Ellos son Pablo y María de Jesús Cuarón, mis abuelos maternos, y hoy celebramos sus 73 años de casados en una Eucaristía en la capilla de la parroquia El Sagrado Corazón de Jesús. Me siento lleno de gratitud con ellos porque han cumplido, con alegría, el mandamiento de Jesús: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio". En cuestiones de religión ellos no tuvieron la evangelización ni la catequesis que hoy tenemos en nuestra Iglesia, por lo que no saben expresarse bien cuando de Dios se habla. Aunque, eso sí, todas las noches rezan mucho. Sin embargo las palabras están de sobra. Mirándolos a ellos que han estado unidos por más de siete décadas, me doy cuenta de que son Evangelio vivo. Con su testimonio silencioso, ellos fortalecen mi compromiso en la entrega a Dios. Cierto, tenemos alianzas con el Señor muy diferentes: ellos en el camino del matrimonio; yo, en el del sacerdocio. Pero también son alianzas semejantes porque es una sola vocación la que compartimos, la vocación al amor, al compromiso, a alcanzar un gran ideal, a formar una familia; ellos una de sangre, yo una espiritual. ¡Gracias abuelos por vivir su entrega! ¡Gracias por recordarme continuamente que el morir cada día a uno mismo, el diálogo y la perseverancia son la clave para vivir una vida resucitada!
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
Hermosa reflexión y agradecimiento a sus Abuelos, Dios les conserve.
ResponderBorrarGRACIAS PADRE POR COMPARTIR CON NOSOTROS ESTO TAN HERMOSO Y FAMILIAR DIOS BENDIGA A SUS ABUELITOSY SU AMOR .
ResponderBorrar