sábado, 29 de mayo de 2021

Confesionario sin absolución: lucho contra mi inclinación homosexual


La pregunta:
le escribo desde Guatemala y reconozco que soy homosexual. Toda mi vida he luchado contra esa inclinación, y cuando caigo en actos homosexuales me siento sucio y repugnante. Me persigue el fantasma del VIH. Mi último contacto sexual fue en agosto del año pasado con un chico infectado, y ahora el verme con la posibilidad de haber sido contagiado me ha despertado mucha ansiedad y depresión. En los últimos nueve meses me he hecho una infinidad de análisis cuyos resultados han sido negativos. Reconozco que durante ciertos períodos de mi vida he tenido total abstinencia de ver pornografía y de fornicar, pero al final vuelvo a caer. 

También reconozco que estoy metido en un círculo vicioso del que no puedo salir y siempre me quedo un profundo vacío por llevar esta doble vida. De jovencito tuve un encuentro con Cristo, fui tan feliz, pero con el correr de los años mi inclinación me hizo sentir muy sucio como para dirigirme a Dios. Tengo la esperanza de acercarme a Dios, pero necesito un verdadero arrepentimiento y pedir perdón, incluso por haberme querido quitar la vida. Estoy viviendo la batalla más grande dentro de mí, con muchas deudas por la pandemia, el fallecimiento de mi madre por Covid, los problemas familiares, el no tener trabajo. Me siento perdido y no sé qué voy a hacer.

Padre Hayen: te agradezco mucho la confianza por hablar de tus problemas. Las penas pueden ser muy grandes, pero si no se comparten, nos ahogan lentamente. Te doy mi sincero pésame por la muerte de tu mamá, en días pasados. Dios le conceda el Cielo. Lo primero que te digo es que no te definas a ti mismo como homosexual. Las personas no se definen por sus inclinaciones sexuales sino por su ser de varón o mujer pero, sobre todo, por nuestro ser hijos de Dios.

Tener inclinación homosexual no es pecado y Dios ama igualmente a todas las personas sin importar sus inclinaciones sexuales. La homosexualidad es una tendencia debida, lo más probable y según los estudiosos, a un bloqueo en el desarrollo psicosexual por motivos de una inadecuada relación con el padre, desde tu más temprana infancia. Sin embargo ese instinto te ha llevado a cometer actos con personas de tu mismo sexo que te han hecho sentir sucio y degradado. Es ahí donde se levanta la voz de tu conciencia diciéndote que algo está mal en dichos actos. Se trata de actos estériles en los que se utiliza a las personas como objetos sexuales. Por eso terminan en una sensación de suciedad y degradación.

La decisión está en tus manos. Tienes la opción de continuar con ese estilo de vida que tiende a ser muy promiscuo porque se basa primordialmente en la búsqueda de belleza física y de sensaciones placenteras. El sexo que Dios hizo para crear amor y vida termina siendo desvirtuado hacia la muerte por las enfermedades de transmisión sexual, entre ellas, el VIH, que tanto te angustia. La otra opción es abandonar ese estilo de vida y las malas amistades, y redescubrir tu verdadera masculinidad, procurando tener amigos heterosexuales. Te recuerdo que, aunque no lo creas, tú tienes una naturaleza heterosexual latente que, con cierta ayuda, puede emerger y transformar tu vida.

Es importante que la motivación que tengas para dejar los actos homosexuales no sea solamente porque te lo dice la Iglesia a manera de una ley externa sino, sobre todo, porque se vuelve una convicción que brota desde el fondo de tu alma y que pide un cambio en tu vida ya que no eres feliz.

Mi recomendación es que te propongas algunos objetivos. Lo primero es dejar la pornografía y la adicción sexual. Luego deberás aprender a gestionar tus emociones. La atracción al mismo sexo radica en que tus necesidades emocionales no fueron satisfechas en el pasado. Habrás de incrementar tu seguridad y autoestima y, si es preciso, sanar cualquier experiencia de abuso sexual que hayas tenido. Éstas se pueden trabajar y reparar. Necesitarás, evidentemente, la ayuda de un especialista para que además te ayude a superar el miedo de estar infectado con VIH.

