narcotráfico para conseguir la paz es como si para evangelizar, un predicador hiciera pacto con el diablo. La analogía es sabia. El fin nunca justifica los medios.

martes, 21 de mayo de 2019

Perturbaciones del enemigo y paz de Dios

El hombre entró a la Misión de Guadalupe minutos antes de iniciar la Eucaristía matinal. A una religiosa le dijo que venía a quitarse la vida. La hermana trató de disuadirlo pero el hombre se dirigió a la sacristía y subió rápidamente al segundo piso donde se encerró en un salón. Sacó medio cuerpo por la ventana y con fuerte voz comenzó a pregonar su inminente suicidio. Pronto llegaron policías para tratar de disuadirlo, pero aquel individuo les gritaba groserías. Cuarenta minutos después hicieron presencia los bomberos quienes colocaron su escalera hacia aquella habitación donde estaba el energúmeno. Éste, al verlos cerca, rompió todos los cristales; luego trató de escapar abriendo la puerta, donde ya lo esperaba la policía. Mientras tanto la Santa Misa debió ser suspendida.

Al día siguiente durante las primeras misas dominicales se presentaron algunos incidentes con raros personajes. Entre ellos entró un individuo vestido con una peluca de color azul, de apariencia muy extraña. Durante la celebración permaneció en la parte posterior del templo donde inició una trifulca con otro feligrés al que sujetó del cuello y comenzó a estrangular. Un grupo de personas intervino para separarlos y echar fuera al estrambótico sujeto. Aunque los templos en los centros históricos suelen ser refugio de menesterosos, pícaros y pedigüeños –y estamos acostumbrados a ellos–, estos hechos, a los sacerdotes que servimos en nuestra catedral, nos han parecido absolutamente extraños.

No deja de ser un interrogante por qué ocurren perturbaciones al culto divino, y por qué a veces se acosa a los pregoneros del mensaje de la victoria de Cristo. ¿Qué tiene el amor de Dios que suscita tanto rechazo? Lo que hicieron con san Pablo aquellos judíos que le dejaron caer una lluvia de piedras por predicar a Jesucristo, y después lo arrastraron creyéndolo muerto, nos parece salvaje e inaudito. (Hch 14,19-20).

En la Última Cena Jesús, con el corazón abierto a sus apóstoles, les dio una razón de su propio sufrimiento. Les dijo: "Se acerca el príncipe de este mundo. Y aunque no tiene poder sobre mí, tiene que ser así para que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo la misión que me encomendó" (Jn 14,30-31). Este razonamiento del Señor lo podemos extender a nuestras propias vidas. Muchas veces el dolor que se causa a los cristianos tiene su última explicación en el odio que el enemigo de Dios tiene a la humanidad.

Hace unos días llegó un joven de 22 años a la Catedral a pedir ayuda. Tenía perturbaciones espirituales severas. Entraba en trances en los que desaparecía su personalidad para convulsionar, contorsionarse, arrojarse por el suelo y arrastrarse como una alimaña; profería toda clase de blasfemias y groserías, y hablaba en lenguas extrañas. En esas crisis adquiría tal fuerza descomunal que ni entre varios hombres podían sujetarlo. Semanas antes el muchacho, en su desesperación por decepciones sentimentales, había invocado al diablo para que viniera a ayudarle. Había hecho oraciones a Satanás entregándole su alma con ruegos y súplicas hasta que el diablo vino a él, pero no para cumplirle sus caprichos, sino para atormentarlo.

"Mi paz les dejo, mi paz les doy, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!" (Jn 14,27).  Las palabras de Jesús nos dan fortaleza y consuelo en los momentos de perturbaciones y de tribulación. Mientras que el mundo y su príncipe nos invitan a hacer pactos y componendas con el mal, haciéndonos creer que de esa manera aseguramos la paz, el Señor nos enseña que la verdadera paz, la que viene de Él, tiene su origen en el combate espiritual. Sabemos que la victoria de Cristo está asegurada. Mientras tanto nos podrán apedrear como a san Pablo, pero hemos de ponernos de pie una y otra vez, a ejemplo del apóstol, para seguir predicando el Evangelio de la salvación. No importa que el enemigo rechine sus dientes de rabia.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Mi columneja


Iglesia y obras sociales
La obra social que en Ciudad Juárez realizan las iglesias es, muchas veces, poco valorada. Hoy las organizaciones que en la ciudad que más ayudan a enfrentar la crisis migratoria son instituciones religiosas. La Casa del Migrante, por ejemplo, es una institución católica que desde hace 37 años brinda atención a los connacionales y extranjeros que, habiendo dejado su tierra, buscan un futuro mejor. Allí se ofrece a los refugiados habitación, desayuno, comida y cena, teléfono, agua caliente, servicios médicos, apoyo social, jurídico y espiritual. Hay también otras comunidades evangélicas y parroquias católicas que han abierto sus puertas para mostrar la caridad a estos hermanos necesitados.

