El mundo tiende a postrarse ante el poder y a despreciar a los débiles. Sin embargo para la cultura cristiana-católica la humildad es un valor muy importante. Dios, en su Revelación, ha dicho que el hombre está más cerca de la divinidad cuando es humilde. Porque Dios ‘se humilló’ por amor, para crear un universo que no le hacía falta. Así creó al hombre a su imagen y semejanza, divino en su inteligencia y en su dominio sobre el mundo. Pero cuando el hombre se vuelve soberbio y busca ocupar el lugar de Dios haciendo lo que le viene en gana, el hombre se separa de quien le viene la vida y se supedita a la muerte. El hombre será parecido a Dios y tendrá vida, sólo si vive agradecido con Él y si, humildemente, recuerda siempre su condición de creatura.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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