El Estado Islámico sigue avanzando en Siria e Irak. Es una barbarie en la que los musulmanes extremistas están decapitando niños, enterrando gente viva y ejecutando masivamente a quienes no tienen sus creencias religiosas. Y lo presumen orgullosos ante las cámaras. Este genocidio exige una intervención militar urgente. Los cristianos somos pacíficos pero no debemos ser pacifistas. Hay situaciones que exigen el deber de la defensa propia, más cuando están matando a los niños. El Catecismo dice que “todo ciudadano y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las guerras. Sin embargo, 'mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza correspondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa”.
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