¿Te sorprende que Jesús haya elegido a Pedro como la roca visible de su Iglesia? No es algo raro que Dios así lo haya querido. Siempre se apoyó en la fragilidad humana para realizar grandes obras de salvación. Eligió a Abram y le hizo una promesa: "Serás padre de un pueblo numeroso como las estrellas del cielo". Llamó a Moisés y le pidió que fuera al faraón afirmando que Él estaría a su lado. Llamó a Gedeón, miembro de la familia más pobre de la tribu de Manasés y lo envió a enfrentar a los madianitas. Eligió a David, el último de los hijos de Jesé, y lo constituyó rey de Israel. Posó su mirada sobre la pequeñez de una sierva y la eligió como la cuna del acontecimiento más grande de la historia: la encarnación de su hijo. No nos sorprenda, entonces, que haya elegido a Pedro para hacerlo fundamento visible de su Iglesia. ¿Te atreverías a decirle a Jesús: ¿qué estás haciendo? ¿Te has vuelto loco? Las decisiones de Dios se acogen con simplicidad, humildad y alegría. La auténtica Iglesia de Jesucristo existe donde está la roca elegida por el Señor: Pedro y sus sucesores, los papas. ¡Buen domingo!
Sencillo, profunda y completamente lógico.
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