Por último te pido que prestes atención a esa añoranza de felicidad de tu pasado debido a tu presencia en la casa de Dios. Aquel recuerdo es hoy, seguramente, una llamada de tu Padre Dios y una promesa de que puedes recuperar aquella felicidad perdida, conociendo, amando y sirviendo a Él. La Iglesia no es un museo de santos, sino un hospital que nos cura de nuestros males espirituales, porque todos  estamos enfermos y necesitamos curación. Cristo Jesús nos acepta como somos pero, por el amor que nos tiene, no nos deja como somos. Quiere que hagamos los cambios necesarios para llevarnos hacia una vida plena que, en vocabulario cristiano, se llama santidad.

Acércate al sacramento de la Reconciliación con un sacerdote que te inspire confianza y, si es posible, pídele que te brinde un acompañamiento espiritual. Solo no podrás salir. Necesitas un "coach" que te sostenga en los momentos difíciles y te motive a alcanzar nuevas metas.

Te pongo en mis oraciones y te pido que cuentes con mi apoyo personal. Saludos y bendiciones hasta Guatemala.

miércoles, 26 de mayo de 2021

El Espíritu nos guía a las urnas


El Espíritu Santo derramado el domingo pasado en Pentecostés nos prepara para elegir el próximo domingo 6 de junio a nuestros próximos gobernantes en México. Hay una relación entre el Espíritu de Dios y las elecciones. Es el Espíritu el que nos hace conocer el proyecto de Dios y nos ayuda a amoldar a él nuestra vida; y nos lleva a discernir aquello que es conforme al plan divino y aquello que le es contrario, o menos conforme.

Los futuros gobernantes pueden o no colaborar con el Espíritu de Dios para hacer que la sociedad progrese, no sólo en el orden material sino, sobre todo, en el orden espiritual. Ahí radica la guía y el motor del verdadero desarrollo. Por eso es importante elegirlos bien en estas elecciones.

Hoy vivimos en México una lucha encarnizada contra los valores perennes del Evangelio. El respeto a la vida humana no nacida es amenazada por el aborto, y el cuidado de la vida nacida se ha vuelto muy vulnerable ante la presencia del crimen organizado y la legalización de las drogas. El llamado "matrimonio igualitario" intimida a la familia natural, y la moda transexual destruye la antropología cristiana.

También los creyentes vemos la libertad de conciencia y la libertad religiosa que están bajo fuego. Todos estos valores fundamentales los custodia la Iglesia Católica y sin ellos no puede existir un auténtico desarrollo social. El progreso material viene por añadidura. Votar por partidos políticos que ponen en peligro nuestros valores es desobedecer al Espíritu de Dios y obstaculizar su labor, y es contribuir para que la misma democracia se destruya.

El Espíritu Santo está al inicio de la vida humana porque es Dios quien insufla el alma inmortal en la concepción. Es el Espíritu quien creó al ser humano hombre y mujer, y quien los conduce a formar una familia. Es el mismo Espíritu quien nos habla en la conciencia y nos da una ley interna, fuente de verdad y no de mentira (1Jn 2,27). Es el Espíritu el que nos adhiere a Dios y nos da la libertad para vivir, en el ámbito público y privado, según los criterios de nuestra religión católica. Quienes en la política custodien mejor y promuevan estos derechos fundamentales son merecedores de nuestro voto.

San Pablo quería que sus fieles fueran "sagaces para el bien y trastienda para el mal" (Rom 16,19). Los exhortaba a examinarlo todo y a quedarse con lo bueno, de modo que supieran siempre distinguir lo que fuera más conveniente. En las elecciones se juega nuestro futuro como sociedad y como cristianos. No hay razones, entonces, para la apatía o la indiferencia. Razonemos bien y vayamos a dar nuestro voto el próximo 6 de junio al proyecto político que se acerque más a los valores del Evangelio.

miércoles, 12 de mayo de 2021

Cisma en Alemania


El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó, en la iglesia de Todos los Santos en Wittemberg y en otras parroquias de Alemania, carteles que contenían las 95 tesis o propuestas teológicas para ser debatidas en la Iglesia. Ese día inició la Reforma protestante que marcó, con tanto dolor, la historia de la Iglesia y de Europa. El pasado 10 de mayo de 2021 un grupo de sacerdotes iniciaron, lo que muchos consideran, un nuevo cisma, con la bendición pública de parejas homosexuales y heterosexuales no casadas por la Iglesia en varias parroquias de Alemania.

