Recién aprobado el sistema anticorrupción, solamente nueve de los 66 aspirantes a gobernador declararon sus bienes presentando documentos oficiales y 11 lo hicieron sin presentar papeles legales. Enorme desafío nos espera, porque la erradicar la corrupción no es sólo cuestión de políticos, sino de un proceso educativo en el pueblo. Gobernantes, medios de comunicación, escuelas, la Iglesia católica y las demás religiones, y sobre todo los padres de familia, deben de tomar el toro por los cuernos y, con el ejemplo, ser los principales educadores para mostrar a sus hijos que el camino del bien forma personas y sociedades felices. Crear un sistema nacional anticorrupción sin un proceso educativo, terminará en bla bla bla, como acabó la tristemente recordada ‘renovación moral’ a la que convocó el ex presidente Miguel de la Madrid. ¿La recuerda?
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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