lunes, 30 de octubre de 2023

Los sacramentales y sus efectos



¿Podemos hablar hoy de agua bendita, de exorcismos y de lugares donde hay una fuerte presencia del mundo sobrenatural? La fe en los sacramentales de la Iglesia Católica ha venido a menos en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y en donde prevalece la narrativa del cambio climático, discurso que convierte al planeta en un fin en sí mismo, en una especie de diosa Tierra.

La naturaleza visible se ha convertido en una deidad que está por encima del hombre: la Madre Tierra o la Pachamama. El discurso persistente del calentamiento global ha colocado el valor de este planeta por encima del valor y la dignidad de la persona humana. Muchos se empeñan en reducir la realidad sólo a lo que los ojos observan en el mundo visible.

Si la naturaleza adquiere características divinas, y si el mundo invisible y sobrenatural tiende a desaparecer de la conciencia de los hombres, ¿tiene sentido emprender una peregrinación a un santuario o trazar la señal de la Cruz en la frente y el pecho? Si todo lo natural y lo mundano es bueno, ¿tiene sentido creer en el pecado original y en la presencia del mal en el mundo?

El filósofo Joseph Pieper señalaba que esta visión del mundo, en la que no hay espacio para lo sobrenatural, es deprimente y conduce a la desesperación. Esto significa "estar aprisionados por un mundo desacralizado y enteramente secular, sin posibilidad de trascender las exigencias inmediatas de la vida cotidiana". Me decía una señora: "cuando yo me muera no quiero que, en el sitio donde me entierren, vayan después a poner encima una tienda de una cadena de hamburguesas; ¡ni lo mande Dios!"

Los católicos hemos de vivir con una visión sobrenatural de la vida. La Iglesia nos regala los sacramentales, que son por definición "signos sagrados, por los que, a imitación en cierto modo de los sacramentos, se significan y se obtienen por intercesión de la Iglesia unos efectos principalmente espirituales" (Código de Derecho Canónico 1166). Esto significa que existe el mundo sobrenatural, divino, que nos comunica la gracia de Dios a través de personas, lugares, oraciones y objetos que son santificados.

Mi parroquia es un lugar dedicado a Santa María de Guadalupe. A diario llegan los fieles a encender veladoras ante la sagrada imagen. Muchos, al ver a sus sacerdotes, se dirigen a ellos para pedirles una bendición, y al final de las misas el Pueblo fiel espera una rocío de agua bendita. ¿Qué poder espiritual hay en estos actos tan sencillos que la Iglesia ha establecido como sacramentales? Lo dice la misma Iglesia en su constitución sobre la Liturgia:

"La Liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los actos de la vida sean santificados por la gracia divina que emana del misterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, del cual todos los sacramentos y sacramentales reciben su poder, y hace también que el uso honesto de las cosas materiales pueda ordenarse a la santificación del hombre y alabanza de Dios" (Sacrosanctum Concilium 61).

Nunca perdamos el sentido del Misterio y de lo sagrado. El secularismo quiere que perdamos la visión sobrenatural de la realidad. Si así lo hacemos, los sacramentales se vuelven incomprensibles o los terminamos utilizando como acciones mágicas. No lo permitamos y descubramos la riqueza de estos preciosos signos.

Pieper enseñaba que el alma es la forma del cuerpo. Y que así como el cuerpo y el alma están unidos, así también la naturaleza y la gracia, lo material y lo espiritual. Olvidar que somos almas creadas por Dios encarnadas en cuerpos es perder todo sentido de lo sagrado, y también es olvidar la importancia que tienen los símbolos en la vida cotidiana.

Esa misma persona que se levanta temprano para trabajar en cosas prácticas, como es la fábrica o la albañilería, es la misma que necesita visitar una iglesia para encender una veladora en espíritu de oración y ponerse en contacto con lo sobrenatural. Para los incrédulos y materialistas estos pequeños signos no significan nada; en su pesimismo no pueden ver más allá de sus ojos materiales.

En cambio el hombre creyente encuentra una gracia interior en esos pequeños signos –los sacramentales–, gracia que se hace visible a los ojos de la fe, y ello, tiene efectos espirituales, principalmente la conversión, el amor a Dios y el camino a la recepción de los sacramentos.

lunes, 23 de octubre de 2023

Educación sexual (Made in USA)

Alfred Kinsey, el pionero de la educación sexual escolar (1894-1956)

Los niños de México ya están recibiendo la educación sexual que ha preparado la Secretaría de Educación Pública para las escuelas: promoción de identidades sexuales, gráficos de besos de niñas con niñas, maquetas explícitas del aparato reproductor masculino para simular la eyaculación con jeringas, en fin, todo un entrenamiento para que los pequeños lleguen a transformarse en precoces maquinitas sexuales. Así serán muy felices ejerciendo su derecho a gobernar su cuerpo y a darle cuanto placer se les ocurra.

