El mundo tiende a postrarse ante el poder y a despreciar a los débiles. Sin embargo para la cultura cristiana-católica la humildad es un valor muy importante. Dios, en su Revelación, ha dicho que el hombre está más cerca de la divinidad cuando es humilde. Porque Dios ‘se humilló’ por amor, para crear un universo que no le hacía falta. Así creó al hombre a su imagen y semejanza, divino en su inteligencia y en su dominio sobre el mundo. Pero cuando el hombre se vuelve soberbio y busca ocupar el lugar de Dios haciendo lo que le viene en gana, el hombre se separa de quien le viene la vida y se supedita a la muerte. El hombre será parecido a Dios y tendrá vida, sólo si vive agradecido con Él y si, humildemente, recuerda siempre su condición de creatura.
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