A poco tiempo de la beatificación de Fulton Sheen, la causa ha quedado suspendida por la diócesis de Peoria, cuyo obispo es el impulsor de que Sheen llegue a los altares. El famoso telepredicador de los años 50 nació en esa ciudad donde también se ordenó sacerdote. El problema está en que Peoria reclama los restos mortales de Sheen para su catedral por ser la diócesis que promueve de la beatificación y donde Sheen nació, mientras que Nueva York los quiere en la catedral de San Patricio, donde fue la sede del futuro beato y donde hoy se encuentra su tumba. Miles de fieles católicos están tristes por esta disputa, incluyendo a la familia que recibió el milagro que se necesitaba para que Sheen llegara a los altares. Dios no permita que se repita lo que ocurrió con santa Catalina, cuyo cuerpo descansa en Roma mientras su cabeza reposa en Siena.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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