Veamos a dos oscuros personajes que idearon este tipo de educación que hoy beben los niños en la aulas y cuyos padres no pudieron hacer nada porque los niños ya dejaron de pertenecerles. Ahora los pequeños son propiedad del Estado Mexicano, quien es el que tiene muchas cosas íntimas para enseñarles.

El primer personaje es la señora Margaret Sanger, quien rindió cuentas a Dios en 1966 por sus ideas bastante torcidas y extrañas. Mareada por las ideas feministas de la época, la Sanger abrió su gran negocio del aborto que se fue multiplicando en aborterías como si fueran locales de cadena de hamburguesas, y que hoy es una multinacional que mata bebés por todo el mundo.

Sanger ayudó a financiar la píldora anticonceptiva Pincus, porque se aferraba a la idea de que las mujeres pudieran disfrutar del sexo, tanto como los hombres, y sin la tragedia de quedar embarazadas. Por eso Planned Parenthood –así se llaman las tienditas para abortar que la doña fundó– es una gran propulsora de la educación sexual escolar con condones gratuitos, eso sí, que ellos mismos fabrican y le venden a los gobiernos. La Sanger no era tonta. Sabía que enseñarles "sexo seguro" a los niños y adolescentes dispararía los embarazos y el número de niñas tocando las puertas de las aborterías. Negocio redondo.

El otro personaje cuyas ideas inspiraron la educación sexual escolar es Alfred Kinsey, un tipo bastante promiscuo y obsesionado que abandonó sus estudios sobre los insectos para dedicarse a explorar la sexualidad de las gentes, contratado en secreto por la Universidad de Indiana y pagado por la Fundación Rockefeller. A este tipo se le subieron las ideas de Darwin a la cabeza. Como el ser humano estaba en constante evolución, la sexualidad humana también tenía que evolucionar, y cualquiera que se interpusiera era acusado de frenar el proceso evolutivo. Para Kinsey, el aguafiestas de este progresismo de la sexualidad no podía ser otro que la moral cristiana.

A Kinsey lo llamaban "el misionero de la educación sexual". Fue quien elaboró en 1938 el primer proyecto de educación sexual escolar. A los pobres niños se les metía en la cabeza, ya desde entonces, que la anticoncepción y distintos tipos de relaciones sexuales eran lo normal en la conducta, y que la religión era represiva de las actividades sexuales. Por eso en aquellos años en México inició la llamada "educación socialista" con Lázaro Cárdenas, donde a los niños se les llegaba a quitar toda la ropa en el salón de clase, lo que desató la indignación de muchos padres de familia, que prefirieron sacar a sus hijos de las escuelas antes que exponerlos a aquellas rarezas educativas.

Sigmund Freud, con sus ideas de que la sexualidad está presente en todas las etapas de la vida, contaminó la mente de Kinsey, llevándolo a abusar de cientos de niños y hacer que sus mismos padres abusaran de ellos, siempre bajo la guía del profesor, todo cubierto bajo el velo de que se trataba de investigaciones científicas cuyos resultados anotaba rigurosamente. Daba rienda suelta a actos sexuales de todo tipo, y afirmaba que el matrimonio, el celibato, la virginidad, la castidad y el ascetismo eran las verdaderas perversiones de la cultura.

En 1947, míster Kinsey fundó en Indiana el Instituto para Estudios del Sexo, el cual se convirtió en el centro de elaboración de los programas de educación sexual escolar para exportarse a todo el mundo, en contubernio con Planned Parenthood y con el dinero de Rockefeller Foundation. Dicho instituto tiene hoy un estatus dentro de la ONU y es experto consejero sobre programas de educación sexual que se implementan "worldwide".

