miércoles, 28 de agosto de 2019

Locura verde o saludable ecología

Las bolsas ecológicas para hacer las compras en el supermercado ya se están vendiendo. Se dice que éstas van a reemplazar a las bolsas de plástico con las que llevamos el mandado a casa. En las ciudades se expande una conciencia ecológica para cuidar el planeta. Nos invitan a consumir productos "bio", a comprar frutas y verduras orgánicas, a tener dietas más saludables y a separar la basura orgánica, plástica y metálica para fomentar la cultura del reciclaje.

A través de estas pequeñas acciones se va formando la conciencia de que La Tierra es la casa que todos habitamos y que es necesario cuidarla. Para un cristiano el planeta es el escenario de la salvación, el lugar donde nos jugamos la vida eterna. Por eso es importante trabajar para mejorar sus condiciones como un acto de justicia y caridad para las generaciones venideras. Celebro que el papa Francisco nos haya legado el documento "Laudato si" sobre la ética para cuidar el planeta, y tomo distancia de aquellos católicos ultras que ven a la la Iglesia como aliada natural del sistema capitalista y que critican al pontífice por su preocupación para cuidar nuestra casa común.

La ecología del planeta es un tema muy complejo y no fácil de abordar. Hay corrientes ecologistas que son críticas a esas pequeñas acciones ecológicas, como el reciclaje, que los ciudadanos comunes y corrientes estamos haciendo en las grandes ciudades. Su crítica afirma que reciclar o ir al super con bolsas ecológicas solamente alimenta el capitalismo. Nos critican porque continuamos manteniendo a las empresas de reciclaje y, de esa manera, hacemos crecer al sistema económico en el que queremos seguir viviendo una buena vida. En resumen, dicen que nuestras acciones ecológicas están demasiado centradas en el bienestar del hombre.

Es aquí donde se insinúa un grave peligro. Estas corrientes ecológicas proponen que pasemos de una ecología centrada en el hombre, a una ecología centrada en el derecho compartido de todas las especies a vivir en igualdad de condiciones. Según esta visión, el hombre debe ser una especie más en La Tierra y no la especie que domine a las demás. Todos los seres vivos tendríamos los mismos derechos: hombres, animales y plantas. La vida del homo sapiens valdría lo que la vida de una planta de cacahuates. En este nuevo socialismo todas las especies biológicas serían iguales y tendrían los mismos derechos.

Nuestra visión cristiana de la creación es totalmente contraria a esta locura verde o socialismo biocéntrico. La Revelación de Dios en la Biblia enseña que, en el orden del ser, existe una escala en cuya cumbre se encuentra el ser humano, creado a imagen de Dios. Y enseña también que Dios encomendó al hombre el gran jardín de la tierra, no para abusar de ella y explotarla, sino para labrarla, custodiarla y preservarla con amor responsable. Por tanto todos los seres inferiores al hombre existen para proporcionarle alimento, vestido y diversos servicios.

Las pequeñas acciones ecológicas que tengamos en la vida cotidiana pueden ayudarnos a tomar conciencia y a ser sensibles hacia el cuidado que La Tierra necesita, pero tener como ideal dejar a la naturaleza en estado salvaje, sin la intervención de la mano del hombre, terminará por hacernos creer que la raza humana es quien estorba en el planeta, y que somos nosotros quienes debemos desaparecer.

lunes, 19 de agosto de 2019

Exaltación femenina, eclipse masculino


Muchas mujeres están furiosas, rabiosas, empingadas. Lo atestigua la estela de destrucción que dejaron en los bancos y comercios de la Ciudad de México cuando se manifestaron contra la violencia de género el pasado viernes 16 de agosto. Más grave que las pintas y destrozos al Ángel de la Independencia por las féminas vándalas fueron las agresiones contra los varones que, curiosos, las miraban. Los agredían sólo por ser varones, para desquitar con ellos su frustración.

La marcha con su secuela de destrucción, aunque claramente obedece a los intereses de grupos radicales de la izquierda política y al lobby abortista, no deja de ser síntoma de la crisis que afecta hoy las relaciones entre los sexos, entre varones y mujeres. Estudios que ha publicado el INEGI sobre violencia indican que dentro de los hogares en México, el 66 por ciento de las mujeres mayores de 15 años han sufrido algún tipo de agresión emocional, física o sexual a lo largo de su vida.

