Llegaron
al Museo de Arte de Ciudad Juárez los ‘Caprichos de Goya’, una serie de
grabados en los que el pintor español hace una crítica a la sociedad del siglo
XVIII, principalmente a la aristocracia y al clero. Goya era un creyente
católico y desarrolló una gran producción de pintura religiosa. Sin embargo fue
crítico de algunos aspectos de la vida de la Iglesia de la época, como las
órdenes religiosas y la Inquisición. Luego el pintor se abrió a las ideas de la
Ilustración, ese movimiento cultural europeo que tenía la finalidad de disipar
las ‘tinieblas’ de la humanidad –la religión, según ellos– mediante las luces
de la razón. En la última producción de sus ‘Caprichos’, Goya muestra una
desilusión de las ideas ilustradas y cae en una oscuridad y un sinsentido de la
vida. Y es que, cuando se apaga la luz de la fe, la razón se queda en tinieblas
y la vida, sin esperanza.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
Padre le mandó un abrazo fuerte, le comento que me encantan sus publicaciones, lo felicito, gloria a dios.
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