La fundación Bill Gates está desarrollando un microchip anticonceptivo que se implantará en el cuerpo de la mujer y que liberará pequeñas dosis de estrógenos y prosgestina. Podrá ser activado a control remoto por agentes externos, incluso sin tener en cuenta los deseos de la mujer. Muchas mujeres creerán ser liberadas sexualmente al usar este artefacto. En realidad se trata de un abuso. Lo decía Pablo VI: “Podría temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas,
acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y
psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoístico y no como a
compañera, respetada y amada”. Los nuevos anticonceptivos evidencian más, que el trato al cuerpo de la mujer es semejante al que se da a los juguetes sexuales.
Lo triste es ver la imagen que algunas mujeres tienen de sí mismas.
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