Es cierto que han crecido las agresiones contra las mujeres, como también es cierto que aumentan los varones que viven en un estado de frustración permanente. Aunque se diga que el mundo sigue siendo dominado por hombres, es verdad que los varones hemos pasado a un segundo plano. Esto lo afirma María Calvo, una gran estudiosa del ámbito educativo con varios libros publicados sobre educación diferenciada. Calvo dice que desde la segunda década del siglo XX, la cultura femenina ha ido ganando terreno hasta suprimir y reprimir como intolerables las expresiones de masculinidad.

Afirma la autora que hoy, como nunca, las mujeres gozan de la protección en la vida política; se han creado los institutos para las mujeres; se hacen estudios sobre la mujer; se habla de cuotas de igualdad de género para acceder a puestos públicos; la mujer divorciada tiene prioridad para quedarse la custodia de los hijos; las leyes del aborto se basan en el derecho de la mujer sobre su cuerpo y no toman en cuenta la opinión del varón como padre del niño.

Protegiendo a las mujeres, nuestra cultura hoy proclama la abolición de las diferencias sexuales entre varones y féminas. La feminidad ha sido despojada de su función maternal, lo que ha hecho que las mujeres se masculinicen. Durante décadas ellas lucharon para que se les reconociera su dignidad y sus derechos; esto lo han logrado y hoy ocupan el lugar en la vida social que les corresponde. Es un logro que debe alegrarnos a todos.

Sin embargo el empoderamiento de las mujeres ha traído como consecuencia el eclipse de lo masculino. Hoy los hombres estamos claudicando del papel de ser guardianes y cuidadores de la familia, de nuestra responsabilidad como maridos, padres y sacerdotes, de ser defensores de los valores. El varón está perdiendo su identidad y su personalidad. Nos hemos acomplejado. Se nos acusa de autoritarios y tiranos, de violentos, de dictadores. No se diga a los que nos gustan las corridas de toros o el box –actividades netamente viriles–, alguna anomalía psíquica y trauma de la infancia habremos de tener.

Muchas mujeres prefieren embarazarse en alguna aventura fugaz o con una inyección de semen y así criar solas a sus niños. Dicen que no necesitan a un hombre en la casa. A los varones nos están echando fuera de nuestras familias y ello nos tiene en un estado de frustración permanente. La imagen del hombre fuerte, noble, viril, valiente, con autoridad y seguro de sí mismo –como el hombre Marlboro– ha sido reemplazado por el hombre blando, sensible y maternal que huye de la responsabilidad y del compromiso; o bien la del hombre pervertido y vividor en el mundo del cine y la televisión.

¿Será que la violencia contra la mujer –de la que hoy se habla tanto– tendrá que ver con la frustración que sienten los varones al ver perdida su identidad masculina? Quizá la misma agresividad de las mujeres, como lo demostraron estos días en Ciudad de México, y su rechazo a todo lo que huela a masculinidad, esté alimentando esa misma agresividad varonil que ellas quieren combatir.

domingo, 18 de agosto de 2019

El reich animalista (Andrés Calamaro, ABC)

«La tauromaquia no es maltrato de animales, ni asesinato, ni tortura. La tauromaquia es compás, es valor y es respeto por el medio ambiente y por el toro. Es ecológica y sostiene una tradición ganadera ejemplar. Es cultura benigna, porque es la costumbre de las letras de Lorca, de la tinta china de Picasso, de los libros de Hemingway»

Es complicado entender por qué tanta gente odia (literalmente) a los aficionados taurinos, toreros, banderilleros y otras profesiones relacionadas con el mundo del toro. Yo no creo que responda a cuestiones humanitarias, porque un buen número de estos individuos se permiten pensamientos sanguinarios: odiar y -como quien no quiere la cosa- andar pregonando que aficionados y toreros merecemos todo tipo de castigo divino, incluso cierta clase de empalamiento horrible.