La iniciativa de estos sacerdotes alemanes tuvo como lema "el amor gana", y se invitó a todas las comunidades parroquiales del país a sumarse a ella como un acto de rebeldía al Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe que prohíbe la bendición a parejas homosexuales. Aclara el escrito vaticano que se pueden bendecir a personas homosexuales de manera individual para pedir por ellas, pero no a las uniones, ya que el pecado no puede ser bendecido.

Ubiquemos el hecho en su justa dimensión. Numéricamente el acontecimiento no es relevante. Las ceremonias de bendición se realizaron en aproximadamente cien parroquias, lo que representa apenas el uno por ciento del total de las comunidades parroquiales germánicas. Y aunque las cifras son irrelevantes, el impacto mediático en el mundo ha sido tremendo. Se trata de un acto de desobediencia y de irrespeto al papa, a la doctrina católica, y un ultraje al Cuerpo Místico de Cristo –la Iglesia– que confunde y escandaliza a los más pequeños.

Sin embargo lo peor es lo que vino el 15 de mayo. El presidente del episcopado alemán, monseñor Georg Bätzing, anunció que en ese día harían una celebración en la que invitarían a recibir la Comunión eucarística a católicos y a protestantes que, en conciencia, se acercaran a comulgar. Así lo hicieron. Esto fue mucho más grave que la bendición a parejas homosexuales. Se trata de un agravio a la Eucaristía hecho en masa, a la presencia real de Jesucristo, que es lo más sagrado que custodia la Iglesia. Sabemos que para recibir el Cuerpo del Señor, sacerdotes y fieles hemos de estar en estado de gracia. Comulgar en estado de pecado grave –afirma san Pablo– nos hace reos de muerte espiritual (1Cor 11,27), y el Código de Derecho Canónico lo declara como sacrilegio.

En la Iglesia, una de las causas de la excomunión "latae sententiae" –la que ocurre de manera automática al cometer ciertos delitos o pecados– es la profanación deliberada de las especies eucarísticas. La excomunión es una pena canónica –la más grave– cuya finalidad es proteger al Pueblo de Dios de caer en errores que podrían comprometer su salvación. Si tantos en Alemania profanaron la Eucaristía por invitación de obispos y sacerdotes, escandalizando y confundiendo a millones de católicos y haciendo que también el sacramento de la Confesión perdiera su sentido, ¿no aplica para ellos la pena canónica más grave de la Iglesia?  

Quizá este grupo minúsculo de clérigos alemanes se sienten los nuevos reformadores y creen que permaneciendo en las filas del catolicismo podrán hacer que muchos, desde diversas partes del mundo, sigan sus propuestas. De esa manera podrían desmembrar más la unidad de la Iglesia. La situación es gravísima y requiere de una intervención especial de la autoridad de la Iglesia para poner orden y evitar peores consecuencias.

Todos los cismas en la Iglesia son trágicos y nadie los queremos. Hemos de orar diariamente para que no ocurra una nueva escisión con los alemanes. El gran riesgo es de que estos escándalos queden impunes y así se transmita el mensaje de que cualquiera puede hacer lo que se le ocurra en la Iglesia, al fin que nada sucede. A Lutero le dieron tiempo para que se retractara. Nunca lo hizo y la sentencia de excomunión se decretó en enero de 1521, hace 500 años. Algo semejante pudiera ocurrir en 2021.

lunes, 10 de mayo de 2021

Razón y emoción al votar


En las calles, en reuniones y en las redes sociales las campañas políticas desatan pasiones. Hasta dentro de las mismas familias las diferencias políticas son causa de división. Mientras tanto los candidatos lanzan sus estrategias apelando más a las pasiones, sentimientos y emociones, y muy poco a la inteligencia del electorado.