Hoy católicos y evangélicos sostienen numerosas obras sociales en la ciudad y en el mundo, como son de cuidado a enfermos y ancianos, a huérfanos, leprosos y enfermos de sida, minusválidos y enfermos mentales. El cristianismo sigue siendo la raíz de los principales valores que sustentan nuestra civilización. Cuando vemos la destrucción que trae la violencia, el terrorismo, la guerra, la corrupción, las drogas y el materialismo, nos damos cuenta de la importancia que tiene el cristianismo para la supervivencia de nuestra sociedad. El olvido de la religiosidad es una de las causas principales de la degradación de nuestra cultura, y el cristianismo sigue siendo la fuente de los principios que nos permiten vivir con dignidad, y un poderoso instrumento para mejorar el mundo.

Sopla el Espíritu
Cada obispo que ha pastoreado nuestra Iglesia en Ciudad Juárez ha dado importantes impulsos de vida a las ovejas de Dios que peregrinamos, en estas tierras norteñas, hacia la Casa del Padre. Hoy don José Guadalupe, después de numerosas reuniones con sus colaboradores más cercanos -sacerdotes y laicos- empuja para que todos trabajemos bajo un mismo objetivo, en comunión y participación. Se trata del Proyecto Diocesano de Pastoral que pretende "Sembrar el Reino De Dios impulsados por el Espíritu Santo, anunciando el Evangelio a todos para alcanzar la conversión pastoral a partir del Encuentro con Cristo Redentor, auxiliados por Santa María de Guadalupe".

¿Qué tiene que ver esto con tu vida y la mía? Pues sencillamente que todo este esfuerzo deberá conducir a que, en un mundo tan alejado de Dios, comencemos a vivir más cristianamente, renovando parroquias, sacerdotes, el Seminario, los colegios, las religiosas, los movimientos y las familias para que sean verdaderas escuelas de santificación, todo unificado en un objetivo y en un espíritu de comunión. Rogamos desde hoy para que este gran proyecto diocesano, encabezado por el obispo y en el que todos estamos llamados a participar, vayamos con entusiasmo hacia los tiempos de luz y de esperanza que se avizoran para nuestra diócesis. ¡Enhorabuena!

Parejas sexuales
Tener muchas parejas sexuales hace daño por muchas razones. Una de las más obvias es el peligro de contraer enfermedades de transmisión sexual. Hace algunas décadas eran los marineros los que se contagiaban con las prostitutas en los puertos, y en su mayoría esas enfermedades eran curables con antibióticos. Hoy las enfermedades de transmisión sexual se contagian en el ambiente de las preparatorias y universidades. Muchas son incurables y algunas pueden ser fatales como El VIH o virus del SIDA. También el herpes, que es insuprimible y doloroso. El virus del papiloma humano puede provocar cáncer en el sistema reproductivo. La clamidia que, aunque es curable, puede ser causa de esterilidad permanente en las mujeres; o la sífilis, que si no se trata, puede causar locura y llevar a la muerte.

Recordemos que estas enfermedades y otras que existen son transmitidas por contacto sexual. Lo que quiere decir que una persona que nunca ha sido sexualmente activa, no tiene de qué preocuparse. Es conveniente que aquellas personas no casadas, jóvenes sobre todo, que viven una vida sexualmente activa, se hagan un examen para detectar estas enfermedades. Estas infecciones pueden pasar inadvertidas durante años, y por eso pueden causar grandes daños a la persona. Sin duda quienes son sabios, libres y prudentes son aquellos que se abstienen de sexo hasta el matrimonio, y quienes son siempre fieles a su cónyuge.