Supongo que no desean a los cocineros una muerte terrible, hervidos en agua caliente o calcinados sus cuerpos a la parrilla ni al calor de los fogones; y este no es un detalle menor, porque España y el mundo están sembrados de restaurantes donde se guardan refrigerados -para ser espléndidamente comidos- un importante número de restos de animales mamíferos y pescados. Sin embargo la gastronomía, que involucra permanentes escenas de matanza y descuartizamiento, está muy bien vista. El auge de su prestigio incluso deja en evidencia una cierta pereza (u holganza) intelectual interesante.

El Reich animalista se considera además a sí mismo el protagonista permanente de una buena acción solidaria Andrés Calamaro

Habitamos en un mundo que da la espalda a la lectura en beneficio de la televisión. Un mundo que ignora la pintura y la escultura en favor de los deportes televisados o el consumo frívolo; que olvida la ópera y el teatro, pero vive absorto ante una pequeña pantalla portátil (entre otros muchos ejemplos diarios de lo que es la vida moderna). Es un mundo que fácilmente se entrega a una corrección política entre comillas y para haraganes; que puede permitirse el «factor desprecio», el odio inquisitorial, una tormenta de opiniones irresponsables y reaccionarias, de deseos imperdonables. También se permiten mirar a otro lado mientras el mundo se desangra en una desigualdad inestable, que mata de hambre en las guerras o en las paupérrimas barcas del exilio forzado: se permiten demasiado y, al mismo tiempo, demasiado poco.

Creo no equivocarme si considero que este fenómeno no es más que ignorancia desatada, incluso en ámbitos universitarios afines a la intolerante abolición. El Reich animalista se considera además a sí mismo el protagonista permanente de una buena acción solidaria, curiosamente humanista o rabiosamente animal. Sin embargo, desnuda un bestialismo intolerante, una profunda pereza intelectual y un peligroso desapego por la sensibilidad correcta, por la vida satisfactoria y la natural tolerancia que impone la convivencia. Exhibe un desorden de valores altamente temerario, o francamente ridículo.

Es frecuente invocar la excusa de la legalidad moral de la matanza alimentaria apelando a que «sirve para alimentarse». Servidor duda que las langostas (cocidas vivas en agua hervida), el caviar o el faisán -o mismamente los vacunos sacrificados- estén alimentando a un mundo hambriento. Desde hace siglos la mayoría se malalimenta con productos no cárnicos, digamos arroz acompañado por ocasionales pedacitos de pescado, chorizo o una carne barata. Proteínas, las justas. La justificación alimenticia de la masacre de las carnes ofende a la razón. En Argentina la ingesta de carne es un ritual de amistad, celebración familiar y festín para el paladar; no se trata de alimentarse ni paliar el hambre. Otra mala broma de las juventudes animalistas adoctrinadas en Facebook: una familia media malamente puede pagar un asado (barbacoa fetén) por mes, la carne es un lujo. Descartemos esta lobotomía portátil que justifica la escabechina que pone en funcionamiento la industria cárnica y marítima. Los restaurantes de tres estrellas Michelin parecen no importar un pepino a los muy humanitarios enemigos sanguinarios de las corridas de toros. Creo que estos detractores de los toros, tan llenos de razones como de equivocaciones, responden a una pereza intelectual aguda, agresiva y terminal: no leen libros (aunque existe el caso de universitarios ensoberbecidos de lecturas académicas que nunca se equivocan). Mayormente, mis justicieros viven embutidos en sus teléfonos galácticos y difícilmente leen a diario el periódico -o periódicamente el diario- para formarse una conciencia mínimamente aceptable; y no es que me crea a rajatabla todo lo que leo, más bien se trata de entrenamientos de gimnasia mental para poder opinar con algún fundamento, incluso leyendo entre líneas editoriales.

La tauromaquia no es maltrato de animales, ni asesinato, ni tortura. La tauromaquia es compás, es valor y es respeto por el medio ambiente y por el toro. Es ecológica y sostiene una tradición ganadera ejemplar. Es cultura benigna, porque es la costumbre de las letras de Lorca, de la tinta china de Picasso, de los libros de Hemingway, del texto imperdible de José Bergamín, de la historia contada por Belmonte y Chávez Nogales; es la tauromaquia de Dalí y de aquellos que aman al toro en la plaza, embistiendo con peligro en cada galope. Es arte que ofrece la vida. Es música, color y valor.