A la hora de votar suele tener más peso el trabajo de marketing y las dádivas de los candidatos a sus posibles electores que lo razonable de sus propuestas. Los políticos saben que el pueblo elige a sus gobernantes estimulado más por las emociones que por otra cosa.

San John Henry Newman –quien fue converso del anglicanismo al catolicismo en el siglo XIX– decía que los seres humanos no llegamos a la verdad o a la mentira a través de muchas explicaciones. Son pocas las personas que analizan minuciosamente los argumentos para llegar a conclusiones. La mayoría de los mortales nos dejamos llevar por la persuasión o la seducción.

Cuando nos adherimos a ciertas posturas políticas o religiosas y las tenemos como firmes, no fue porque llegáramos a ellas a través del estudio, sino por una extraña combinación de palabras, sentimientos, tendencias, afectos, modas, simpatías, opinión pública, partido político al que se pertenece, gente famosa influyente, respetos humanos y otros motivos más.

Cuando a Jesucristo los fariseos y jefes del pueblo le pedían que hiciera algún milagro para creer en él, el Señor se resistía. Lo hacía por una sencilla razón: ni aunque la palabra de Cristo hubiera resucitado a un muerto enfrente de sus narices, aquellos enemigos suyos habrían creído en él. Sus pasiones los habían predispuesto a la no creencia.

Pensemos en las discusiones sobre el aborto. En ellas, las explicaciones a favor del derecho a la vida son tan contundentes y lógicas que aquellos que están a favor del aborto no logran refutarlas. No son las argumentaciones lógicas las que logran convencer del derecho a la vida; estas tienen un poder relativo. Lo que logra la adhesión a una causa es un coctel hecho de persuasión, seducción, emociones, odios, combinación de palabras y medias verdades, lo que todo mundo piensa o lo que dicta la propia ideología política. Eso nos muestra que, aunque tengamos inteligencia, lo que mueve nuestros corazones no son las razones, sino las pasiones.

Si vemos los movimientos sociales anarquistas de los últimos años –Black Lives Matter, el feminismo con sus marchas destructoras, las revueltas multitudinarias en Chile y Colombia– nos damos cuenta de que son, sin duda, revueltas e insurrecciones no basadas en la razón sino en las emociones desatadas; porque todos estos movimientos sociales carecen de una propuesta seria, articulada y constructiva. Todo lo contrario, sólo se quiere destruir y sembrar caos.

Lo que mueve, entonces, a los movimientos sociales y partidos políticos es una cuestión espiritual. San Pablo enseña que nuestra lucha no es contra la gente de carne y hueso, sino contra los poderes, potestades y espíritus tenebrosos que dominan el mundo (Ef 6, 12). 

Esto significa que toda causa política y social debe ser cribada por la mente y el corazón de los católicos. Algunas de ellas son muy beneficiosas para la sociedad, sobre todo las que respetan la dignidad de la persona humana desde su concepción hasta la muerte natural, la familia natural, la libertad de conciencia, la libertad religiosa y los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Es importante apoyar las propuestas políticas que más se acerquen a los valores del Evangelio.

Se aproximan las elecciones y las pasiones están sueltas. ¿A quién dar nuestro voto? "Vendrá el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad" que yo les enviaré", dice Jesús. Si bien es importante utilizar la inteligencia para analizar cuidadosamente las propuestas de los partidos políticos, es también muy importante no votar arrastrados por emociones, sino en oración y discernimiento para que el Espíritu de la verdad nos descubra dónde está el espíritu malo, y así nos permita elegir con claridad la mejor opción para el progreso del país.

martes, 4 de mayo de 2021

Niños, tecnología y porno


Con la pandemia los casos de abuso sexual dentro de las familias se han multiplicado. No son únicamente personas adultas quienes cometen este tipo de delitos dentro de los muros del hogar, sino también entre los jóvenes y adolescentes. Recientemente conocí el caso de una niña de nueve años que fue abusada por su primo de catorce. Al enterarse, los padres de la víctima y del victimario quedaron conmocionados y la unidad familiar se hizo polvo.