Así que cuando despidas con un besito y la bendición a tu niño que va "caminito de la escuela", recuerda que aquello que llamaban "templo del saber" ya no lo es tanto. Ahí los asecharán los fantasmas de Margaret Sanger, Alfred Kinsey, Sigmund Freud y muchos otros diseñadores de la revolución sexual. Con sus extravagancias, ellos lanzaron una verdadera bomba atómica que hoy destroza la inocencia a los niños y les cambia el formato original: "hombre y mujer los creó", para hacerlos emigrar hacia las nuevas identidades sexuales.

lunes, 16 de octubre de 2023

La paz pende con alfileres


Estamos viviendo, a través de los medios de comunicación, los horrores que sacuden el Medio Oriente y la amenaza a la paz mundial. Los atentados terroristas de Hamas a Israel han sido enérgicamente condenados, con toda razón, por muchos países. El contraataque del Estado judío en la Franja de Gaza ha sido tremendamente violento, acrecentando el número de muertos y los odios ancestrales que han marcado la historia de los dos pueblos.

Las cosas se complican con la intervención de Estados Unidos y el apoyo de Occidente, por una parte, y la amenaza de Irán con el apoyo de otros países árabes, por otra. ¿Hamas se volverá enemigo de Ucrania y aliado de Rusia? ¿Qué sucederá con los rehenes israelíes? En América se teme que Estados Unidos pueda sufrir ataques en su territorio por terroristas infiltrados a través de su frontera sur, o que estos actos se extiendan por Europa. Muchas cosas pueden acontecer.

Lo cierto es que en el panorama internacional reina una gran confusión y resulta muy difícil saber lo que realmente está ocurriendo. Los relatos simplistas de "los buenos contra los malos", que unos y otros quieren imponer a través de sus medios de comunicación en la sociedad civil de sus países, nos vuelven miopes y no contribuyen para entender mejor el panorama. Es necesario leer e investigar mucho para tener una visión más objetiva de las cosas.

Los católicos, ante esta situación en la que la paz mundial pende de un hilo, más que dejarnos llevar por los sentimientos de ira que las narrativas políticas quieren desatar en nosotros cuando nos muestran las imágenes más salvajes y brutales de la injusticia, hemos de intensificar nuestra oración, sacrificios y ayuno para que en el panorama internacional reine la cordura y el diálogo, y se evite una guerra de consecuencias incalculables.

Así como es absurdo apoyar el fanatismo religioso y terrorista del islam que quiere destruir Occidente –que para ellos es visto como el imperio de Satanás–, también es absurdo el fanatismo ateo occidental y su visión ideologizada del hombre y de la vida, que busca su expansión por la vía de la carrera armamentista. Ambas visiones amenazan seriamente la paz.

La Iglesia Católica afirma en su Doctrina Social que la paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de la justicia" (Gaudium et spes 78). Es necesario que la paz inicie en nuestras conciencias por la conversión personal, y poco a poco pueda extenderse hacia las instituciones. Tengamos confianza en Dios.

Los católicos hemos de custodiar esos momentos preciosos de oración personal e intensificarlos; recurramos con más frecuencia a la adoración al Santísimo y al rezo del santo Rosario. Hoy que la paz mundial se ve tan amenazada, recordemos que podemos contar con la ayuda de Dios Padre que nos cuida, sobre todo cuando recurrimos a Él; y con la poderosa intercesión de la Virgen María, Reina de la paz.

En Ciudad Juárez tendremos una maravillosa ocasión de reunirnos a orar por la paz en el gran evento del Rosario Viviente, el próximo sábado 28 de octubre en el estadio universitario. Nuestra Señora vele por nosotros y bendiga al mundo.

miércoles, 11 de octubre de 2023

Bendecir parejas homo



La confusión sobre si la Iglesia puede bendecir a parejas homosexuales se generó cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el cardenal Víctor Manuel Fernández, publicó la respuesta a las dudas que presentaron al papa cinco cardenales. Una de esas dudas era sobre si la práctica generalizada de bendecir las uniones entre personas del mismo sexo concuerda con la Revelación y el Magisterio de la Iglesia.

En la interpretación de muchos medios de comunicación, la respuesta dada por el papa sugiere que, por primera vez, algunas personas en uniones del mismo sexo podrían ser bendecidas. El dilema se complica ya que, en febrero de 2021, el entonces prefecto de dicha Congregación, el cardenal Luis Francisco Ladaria, respondió a la misma duda: "¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?" La respuesta de la Congregación fue muy precisa: "negativamente". Fue una respuesta avalada por el papa.

Tenemos entonces dos respuestas del papa aparentemente contradictorias a la misma pregunta, dadas a través de la Doctrina de la Fe, con dos años de distancia. Pero como el Magisterio de la Iglesia no puede tener contradicción porque se anularía a sí mismo, muchos católicos están confundidos y piden una aclaración.