Mientras la humanidad acorrala el hábitat de los animales silvestres construyendo ciudades, caminos, y fomentando cambios climáticos, la tauromaquia protege la ecología sostenible del campo bravo Andrés Calamaro

Valores, buenas tradiciones. Es pueblo y campo, es ciudad y es algarabía, es encierros y novilladas, es ilusión de niños toreros. Da sentido a la vida de los aficionados y a la vida del toro, el más amado de los animales (con permiso de las mascotas que esperan castradas que les permitan orinar mientras mendigan la atención de los dueños que, a falta de un amor mejor, se retratan con el perro para mostrar la foto en san Valentín). El móvil es el mejor amigo del hombre, el perro es un animal doméstico, que vive castrado sin conocer jamás la vida silvestre. El toro es el animal mitológico que representa la leyenda.

Mientras la humanidad acorrala el hábitat de los animales silvestres construyendo ciudades, caminos, y fomentando cambios climáticos, la tauromaquia protege la ecología sostenible del campo bravo y salva la existencia de la raza y su bravura. Pero la inquisitorial animalista no entiende ni quiere entender que no hay razón alguna que convalide la violación de los derechos humanos. Las juventudes animalistas (no hay edad para celebrar la intolerancia ni la ingesta inapropiada de información demagógica) están en su punto más alarmante de frivolidad y holgazanería. Y el juego político, que ofrece a diario un lamentable espectáculo, menosprecia con demagogia la cuestión para rascar unos votos. No llueve a gusto de todos. Pero no se puede parar la lluvia y prohibirla resulta una necedad imperdonable, que no se justifica con desinformación rampante, con desprecio por la voluntad de las gentes y su derecho a la libertad, ni para engordar el caldo de puchero de la clase política que atropella flagrante el espíritu del pueblo. ¡Para variar!

ANDRÉS CALAMARO

Alberto Bailleres, ganadero

«La profesión de ganadero exige una apasionada entrega hacia el arte de la tauromaquia»

Es el segundo hombre más rico de México y el trigésimo segundo del mundo, según la revista «Forbes». Economista y empresario, Alberto Baillères es también ganadero de las divisas de Begoña y Mimihuapam y acaba de triunfar en Las Ventas en el debut de Zalduendo. Este exitoso hombre de negocios es también un hombre discreto que apenas concede entrevistas, pero quiso hablar de toros con el director del portal taurino «Mundotoro», Carlos Ruiz Villasuso.

-¿Qué supone para un ganadero de larga tradición en México un triunfo como este en la primera plaza del mundo?
-Supone algo así como alcanzar la gloria. Ya el hecho de lidiar en LasVentas en San Isidro lo consideraba una meta muy ambiciosa y difícil deconseguir. Haberlo logrado con un triunfo como el de hoy es maravilloso. Un sentimiento difícil de explicar. Estos triunfos tan difíciles de conseguir son los que nos compensan y mantienen con ilusión en la muy difícil tarea de criar toros

-Ser ganadero hoy en día a veces es estar en el lado más débil del toreo…
-Esta profesión tiene muchos matices. Destacaría algunos. Es de mucha entrega y sus resultados son de largo plazo. La decisión que tomas hoy, sabes sus resultados hasta dentro de 4, 5 o 6 años. Tiene la virtud de que te enseña a ser humilde, ya que a pesar de todo el amor, tiempo y dedicación que les das, nunca llegas a saber qué van hacer tus toros a la hora de salir a la plaza. ¡Efectivamente el ser ganadero es estar en el lado más débil del toreo!

