La fundación Bill Gates está desarrollando un microchip anticonceptivo que se implantará en el cuerpo de la mujer y que liberará pequeñas dosis de estrógenos y prosgestina. Podrá ser activado a control remoto por agentes externos, incluso sin tener en cuenta los deseos de la mujer. Muchas mujeres creerán ser liberadas sexualmente al usar este artefacto. En realidad se trata de un abuso. Lo decía Pablo VI: “Podría temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas,
acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y
psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoístico y no como a
compañera, respetada y amada”. Los nuevos anticonceptivos evidencian más, que el trato al cuerpo de la mujer es semejante al que se da a los juguetes sexuales.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
Lo triste es ver la imagen que algunas mujeres tienen de sí mismas.
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