domingo, 12 de mayo de 2019

Confesionario sin absolución: soy homosexual y sufro mucho

La pregunta: soy un hombre homosexual que toda su vida ha sufrido por tener esta condición. He sido despreciado por mi propia familia por ser así. Muchas veces ellos me han dicho que me voy a condenar en el infierno. Es cierto que en mi vida he tenido muchos hombres, de hecho soy portador de VIH. Uno de los golpes más duros lo recibí de un sacerdote cuando me confesé. Me dijo que yo era abominable y que estaba fuera de la Iglesia. Me sentí como una basura. Gracias a Dios conocí a otro sacerdote que no es de esta ciudad y que ha sido el único que me ha hecho sentir bien. Él me habló del amor de Dios por mí y lo mucho que valgo como persona, aunque nunca me aconsejó que dejara a mi pareja. Quiero cambiar. De Dios no me quiero separar y estoy dispuesto a darle un nuevo giro a mi vida. Estoy cansado de sufrir y también estoy confundido porque unos me dicen que debo seguir siendo como soy, y otros me dicen que cambie. ¿Usted qué opina?

Padre: es hermoso ver cómo el Espíritu Santo está trabajando en ti. "Quiero cambiar", "Estoy dispuesto a darle un nuevo giro a mi vida", dices en tu mensaje. Esto significa que no estás satisfecho del todo con tu vida y la voz de Dios está resonando dentro de ti para llevarte a dar pasos adelante en tu camino de conversión.

Me alegro que hayas encontrado a un sacerdote que te habló del amor de Dios hacia ti y de lo valioso que eres como hijo de Dios. Acerca del primer sacerdote que te habló con palabras fuertes e hirientes, trata de no permanecer en el dolor y que eso no te haga daño. Perdona de corazón a tu hermano y ruega a Dios por él. El estar con "muchos hombres", como tú dices, es una conducta que te estaba destruyendo; de hecho adquiriste VIH por mantener ese comportamiento. Date cuenta de que tener condición homosexual no es ningún pecado, aunque sí es una herida o un desorden en tu naturaleza masculina que te puede llevar a cometer actos homosexuales, los cuales son sí son pecado. ¿Por qué son pecado? Porque no son expresión auténtica de tu naturaleza varonil, la cual tiene como complemento a la naturaleza femenina.

No cometas el error de definirte como homosexual. La Iglesia Católica no clasifica a las personas según su condición sexual. Eres, ante todo, un hombre hijo de Dios. Como cristiano estás llamado a la santidad, y el camino de la santidad empieza por combatir el pecado para crecer después en las virtudes. Solamente si tú quieres, puedes ir dejando atrás tu condición homosexual e ir recuperando tu verdadera identidad masculina. Lo primero que te aconsejo es cortar tus vínculos con tu antiguo ambiente gay. Hay que dejar los lugares que te llevan a conductas homosexuales como son bares, baños, parques y todo lugar que se preste a ese tipo de actividad.

También es necesario cortar con relaciones interpersonales que te lleven a la práctica homosexual, así como todo vínculo con la pornografía. Quita de tu vida periódicos, revistas y medios de comunicación que apoyen y animen al comportamiento homosexual. Todo esto puede parecerte muy radical, pero es absolutamente necesario si quieres un verdadero cambio en tu vida y una curación de tus heridas. Necesitas rodearte de amistades nuevas heterosexuales, gente que sea positiva y te llene de esperanza. Solamente las relaciones saludables, de cariño y no sexuales son adecuadas para satisfacer tus necesidades más profundas. Las relaciones interpersonales sanas irán reemplazando a las conductas y fantasías sexuales nocivas.

El camino no será fácil, seguramente, pero si te acercas a la Iglesia contarás con la guía de Jesús, el buen pastor. Tu acercamiento a Cristo en la oración, en la escucha de la Palabra de Dios, en los sacramentos y en la comunidad parroquial será decisivo para superar esa condición. Te aconsejo que busques un confesor o director espiritual para que sea él quien te dé consejos prácticos de espiritualidad que te ayuden a caminar en una vida nueva, en Cristo. Dios te bendiga y recuerda que en el Cielo hay una habitación preparada por Jesús para ti. Sólo llegan a las moradas eternas los que han pasado por la gran tribulación y son revestidos de la gracia de Dios.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Mi columneja



Un grito desesperado
El detonante de la violencia en la frontera México-Estados Unidos es la producción, el tráfico y el consumo de la droga conocida como "cristal". Se trata de una sustancia relativamente barata pero una de las más destructivas de la persona, que causa daños irreparables en el cerebro y que termina por matar al consumidor en poco tiempo. El consumo de cristal ha venido a trastornar la vida de la frontera de nuestro país generando una ola de violencia y muerte que parece imparable. En el fondo, los consumidores de cristal y de otras drogas están buscando algo que venga a suplir la necesidad que ellos tienen de vida y felicidad. Sin embargo el resultado es el opuesto: la destrucción de la propia vida, del entorno familiar y social.