-¿Qué lo llevó a ser ganadero de bravo en España? ¿Y por qué Zalduendo?
-Desde hace muchos años me tentaba la idea de llegar a ser ganadero en la cuna de la tauromaquia que es España. Sin embargo, desechaba esa idea dado lo complicado que supone manejar la crianza de ganado bravo con el Atlántico de por medio y la ya muy complicada agenda que tengo. Sin embargo, hace algunos años me llegó el rumor que Fernando (Domeq) estaba pensando vender su ganadería de Zalduendo, versión a la que no le di ninguna credibilidad. Tengo amistad con la familia Domecq desde hace varios años. Fernando me invitó a tentaderos en su finca y me llamaban mucho la atención sus ideas sobre el toro bravo que quería crear: se entusiasmaba cuando describía la embestida del toro mexicano; su convicción sobre la morfología del toro bravo más apto para hacer el toreo de arte que le gusta al público de hoy. Coincidimos en ambas ideas. Era una delicia y aprendizaje el platicar con él sobre la crianza de reses bravas. Fue uno de los ganaderos más grandes y conocedores de esta difícil y apasionada profesión. Además, cuando tuve oportunidad de ver lidiar sus toros, me encantaba su comportamiento. Siempre consideré a Zalduendo como una de las mejores ganaderías de España. Por esta razón, en una visita a Madrid, llamé a Fernando por teléfono y le pregunté si era cierto que pensaba vender Zalduendo. Me dijo que por qué se lo preguntaba, que si yo estaría interesado. Le respondí que pudiera ser. Me dijo si quieres, vamos hablar cuando puedas. Le respondí: ¿qué te parece hoy que estoy aquí en Madrid? Perfecto, me contestó, vente ahora a la casa. Así lo hice, acompañado de mis hijos Alejandro y Juan Pablo. Conversamos y, en un par de horas, llegamos a un acuerdo para comprarle el 100% de su ganadería. No resistí la oportunidad de hacerme ganadero de bravo en España con una ganadería de la calidad de Zalduendo, ¡olvidando todos los inconvenientes que representan esta aventura!

-¿Cómo explica que Fernando nunca lidió una corrida en Madrid?
-Él decía que no cambiaría la morfología de sus toros para poder lidiar con el tipo de toro que hoy se exige en Madrid. Coincido con él y una de las primeras instrucciones que le di a mi hijo Juan Pablo (quien es el que me acompaña en esta profesión) y a nuestro mayoral es que mientras yo esté al frente de la ganadería no voy a permitir intentar cambiar la morfología de nuestros toros para lidiar en Madrid u otras plazas de primera. Creo que algunos encastes han perdido su esencia por cumplir con esta exigencia. Te preguntarás entonces, ¿cómo venimos a Madrid? Después de cinco años de manejar la ganadería hemos logrado con base en buena alimentación, selección y manejo, que los toros logren un desarrollo al máximo sin cambiar sus hechuras. La corrida de hoy la reseñamos y preparamos desde hace dos años. Ya conociendo más la genética de la ganadería y apostando mucho más que siempre.


-¿Sinceramente soñó o pensó alguna vez que iba a salir un toro de la calidad para torear como «Bonito»?

-Soñarlo o pensarlo, sinceramente sí, porque ya hemos lidiado toros con esa calidad. ¿Que saliera en Las Ventas abriendo plaza en la reaparición de Zalduendo después de 170 años de no haber lidiado una corrida en Madrid? Por supuesto que no. Mira, me costó mucho trabajo tomar la decisión de venir a Madrid. Era una apuesta con mucho que perder. Pero pudo más la ilusión que la razón. Ya faltando pocos meses, pedía a Dios que el resultado fuera digno de la divisa y de mi familia. O sea, pedía que estuviera bien presentada para que no rechazaran ningún toro; que se comportaran razonablemente bien y, como un verdadero regalo, que algún matador cortara una oreja. Lo que se dio fue espectacular y no dejo de darle gracias a Dios y a la Virgen de Guadalupe. Tres orejas y abrir la Puerta Grande con dos faenas de Antonio Ferrera cumbres, llenas de contenido espiritual y de un arte que sólo cuando colaboran los duendes se puede dar. Eso nunca lo olvidaré y lo considero un logro muy importante en mi carrera como ganadero.

-Usted conoce bien el mundo del éxito y el trabajo que cuesta lograrlo. ¿Cree usted que en el toreo, ser ganadero y ser torero, tiene al trabajo y al sacrificio como base principal?
-Por supuesto que sí. Si alguna profesión requiere para tener éxito, del trabajo y del sacrificio es la de ganadero y de torero. Recuerdo una frase que hizo famosa mi querido y recordado cronista de toros, Don Pepe Alameda: «El toreo no es graciosa huida, sino apasionada entrega». Para el ganadero, como para el torero, esta profesión exige una apasionada entrega con un amor apasionado por lo que significa el arte de la tauromaquia.

