La crisis de los niños migrantes no deja dormir; ¿Qué niño migrante dormirá bien viajando en trenes de carga, de sobresalto en sobresalto? ¿Qué padre y madre de esos pequeños dormirá tranquilo al pensar que su niño anda con un pollero a miles de kilómetros de casa? ¿Quién puede dormir en paz en la sociedad norteamericana y su gobierno al asomarse al patio de su casa y ver a miles de niños en harapos y con hambre, esperando entrar? ¿Qué mexicano que ame a su país estará satisfecho mientras que miles de niños cruzan su territorio bajo la sombra del crimen organizado y la corrupción de las autoridades? Quienes se jactan de construir un mundo que no necesita a Dios, ¿podrán dormir al contemplar su fracaso? ¿Podrá Dios reposar en el cielo mientras observa lo que el hombre está provocando a los más débiles del mundo?
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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