Los astrónomos afirman que un enorme asteroide se dirige hacia la Tierra, y que la impactará el 16 de marzo de 2880. De producirse la colisión, el impacto sería comparable a la explosión de 44 mil 800 megatones de dinamita. La vida en el planeta desaparecería. Con los conocimientos que existen hoy en día resulta imposible desviarlo, aunque, entienden los investigadores, que con los cientos de años que separan a este fenómeno, se encontrará la solución a tiempo. Si a alguien le angustia el fin del planeta, si a alguien le inquieta que el universo se quede sin el hombre en un inmenso vacío, eso significa que esa persona mira su existencia encerrada en el horizonte restringido del tiempo. Es más sabio y bello levantar los ojos y mirar hacia el golfo de luz de la eternidad, donde nos podremos sumergir en el océano infinito del amor trinitario.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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