A poco tiempo de la beatificación de Fulton Sheen, la causa ha quedado suspendida por la diócesis de Peoria, cuyo obispo es el impulsor de que Sheen llegue a los altares. El famoso telepredicador de los años 50 nació en esa ciudad donde también se ordenó sacerdote. El problema está en que Peoria reclama los restos mortales de Sheen para su catedral por ser la diócesis que promueve de la beatificación y donde Sheen nació, mientras que Nueva York los quiere en la catedral de San Patricio, donde fue la sede del futuro beato y donde hoy se encuentra su tumba. Miles de fieles católicos están tristes por esta disputa, incluyendo a la familia que recibió el milagro que se necesitaba para que Sheen llegara a los altares. Dios no permita que se repita lo que ocurrió con santa Catalina, cuyo cuerpo descansa en Roma mientras su cabeza reposa en Siena.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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