A menudo llegan a las parroquias personas asustadas que piden ayuda espiritual por algún mal que les pusieron. “¿Cómo sabe usted que tiene un maleficio?”, pregunta el sacerdote. “Me lo aseguró una señora que cura”, suele ser la respuesta. Hasta ahora no se conoce ni un solo caso de alguien que haya visitado un brujo, curandero o adivino y que le hayan dicho “usted no tiene nada, lo suyo es mental”. Absolutamente todos los casos se refieren a ‘un mal’ que alguien les hizo y, por supuesto, son los curanderos quienes ofrecen sus ‘poderes’ para quitar el maleficio a cambio de dinero. Quintana Roo tiene una propuesta de ley para encarcelar a tantos engañadores que, por evocaciones de espíritus, hechizos y embrujos, pretenden solucionar los problemas de la gente más pobre, hasta despojarla de su patrimonio.
Es todo el comentario? Inició muy bien, pero como que quedó la idea truncada... Que hacer como Iglesia para ayudar a los que en esto incurren? Incluso conozco un par de gentes "comprometidas" que han recurrido a esto? Mas allá, como hacer algo semejante a Quintana Roo?
ResponderBorrarLa idea es para que tú la completaras, Arturo. En los alrededores de la catedral se ponen, a veces, personas que prometen curaciones y bendiciones instantáneas. Es increíble la manera en que envuelven a la gente que se les acerca. Empieza el hombre a hacer oración por quienes están ahí, por sus necesidades, y en un rato termina por quitarles 100 o 200 pesos a todos. Son chantajistas robadores de pobres que merecen un castigo por parte de la dirección de comercio o alguna dependencia del municipio.
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