Existe un sentimiento anticatólico y antihispano que está aún arraigado en la sociedad norteamericana. Se hacen distinciones entre lo que pertenece al mundo anglo y al mundo hispano. Hay un muro de separación entre la tradición católica y la protestante, entre los Estados Unidos y América Latina. Este sentimiento anticatólico contribuyó a que naciera, por cierto, la Orden de los Caballeros de Colón en el año 1882. Los católicos eran excluidos de los sindicatos y otras organizaciones sociales y fraternales, y fue el padre Michael McGivney quien fundó una sociedad que impulsara a los varones a vivir orgullosos de su herencia católica americana.
La canonización de fray Junípero –primer santo hispano en Estados Unidos canonizado por un papa hispano– permitirá a esos millones de latinos estadounidenses a liberarse de esa mentalidad dañina y el complejo de inferioridad de sentirse rechazados. Tanto los hispanoamericanos como los inmigrantes deben verse a ellos mismos como parte de un proyecto grandioso de nación. Ellos son el último eslabón de una larga cadena de descendientes de españoles que habitaron grandes áreas de lo que hoy es la Unión Americana en los años de su nacimiento.
En el año 1987 san Juan Pablo II visitó la tumba de fray Junípero Serra en Carmel California. Ahí reflexionó sobre la trascendencia histórica de este fraile franciscano que murió en 1784: “Este lugar hermoso y sereno es verdaderamente el corazón histórico y espiritual de California. Todas las misiones del Camino Real dan testimonio de las luchas y heroísmo de una época pasada, pero no olvidada y sin significado para la California y la Iglesia de hoy”. Es inevitable trasladar esas palabras de san Juan Pablo a nuestra Misión de Guadalupe de los Indios Mansos del Paso del Norte –serenidad, sencillez y hermosura– corazón espiritual de Ciudad Juárez y El Paso.
Al llegar de España a México, fray Junípero fue enviado a la Sierra Gorda como misionero. Tradujo oraciones y el catecismo, y transmitió la fe a través de ricas celebraciones litúrgicas. Trabajó duramente para mejorar las condiciones de vida entre los indígenas enseñándoles técnicas de agricultura, artesanías y oficios. Así fundó nueve misiones en California. Ocho años después fue llamado a la Ciudad de México; para entonces la mayoría de los indígenas se habían convertido en católicos practicantes con una notable mejoría en su calidad de vida. Predicó misiones por todo el país y recorrió más de 8 mil kilómetros a pie. Después de la supresión de la Compañía de Jesús, fue administrador de las misiones jesuitas en Baja California, y más tarde recibió la encomienda de fundar más misiones en la costa de la Alta California.
Misiones en California |
Reconocemos y celebramos la santidad heroica y la labor incansable del beato Junípero Serra, el santo fraile quien como dócil instrumento del Señor, trajo la alegría del Evangelio al Nuevo Mundo. Que su canonización haga que los católicos hispanos en Estados Unidos no agachen la cabeza sino contribuyan, desde su fe, a construir una patria más humana y cristiana.
Muchas gracias, Padre. Muy buen artículo.
ResponderBorrarMuchas gracias, Padre. Muy buen artículo.
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