El bien no puede depender de aquello que da
más placer a un mayor número de gente por el menor sufrimiento, ya que el bien
es lo que nos indica dónde encontrar el placer, y no al revés. Dedicarnos sólo
a nuestros placeres puede impedirnos conocer el bien. Un hombre puede pasarse
los días tecleando en el mando de un videojuego, y no hace ningún mal. Pero si
quisiera tener la capacidad de poder juzgar lo que es bueno, mejor sería que
aprendiera algo, o incluso que buscara la sabiduría… El hombre bueno, tanto
para Platón como para Aristóteles, debe buscar la perfección, que es el
resultado de la ardua preparación moral. O sea que si hemos de criar un hijo
virtuoso, debemos enseñarle no solamente lo que puede que sea bueno, sino,
sobre todo, el deseo de poseer lo que es bueno. Hay que estimular su
imaginación con relatos de nobles hechos. Tal educación en función de la virtud
debe prevalecer en la comunidad política justa.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
¡Wow!, asignatura pendiente para quienes somos padres. Gracias padre.
ResponderBorrar