El 16 de mayo Christopher fue invitado a jugar al secuestro por cinco adolescentes. Le ataron las manos y pies, lo golpearon con un palo y con piedras directo al rostro, luego lo sofocaron. Cuando creyeron que estaba muerto, hicieron un hoyo y lo metieron a la fosa. Una de las jovencitas apuñaló el cuerpo mientras otros lo apedrearon, lo sepultaron, taparon el lugar y colocaron un animal muerto sobre la superficie para que no llamara la atención. Estamos horrorizados porque los niños se convierten en asesinos. Recordemos que niño se transforma en lo que observa a su alrededor, en el ambiente social descubre los modelos a los que debe parecerse. Familias desintegradas, padres ausentes, basura televisiva, violencia en videojuegos y películas, inexistencia de estructuras morales y religiosas, malas compañías, ambiente social violento y delictivo… ahí están los ingredientes del venenoso coctel que puede convertir a niños inocentes en temibles chuckies.
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