-Sinceramente, ¿su vida sería incompleta o le faltaría algo a pesar de tener una gran familia y éxito en todos los órdenes, si no participara en el toreo?
-Qué pregunta tan difícil. Yo tengo tres grandes amores que han inspirado mi vida: mi amor a Dios, mi amor por mi familia y mi amor por mi querido México. Mi vida gracias a Dios es muy completa y, el balance, de grandes satisfacciones. ¿Sería incompleta si no participara en el toreo? No lo sé. Lo que te puedo asegurar es que me hubiera perdido de una pasión y de un amor por el toreo que es único e indescriptible. La tauromaquia gira alrededor de un animal salvaje e impredecible, el toro, y de un ser humano que arriesga su vida por el placer de crear en el proceso una obra de arte que emociona -a los que nos gusta-, de una manera profunda hasta provocar las lágrimas, como lo pueden hacer una obra de Picasso o Miró, o una composición musical de Bach o Beethoven. O puede ser aún más intensa porque es efímera e instantánea, que no se puede plasmar para la eternidad; es irrepetible, por lo que su impacto emocional es muy profundo. Por todo esto me siento un privilegiado al participar intensamente en el toreo.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Sembrar vida donde huele a muerte

Hay algo profundamente inspirador que hemos de aprender de quienes murieron en Walmart por el ataque terrorista de un gatillero que disparó en la tienda con el propósito de matar hispanos. Repasemos algunas de estas historias. Jordan y Andre Anchondo tenían un año de casados cuando dejaron a su hija mayor en un entrenamiento y fueron a Walmart, con su bebé de dos meses, para comprar materiales del nuevo curso escolar. Cuando empezaron los disparos su reacción inmediata fue proteger al niño, y eso les costó la vida.

Elsa Mendoza, residente en Ciudad Juárez, era maestra de educación especial que había sobrevivido al cáncer. Como todos los fines de semana fue a visitar a sus familiares en El Paso. Su esposo y su hijo no se bajaron del coche aquel día para esperarla fuera de Walmart mientras ella iba a hacer una compra rápida. Juan de Dios Velázquez, originario de Zacatecas, su mudó a El Paso. Cuando el asesino empezó a disparar en la tienda, Juan de Dios trató de proteger a su esposa Estela arrojándose sobre ella para que no la hirieran las balas.

La chihuahuense María Eugenia Legarreta Rothe decidió hacer algunas compras en Walmart antes de recoger a su hija adolescente en el aeropuerto. Madre e hija nunca se pudieron encontrar. Martha, su hermana pintora y escultora, después de la tragedia, expresaba que esa muerte no podía ser motivo de odio ni rencor, y así invitaba al perdón. Iván Manzano, otra de las víctimas, será recordado como padre gran emprendedor de negocios, hombre de bien y padre ejemplar para sus hijos.

Lo que tienen en común estas historias es que eran personas llenas de vida que se dedicaban a engendrar vida. Los Anchondo protegieron a su bebé por salvarle la vida. La maestra, habiendo escapado de la muerte por cáncer, hizo de su vida una entrega para dar educación a niños especiales. Juan de Dios no pensó en correr sino en sacrificar su vida a cambio de salvar la de su mujer. María Eugenia como ama de casa daba vida a su hogar, e Iván era modelo de vida para sus niños.

En el otro lado de quienes aprendieron a dar vida, encontramos a un ser solitario y oscuro, Patrick Cursius, quien movido por las fuerzas oscuras del odio, sólo pensó en generar muerte. Así como Satanás entró en Judas durante la Última Cena de Jesús, así también en Cursius. Por unas cuantas monedas de mezquino y extraño placer cercenó 22 vidas. Su saña inaudita abrió una herida en la frontera pero, al mismo tiempo, disparó un movimiento de solidaridad y demostraciones de afecto que nada ni nadie puede detener. Hoy, aunque muchos lloramos por la tragedia, nos preguntamos por el sentido de la vida, nos refugiamos en el regazo de Dios y esperamos en silencio la justicia divina. Las balas asesinas de Cursius han traído, increíblemente, un derrame a raudales del amor de Dios entre juarenses y paseños.

