A poco tiempo de la beatificación de Fulton Sheen, la causa ha quedado suspendida por la diócesis de Peoria, cuyo obispo es el impulsor de que Sheen llegue a los altares. El famoso telepredicador de los años 50 nació en esa ciudad donde también se ordenó sacerdote. El problema está en que Peoria reclama los restos mortales de Sheen para su catedral por ser la diócesis que promueve de la beatificación y donde Sheen nació, mientras que Nueva York los quiere en la catedral de San Patricio, donde fue la sede del futuro beato y donde hoy se encuentra su tumba. Miles de fieles católicos están tristes por esta disputa, incluyendo a la familia que recibió el milagro que se necesitaba para que Sheen llegara a los altares. Dios no permita que se repita lo que ocurrió con santa Catalina, cuyo cuerpo descansa en Roma mientras su cabeza reposa en Siena.
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