La primera respuesta de 2021 a la pregunta si la Iglesia tiene poder para bendecir parejas homosexuales, es muy clara y las notas explicativas de la negativa es precisa. Dice que en la Iglesia existen proyectos para acompañar a personas con atracción al mismo sexo a las que se les proponen caminos para crecer en la fe, y puedan tener la ayuda para realizar el plan de Dios en sus vidas.

Afirma también que la Iglesia rechaza toda discriminación injusta a estas personas, pero la dificultad y el reto está en saber acompañarles conjugando la caridad con la verdad. Aquí está el núcleo del problema que hoy divide a la Iglesia. 

Monseñor José Ignacio Munilla, en una intervención en YouToube, señaló que muchas veces predicamos la verdad de manera hiriente, faltando a la caridad. Otras, se proclama una caridad complaciente, alejada de la verdad. El gran reto para todos es conjugar verdad con caridad. Ni una cosa va sin la otra. La manifestación principal de la caridad es transmitir la verdad, pero la verdad comunicada de manera hiriente, sin acompañar, no es caridad cristiana. A muchos nos ha faltado una cosa o la otra.

Munilla explicó también que la Iglesia debe de bendecir a todos sus hijos, pecadores, para que se dejen transformar por Dios. Todos necesitamos de la ayuda divina para alcanzar la salvación. Cita la frase magistral de san Agustín: "Dios nos acepta como somos, pero nunca nos deja como somos". Dios no bendice al pecado, sino al pecador, y lo pone en una ruta de conversión.

Jesús, a la mujer adúltera le dijo: "Tampoco yo te condeno; vete y no peques más". La bendijo a ella pero no a sus adulterios. No le dijo que trajera a sus amantes para bendecirla junto con ellos. La bendijo a ella sola y le dijo: "no peques más". Así el Señor nos acoge y nos llama a la santidad, pero no puede bendecir los caminos que van en la dirección equivocada porque son un mal para sus hijos.

Tengamos siempre clara la postura que la Iglesia, en el Catecismo, tiene sobre las personas y los actos homosexuales: la inclinación homosexual no es pecado en sí misma. Estas personas deben ser acogidas con compasión y delicadeza. En cambio los actos homosexuales son desordenados, contrarios a la ley natural, están cerrados al don de la vida, no expresan ninguna complementariedad afectiva y sexual y no pueden recibir aprobación en ningún caso. La Iglesia distingue muy bien entre el pecador y el pecado. Los católicos debemos tener clara esta postura de la Iglesia para proclamarla con valentía.

El cardenal Ladaria hace dos años señaló que no se pueden bendecir a las parejas homosexuales por tres motivos: primero, para recibir la bendición, una relación humana debe estar ordenada al plan de Dios. En este caso tampoco se pueden bendecir otras uniones heterosexuales como los divorciados vueltos a casar o quienes conviven en unión libre. Segundo, el plan de Dios no se realiza en una unión homosexual sino en el matrimonio hombre-mujer. Tercero, si algún sacerdote imparte una bendición a estas parejas, la bendición no es real sino simulada porque falta a la verdad. La misma exhortación Amoris Laetitia dice que no hay ni siquiera remota analogía entre estas uniones y el matrimonio.

¿Puede recibir una bendición una persona homosexual? Sí, pero siempre de manera individual, nunca en pareja. Esta fue la declaración del Vaticano en 2021. Una declaración muy evangélica y aprobada por el papa.

La nueva respuesta del cardenal Fernández de si la Iglesia puede bendecir parejas homosexuales apela, más bien, a la caridad pastoral, afirmando que no podemos ser jueces que sólo rechazan y excluyen a las personas. Su respuesta, si bien no tiene la nitidez de la respuesta de Ladaria, no contradice el Magisterio, pues afirma que "la prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio". Es evidente que una pareja homosexual no está ordenada al matrimonio, como lo había señalado Ladaria, y por lo tanto no se puede bendecir.

Oremos por la Iglesia para que siga acompañando a todos sus hijos, ninguno excluido, en el camino de la salvación. Cada uno de ellos en la ruta propia de su madurez psico-sexual.

domingo, 1 de octubre de 2023

Socialismo verde


No tengo nada contra las personas que, por querer cuidar su salud, deciden no comer carne animal. Respeto su gusto aunque no lo comparto. Pero hay una corriente ideológica llamada "veganismo radical", "animalismo" o "especismo", que es un movimiento político que va adquiriendo fuerza y agresividad. Es una nueva variante del socialismo que podemos llamar “socialismo verde”.

Más allá de la moda
Esta ideología no sólo quiere imponer la moda de no consumir productos que tengan relación con los animales, etiquetando los bienes que consumimos como "libres de crueldad" o "libres de jaula", sino que es algo más profundo y siniestro.

