El acoso escolar o ‘bullying’ es un fenómeno que preocupa no solamente a quienes padecen el hostigamiento, sino que ha llamado la atención de psicólogos, maestros, padres de familia y hasta el mismo gobierno. Me alegra mucho. Como sacerdote he tenido que atender casos dramáticos de muchachos que quedaron llenos de un odio grande hacia sus compañeros, un rencor que se fue petrificando en sus almas y que hoy les obstaculiza seriamente sus relaciones interpersonales. El fenómeno pone el dedo en la llaga a nuestro sistema educativo. ¿De qué se trata la educación? Si pensamos que tener educación es pasar los exámenes que piden saber números, fórmulas, datos y fechas, estamos en la calle. Si, en cambio, tener educación es además aprender valores y actitudes de amor, respeto y promoción de los hermanos, vamos por buenos caminos.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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