Víctor Biaka Boda fue un senador de Costa de Marfil que nació en
1913. En 1950 le encomendaron la misión oficial de elaborar un informe
detallado acerca de las necesidades alimentarias de la población. Mientras
realizaba la encomienda, se internó por los caminos de la selva cuando, de
pronto, su coche se averió. Mientras su chofer hacía la reparación del auto, el
político caminó por la selva. Nunca regresó. Meses después se encontraron su
corbata y su esclava de oro, así como sus primeros apuntes sobre la
alimentación de sus conciudadanos. Sus huesos carbonizados fueron hallados en
torno a las cenizas de una gran hoguera. Había sido devorado por una tribu de
caníbales. Ironías de la vida y de la muerte… Así fue Jesús de Nazaret. Se
internó en nuestra selva para darnos vida, le dimos muerte de cruz y nos dejó
su cuerpo sacramentado para que a diario lo pudiéramos comer. Nos convirtió, más que en antropófagos, en deopófagos.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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