Cuando en Polonia, durante la Segunda Guerra Mundial, san Maximiliano María Kolbe entregó su vida a los nazis a cambio de salvar la de un condenado a muerte, bajó al calabozo donde él y los prisioneros fueron condenados a morir de hambre y sed sin ninguna ayuda. Maximiliano supo convertir aquella prisión oscura en un hospital del alma, en una escuela de amor a Cristo, en un lugar santo, en un recinto de predicación y de plegaria. Allí consoló y ayudó a morir a cada prisionero. Cuando todos los demás habían muerto, menos él, Maximiliano tenía un extraño vigor sobrenatural. Quien había dado voluntariamente su vida, quien comunicaba la vida divina en la mazmorra a los desconsolados, era quien conservaba la vida. Los nazis, cansados de esperar su muerte, le inyectaron veneno y murió.

Frente al infierno que muchas personas, movidas por el odio, se dedican a crear en la tierra, nosotros hemos de imitar el ejemplo de san Maximiliano Kolbe y recordar que para tener vida hay que dar la vida. El santo polaco interceda por los 22 sacrificados en El Paso, víctimas del odio homicida, y su ejemplo nos inspire para que ahí donde las balas dejaron el olor nauseabundo de la muerte, sembremos las flores del amor, la fe y la esperanza.

jueves, 8 de agosto de 2019

Consuelo de Seitz, desconsuelo de Trump

"Como ministro, estoy llamado a estar presente para todos los que sufrieron este ataque y a sus familias. Necesito hacerlo con un sentido de compostura. Pero cuando visité a las víctimas y a sus seres queridos mi corazón se quebraba dentro de mí. Sus preguntas también son las mías".


Estas son las palabras de un líder cercano a su pueblo. Monseñor Mark Seitz, obispo de El Paso, ha tenido que dar la cara y el corazón para consolar al pueblo devastado por la tragedia de Walmart. Es el pastor que en los momentos más difíciles debe de sostener la fe de su gente. Habrá muchas dudas en algunos, coraje y maldiciones contra Dios en otros, pero el obispo ha estado ahí para sanar y confortar los corazones heridos de sus hijos espirituales, incluso en una vigilia de oración que hicieron miembros de varias religiones el domingo 4 de agosto.

En las antípodas del liderazgo del obispo apareció Donald Trump, el máximo líder de Estados Unidos cuya visita a El Paso no trajo ni una sola palabra de aliento para la comunidad herida. Cuando más que nunca se necesitaban sus palabras, incluso para elevar la esperanza en Dios –los políticos norteamericanos suelen hablar de Dios en sus discursos– el presidentre sólo se limitó a visitar a los heridos y sus familias, y se fue. Lástima. Perdió una gran oportunidad para fortalecer a su pueblo.

La falta de presencia de los líderes espirituales ante su pueblo atrae el disgusto de Dios. Moisés y Aarón –nos narra el capítulo 20 del libro de los Números– recibieron una sanción de Dios. Por no haber reconocido la santidad del Señor en la presencia de los israelitas, a los líderes no les fue permitido entrar en la Tierra prometida junto con el pueblo. Los dirigentes, abrumados por la presión de los hebreos que renegaban contra Dios en el camino del desierto, no tuvieron la fortaleza para dar la cara por Dios y defender su santidad ni el plan divino.

La sanción era de lógica consecuencia. Si la fe de Moisés y de Aarón no era mayor que la fe del pueblo, en realidad no estaban a la altura de liderazgo que se esperaba de ellos y, por lo tanto, no eran buenos guías para introducirlos en la Tierra.

La lección es para los Obispos, sacerdotes, políticos incluso, padres de familia, maestros, catequistas y todos los que tenemos liderazgo en la comunidad. La fe de ellos debe ser capaz de reparar la fe fracturada de los demás. No basta indicarles que vayan a Dios a rezar, sino que ellos deben llevar consigo a Dios. Deben ellos ser un sagrario donde el pueblo perciba la presencia del Dios vivo.

"El Cristo que sufrió está entre nosotros –dijo el obispo Seitz a los paseños–. Es nuestro compañero. Confiamos en que levantará a los caídos, traerá sanación a las víctimas y consolará nuestra comunidad rota. Nuestra comunidad de El Paso se elevará por encima de este terrible día. Nuestro Dios es un Dios amoroso, más grande que el odio, más poderoso que el mal".