Los drogadictos más lúcidos no dudan en lanzar un grito desde su desesperación para que los jóvenes nunca utilicen estos productos, para que tengan el valor de rechazarlos y para que encuentren a otros jóvenes y adultos que les enseñen cuál es el camino verdadero que conduce a la auténtica alegría, y no las drogas. Gobierno, empresas, iglesias y organizaciones: hemos de trabajar por la unidad y el amor en las familias, porque son ellas los primeros lugares donde se previenen las drogas. Una persona con una vida familiar positiva y un desarrollo de la vida interior mediante la oración y el encuentro con Dios, difícilmente probará las drogas y será esperanza para un mundo mejor.

Legalizar las drogas
Algunos países se plantean reducir los niveles del consumo de drogas y el narcotráfico a través de hacer legal el consumo de drogas ilícitas. La propuesta es engañosa porque está comprobado que en donde se facilita la oferta, aumenta la demanda. San Juan Pablo II decía que "La droga es un mal y a la droga no se le vence con la droga". Por experiencia se sabe que legalizarla no produce los efectos que se quieren combatir como son la violencia en las calles y el mismo narcotráfico. Además, al facilitar el consumo de drogas a los niños y jóvenes se estarán fomentando en ellos las conductas de dependencia, la pérdida de la conciencia, el deterioro de la voluntad y de su libertad.

Drogarse a nadie le es lícito, enseñaba también el papa, porque ello es renunciar a ser persona pensante, y a actuar como persona libre. Con drogas al alcance fácil no podemos esperar sino un deterioro en la vida familiar porque frustra a las personas en su capacidad de convivencia con sus seres queridos y va minando en ellas su capacidad de entrega de sí mismas a los demás. ¿A dónde irán los jóvenes si se les facilitan las sustancias que hoy son ilegales? Ellos son la esperanza de que el futuro sea más brillante para todos. Facilitarles las drogas será un serio obstáculo para su felicidad y para el bienestar nuestras sociedades.

Creo en Dios, no en los curas
Hay ocasiones en que personas dicen que se han alejado de Dios porque no creen en los sacerdotes. Es una malísima decisión. ¿Qué culpa tiene Dios de la mala actuación de un sacerdote? Hemos de creer en Dios, no en los curas. El centro de la Iglesia no son las personas, ni buenas ni malas, sino sólo Jesucristo. Entonces no es lógico que alguien se aleje de la Iglesia porque aquel sacerdote lo regañó o le hizo mala cara, o porque le resulta antipático. Es cierto que a todos nos molesta que haya miembros de la Iglesia que no son coherentes con la fe que profesan. El que un obispo, un sacerdote o un laico se equivoquen o hayan hecho muy mal las cosas, nos duele sin duda, pero no tenemos por qué perder la fe, ni pensar que esa fe no es la verdadera.

Imagínese usted que cada vez que una persona dé un mal testimonio dejemos de creer en la institución en la que esa persona está metida. No creeremos en el matrimonio, ni en la juventud, ni en el gobierno, en la familia ni en la Iglesia. Así terminamos perdiendo la fe en todo. He conocido sacerdotes excepcionales y sacerdotes malos. Le invito a que usted valore a los buenos sacerdotes, y si ha tenido problemas con alguno, no abandone a Dios por esa mala experiencia. Nadie es perfecto. Hay que aprender a perdonar, y no a echar a Dios la culpa por la mala actuación de algunos.

lunes, 6 de mayo de 2019

Corrida de toros significa "pelea"

Cuando decimos "corrida" de toros significa que el toro debe correr, atacar y pelear. A la plaza vamos a ver la pelea que da el toro. Sin esos puñales que lleva en su cabeza, y que pueden matar al torero, la corrida no tendría sentido. Dice Francis Wolff que el sentido, la esencia y el valor de la corrida tiene dos columnas: la lucha del toro, que no puede morir sin expresar sus facultades ofensivas y defensivas; y el compromiso del torero, quien se juega la vida frente al toro. Esta fue una hermosa faena de Andrés Roca Rey en Sevilla, el 3 de mayo de 2019.        

miércoles, 1 de mayo de 2019

Mi columneja


Unión, no división
Cada vez que en sus conferencias mañaneras el presidente utiliza el término "fifí", "conservador" o "pirrurris" para referirse con desprecio a cierta prensa o ciertos sectores de la sociedad, el país se divide más. El discurso clasista del presidente no aporta nada a la unidad nacional ni a la reconciliación entre mexicanos porque está teñido del espíritu marxista de la lucha entre clases sociales. Duele escuchar hablar así al presidente. Ese tipo de mensajes que promueven la envidia y el odio de los que tienen menos hacia los que tienen más, pertenecen a un sistema político que termina por hacer que los más adinerados huyan de sus países para dejar al resto sumido en la pobreza.