Se trata de una ideología inspirada en el marxismo que quiere igualar a todas las especies de seres vivos, suprimiendo la idea de superioridad del ser humano sobre los animales y las plantas, así como eliminar la idea de "jerarquía" o “antropocentrismo”
 en los seres en la creación. Todos somos iguales, dicen.

Capitalismo culpable
Para el movimiento "liberación animal" el capitalismo es el culpable de la explotación de unos seres sobre otros y, por lo tanto, habrá que destruir el sistema capitalista. Los animales y las plantas son la nueva clase oprimida del proletariado que debe ser liberada por estos activistas. El objetivo es alcanzar el paraíso terrenal en el que no habrá ricos ni pobres, ni hombres ni mujeres sino todos andróginos, ni dominio de hombres sobre animales o plantas. Una especie de condición paradisíaca donde "todes" seremos felices y "contentes".

Fuera de la realidad
Como toda ideología marxista, el ecologismo, veganismo o animalismo no tiene fundamento en el mundo real. Es un sueño de unos cuantos que imaginan que el mundo debería de ser así. Pero no es así y nunca lo será porque toda ideología tiene a la mentira como punto de partida. Los veganos radicales no quieren reconocer la realidad de que las plantas se alimentan de materia inerte como es el agua, la luz y los minerales. Desde su torcida óptica esto debería de ser una opresión del mundo vegetal hacia el mundo mineral, explotación e injusticia.

Lo real: comer seres inferiores
El comportamiento del mundo animal debería de parecerles horrorizante, pero parece que no se dan cuenta de la "explotación" que los animales hacen del mundo vegetal al comer hierba, y al devorarse unos a otros en cadenas alimenticias que están presentes en todos los ecosistemas. Lo único monstruoso que les parece es que los hombres participemos de esta cadena de alimentación criando animales en granjas o practicando la caza para nuestra subsistencia.

Pero ellos mismos, los veganos y animalistas, quieren sacar únicamente al hombre de estas cadenas de alimentación naturales en las que participan todos los seres "sintientes", que ellos dicen proteger. ¿Defenderán a las zebras de los leones, o a las liebres de las águilas? ¿Con qué derecho nos dicen que no podemos consumir carne animal si es parte fundamental de nuestra libertad? Ellos viven fuera de la realidad y nosotros hemos de negarnos a abandonar la realidad, tal como es, para entrar en fantasías que se vuelven ideología peligrosa.

Sin esperanza sobrenatural
Un mundo animalista, especista o vegano radical es un mundo que pierde su sentido porque mata la esperanza cristiana sobrenatural y reduce el paraíso al algo terreno, que está aquí, y que para muchos consiste en una especie regresar a un estado de naturaleza salvaje. Eliminar la jerarquía de los seres es abandonar la idea de que el universo tiende a la perfección por tener grados más perfectos del ser en la creación, y que van dede la materia inerte, los vegetales, los seres sensitivos sin inteligencia –el reino animal–, los seres sensitivos con alma espiritual –la humanidad–, la vida inteligente sin cuerpo –los ángeles– y, finalmente Dios.

Las corrientes del animalismo o el veganismo radical son ateas y aniquilan toda esperanza sobrenatural. Si el hombre es una especie más en la creación, con el mismo valor y dignidad que los otros seres, entonces Dios, como ser supremo y sus ángeles que le sirven, son inadmisibles por ser los que están por encima de todos; sería Dios como el opresor de los opresores. Esto es inaceptable para el marxismo que busca la igualdad y eliminar las clases sociales; éstas serían son los animales y las plantas. Por eso animalismo, veganismo, especismo son corrientes que proponen una felicidad naturalista, irreal, utópica y que sofoca toda esperanza cristiana de alcanzar la vida eterna.

Soberbia
El especismo afirma que es soberbia, de nuestra parte, creernos superiores a los animales y las plantas y tratarles sólo como objetos de consumo. Este racionamiento carece de lógica. Soberbia sería tratar con discriminación o como objeto de "úsese y tírese" a los que son de nuestra raza humana, por ejemplo a los niños por nacer. Pero administrar a seres inferiores como los minerales, plantas y animales para bien de la humanidad no es explotación sino don de la Providencia Divina. Está inscrito en la naturaleza. Los seres inferiores son un don de Dios para que el hombre alcance su último fin.


México, la viña y las elecciones

El próximo 2 de junio habrá una gran poda en México. Son las elecciones para elegir al presidente de la república, a los diputados y senador...