Varias personas me piden que haga un comentario sobre el popular juego ‘Charlie Charlie’ que se ha vuelto viral en las redes sociales. El juego consiste en dibujar una cruz sobre una hoja de papel. En dos de los cuadrantes se escribe “no”, y en los otros “sí”. Luego se colocan dos lápices superpuestos en cada eje de la cruz dibujada. Hay que decir: “Charlie, Charlie, ¿estás ahí?” y empezar a hacer preguntas. Uno de los lápices se moverá hacia la respuesta. Se trata de una práctica espiritista.
Muchos se preguntan quién puede ser Charlie. ¿Es posible comunicarse con los muertos, invocándolos? Absolutamente no. Un muerto puede manifestarse a una persona viva únicamente si Dios lo permite, pero no por invocación. Se trata de casos extraordinarios, muy raros, y ocurren sólo por iniciativa de Dios, pero no porque alguien tenga poderes para entrar en contacto con ellos. Cuando se manifiestan nunca mueven objetos ni producen ruidos, y si lo hacen, generalmente, es para pedir oraciones. Así que cuando se celebran misas y se reza por ellos, desaparecen.
Si entonces el juego Charlie Charlie no es comunicación con difuntos, ¿entonces con quién puede ser? La única respuesta es: demonios. En la mayoría de los casos Charlie no pasa de ser un juego ingenuo en el que no ocurrirá nada, pero puede atraer una acción extraordinaria de espíritus malignos sobre la persona o el lugar donde se practica el juego. Difícilmente alquilen quedará poseído por un demonio por hacer el ritual del 'Charlie Charlie', pero sí puede sufrir acosos. Recomiendo la lectura del Catecismo de la Iglesia Católica en los números 2115 a 2117 donde la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de toda forma de espiritismo, magia y horóscopos.
Dice el número 2116: Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
He conocido muchos casos de personas que después de recurrir al espiritismo han quedado desestabilizadas en su integridad psicofísica, y que son víctimas de sobresaltos, traumas y dependencia de estas prácticas a manera de vicio. Cuando la persona, pues, está consciente de que se trata de una práctica contraria a la virtud de la religión que contradice el honor que sólo Dios merece, el juego se convierte en pecado para quien lo practica.
Muchos se preguntan quién puede ser Charlie. ¿Es posible comunicarse con los muertos, invocándolos? Absolutamente no. Un muerto puede manifestarse a una persona viva únicamente si Dios lo permite, pero no por invocación. Se trata de casos extraordinarios, muy raros, y ocurren sólo por iniciativa de Dios, pero no porque alguien tenga poderes para entrar en contacto con ellos. Cuando se manifiestan nunca mueven objetos ni producen ruidos, y si lo hacen, generalmente, es para pedir oraciones. Así que cuando se celebran misas y se reza por ellos, desaparecen.
Si entonces el juego Charlie Charlie no es comunicación con difuntos, ¿entonces con quién puede ser? La única respuesta es: demonios. En la mayoría de los casos Charlie no pasa de ser un juego ingenuo en el que no ocurrirá nada, pero puede atraer una acción extraordinaria de espíritus malignos sobre la persona o el lugar donde se practica el juego. Difícilmente alquilen quedará poseído por un demonio por hacer el ritual del 'Charlie Charlie', pero sí puede sufrir acosos. Recomiendo la lectura del Catecismo de la Iglesia Católica en los números 2115 a 2117 donde la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de toda forma de espiritismo, magia y horóscopos.
Dice el número 2116: Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
He conocido muchos casos de personas que después de recurrir al espiritismo han quedado desestabilizadas en su integridad psicofísica, y que son víctimas de sobresaltos, traumas y dependencia de estas prácticas a manera de vicio. Cuando la persona, pues, está consciente de que se trata de una práctica contraria a la virtud de la religión que contradice el honor que sólo Dios merece, el juego se convierte en pecado para quien lo practica.
Buena información, gracias
ResponderBorrarBuena información, gracias
ResponderBorrarPadre muchas gracias por compartir esto de gran utilidad. Sobretodo cuando nuestros hijos están tan expuestos a toda clase de información. Aprovecho para decirle que disfruto mucho su blog. Dios lo bendice
ResponderBorrarexcelente información padre Dios nuestro Señor nos lo bendiga...
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