Era sabio el papa León XIII, quien decía en la Rerum Novarum que "es un mal mayor suponer que una clase social sea espontáneamente enemiga de la otra, como si la naturaleza hubiera dispuesto a los ricos y a los pobres para combatirse mutuamente en un perpetuo duelo. Las clases sociales se necesitan entre ellas: ni el capital puede subsistir sin el trabajo, ni el trabajo sin el capital. El acuerdo engendra la belleza y el orden de las cosas. Por el contrario, de la persistencia de la lucha de clases deriva necesariamente la confusión juntamente con un bárbaro salvajismo". ¿Acaso no es la delincuencia rampante que padecemos en México un fruto amargo de lucha de clases? Oremos para que el presidente pueda crear fraternidad en el país y no división.

Desafío en Seminarios
Una de las causas de los escándalos de abusos sexuales por parte del clero católico es la Revolución sexual. Así lo ha señalado el papa emérito Benedicto XVI en un ensayo que dio a conocer recientemente. A partir de la década de los sesenta en el siglo pasado, esta revolución comenzó a luchar por una libertad sexual cada vez mayor en la sociedad. La difusión de los anticonceptivos hizo que el sexo se desvinculara de la procreación y la pornografía fue invadiendo más y más espacios. A los jóvenes había que educarlos sexualmente en las escuelas. La moda y las costumbres se fueron haciendo más permisivas y hoy se enseña que la libertad sexual debe ser total y sin estar sujeta a normas. Incluso se proclama que la sexualidad debe de ser liberada de la misma naturaleza humana.

En este contexto social, los jóvenes que entran al Seminario para querer ser sacerdotes llegan no pocas veces confundidos y hasta con experiencias vividas en este campo. El gran desafío de la Iglesia es educar a los seminaristas para vivir su celibato como una elección de amor, con un corazón agradecido y libre de egoísmos. Volver a Dios es clave, dice el papa emérito. Si el sacerdote no es profundamente espiritual será propenso a vivir muy pobremente su entrega. La clave no es sólo educar para vivir en vigilancia, sino en crecer positivamente en un amor maduro, en una experiencia de relación con Dios que llene el corazón y lo haga capaz de amar de manera divina.

La conversión de Gétaz
Los miembros del partido socialista suizo encomendaron a Gétaz, un hábil político fiel de su organización, que recopilara una amplia documentación sobre la Iglesia Católica para lanzar una campaña contra ella. Eran los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Aquel político empezó su investigación y recogió una amplia información de la doctrina católica, la historia del cristianismo y muchos testimonios. Había que destruir al catolicismo lo más posible entre la población suiza. A medida en que fue ampliando su búsqueda, Gétaz entró en un conflicto interior: se dio cuenta de que la Iglesia Católica no podía ser un invento humano. Era imposible que durante dos mil años de historia tantos ejemplos de santidad, heroísmo y abnegación de muchos de sus miembros, mezclados con las persecuciones, los conflictos internos, las herejías, las divisiones, las traiciones al Evangelio, los errores y los escándalos, no hubieran acabado con ella. Gétaz terminó por desertar de su partido político y se bautizó en la Iglesia Católica, luego se hizo fraile dominico y tuvo su cátedra sobre el tratado de la Iglesia en el Angelicum de Roma.

La Iglesia no puede desaparecer porque es el fruto de la Pascua del Señor, en la tierra y en el cielo. A pesar de nuestros pecados como católicos, la Pascua sigue trayendo a la tierra el perdón de los pecados, la vida de los hijos de Dios, los milagros, las curaciones, las liberaciones, el retroceso del demonio y de la muerte, el gozo y la fecundidad de la Iglesia. Somos el fruto de lo que Jesús sembró con su muerte, y eso nunca puede desaparecer.

Practicar yoga

Pregunta : La Yoga, ¿Va o no va en contra de la fe Católica? Hay quien dice que si es solo para ejercitarse, no hay problema. Respuesta : P...