Situaciones como esta se están multiplicando en el mundo de los adolescentes, quienes carecen de pleno control de sus emociones y facultades sexuales; y se dejan guiar únicamente por instintos que se pueden volver incontrolables. Las consecuencias pueden ser terribles.

En 1902 santa María Goretti, a sus 12 años, falleció apuñalada por Alejandro Serenelli, un chico de 20 años que le gustaba empapelar su habitación con imágenes obscenas y quien era aficionado a las lecturas eróticas. La pornografía, que había despertado obsesiones sexuales en él, lo llevó a intentar violar a la niña y ésta, al resistirse, terminó siendo su víctima mortal.

Hoy en día, la tecnología es parte de la vida de los niños y adolescentes. Ellos crecieron con internet y telefonía celular. Utilizan videojuegos, chats, videochats, correos electrónicos, mensajes instantáneos, Twitter, Facebook, Tik Tok, Snapchat, YouTube y Face Time. Lo hacen con sus móviles, tabletas, reproductores MP3 y Skype. Los padres de familia se quedan asombrados de las habilidades que sus hijos tienen para manejar la tecnología. Quizá también se quedarían pasmados al saber que los niños, en promedio, empiezan a ver imágenes pornográficas a los once años de edad, según lo informa Family Safe Media.

La industria del porno es astuta como una serpiente. Sabe que, así como el narcotráfico necesita conseguir nuevos adictos a las drogas, también se necesita conseguir nuevos adictos a la pornografía. Para ello no hay nada mejor que apoderarse de las frágiles mentes de los niños. Bastará mostrarles unas cuantas imágenes para que, por curiosidad, vuelvan una y otra vez, y así queden atrapados en un vicio que les puede durar toda la vida. Todo aparato electrónico con acceso a internet es un portal para el material pornográfico. Haciendo adictos al porno a las nuevas generaciones, saben que sus ganancias se multiplican por millones de dólares. Y lo están consiguiendo.

Existen leyes para proteger a los menores de edad contra la pornografía, pero son leyes que prácticamente no sirven para nada. Antes de acceder a una página porno, se pregunta a la persona si es mayor de 18 años. Si se hace click en "sí", la persona accederá a la página web. Si se hace click en "no", el sistema lo desviará de la página. Es una crasa tontería. Cuando un adolescente de 15 años tiene la curiosidad de entrar a una página porno, ¿qué responderá a esa pregunta sobre su mayoría de edad? Es obvio que el chico o la chica mentirán ya que no se les pedirá ninguna identificación.

A la edad de 18 años, el 90% de los varones han visto pornografía en internet; el 83% ha visto sexo en grupo; el 69% ha visto porno homosexual; el 29% ha dado libremente su domicilio de casa online; el 14% ha proporcionado su correo electrónico de manera libre; el 15% ha visto pornografía infantil (Family Safe Media, 2007). Esas eran estadísticas de hace 14 años. Seguramente se quedan abajo para lo que hoy está sucediendo en la vida de nuestros jóvenes.

Aunque puede parecer que tenemos la batalla perdida por la inocencia de los niños y adolescentes, sin embargo hay esperanza. Existen programas educativos con perspectiva de familia para ayudar a los padres a educar en la sexualidad a sus hijos. De lo más recomendable es un programa llamado "Guardianet" que ofrece cursos online. Existe también "Formando corazones", producido por VIFAC, que está siendo aplicado en diversas escuelas del Estado de Chihuahua con grandes éxitos. En nuestra diócesis de Ciudad Juárez y en otras de México se ofrece también la Certificación Humanae Vitae para adolescentes y jóvenes.

Solamente a través del conocimiento de los terribles daños de la cultura del porno, que hoy invade a los adolescentes, y a través de una educación en la sexualidad, podremos derrotar, a largo plazo, la cultura de la muerte.


México, la viña y las elecciones

El próximo 2 de junio habrá una gran poda en México. Son las elecciones para elegir al presidente de la república, a los diputados y senador...