Pidamos a Dios que nos conceda líderes cercanos, sensibles, donde podamos encontrar esperanza en medio del dolor y la paz de Dios en la adversidad.

martes, 6 de agosto de 2019

Consuelo y esperanza para la frontera

Espanto, dolor y desconcierto han caído como una sombra en Paso del Norte, nuestra región fronteriza de El Paso y Ciudad Juárez. El acto terrorista del sábado 3 de agosto, en el que perdieron la vida 23 personas –mexicanos en su mayoría–, luego de que Patrick Crusius, un joven de 21 años, abriera fuego en Walmart para matar a todos los mexicanos que pudiera –así lo dejó escrito en una carta–, ha sido un golpe durísimo para la moral de quienes habitamos la región. En este momento hacemos nuestro el Cántico de Jeremías: "Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo, una herida de fuertes dolores".

En momentos donde se espera la paz y no hay bienestar, los corazones de esta gran comunidad binacional buscamos una respuesta de lo Alto. "Busquen los bienes de arriba", dice san Pablo. Es en las alturas del Cielo donde hoy buscamos esos tesoros preciosos de la fortaleza espiritual, la caridad de unos con otros, la oración que nos une a Dios y el consuelo que Jesús nos ofrece.

Con amor y cariño desde Ciudad Juárez abrazamos a nuestros hermanos de El Paso después de haber vivido la locura diabólica del odio racial, cuyos orígenes están, justamente, en el olvido de los bienes espirituales, en dejar de contemplar a Dios como Padre de toda la humanidad, que creó a hombres y mujeres en una sinfonía de razas, lenguas y pueblos para que aprendiéramos a convivir como hermanos en la caridad, y un día compartir el Paraíso con Él.

Jesús subió a la montaña y allí se transfiguró delante de sus discípulos. ¡Cómo quisiéramos que la vida no tuviera episodios tan horrendos como el del sábado pasado! ¡Cómo quisiéramos nunca contemplar el rostro desfigurado del Señor en la Cruz! Sería mejor vivir en un Tabor perpetuo con Jesús y colocar allí nuestras tres tiendas, donde todo es brillo, plenitud de luz, dulcísima alegría, paz indescriptible y victoria sobre las fuerzas de la muerte.

Paso del Norte ha sido una región que ha crecido y se ha forjado gracias a la migración. Hombres y mujeres de las más diversas zonas geográficas del mundo han enriquecido nuestra comunidad con sus talentos y la fuerza de su trabajo. Ellos se han sentido acogidos por la generosidad y la hospitalidad de los fronterizos en ambos lados de la frontera, y en situaciones dramáticas les hemos mostrado la compasión y el valor de su dignidad. Ellos han podido ver el rostro de Dios en la hospitalidad que les ofrecen paseños y juarenses.

Sin embargo hay personas a quienes la multiplicación de los latinos les provoca inseguridad, miedo e ira. Como el faraón egipcio que no quiere que los hijos de Israel se multipliquen en su territorio, buscan exterminarlos al verlos como una fuerza invasora en su país. Febriles por el discurso de odio racial, y creyéndose de una raza superior a las demás, recurren al terrorismo con la ilusión de que así hacen un bien a su nación. Que Jesucristo, rey de la paz, toque sus corazones y les haga descubrir la riqueza de la migración y la virtud de la convivencia pacífica en la caridad.

En estos días de gran tribulación hemos de recogernos más en oración solidaria por quienes perdieron la vida en Walmart-Cielo Vista, así como por sus familiares y amigos. Ofrecemos a la Diócesis de El Paso y a su obispo, monseñor Mark Seitz, nuestro muy sentido pésame. La intimidad con Cristo resucitado sea fuente de consuelo, fortaleza y paz para todos; y, al mismo tiempo, nos impulse a mirar el futuro con esperanza para que nunca nos cansemos de sembrar el amor de Dios donde hay odio, y seguir abrazando a los hermanos que vengan a nuestra región fronteriza.

Practicar yoga

Pregunta : La Yoga, ¿Va o no va en contra de la fe Católica? Hay quien dice que si es solo para ejercitarse, no hay problema. Respuesta : P...