Se dice que la violencia contra la mujer es algo natural, un asunto de testosterona, la hormona varonil que provoca agresividad en el macho hacia quienes tienen menos fuerza física. “A la mujer y a la burra, ¡zurra!”, dirían los golpeadores de mujeres. El hecho de que los varones tiendan más a las peleas físicas puede ser cuestión de instintos. Pero es, sobre todo, un problema de conciencia. La espiritualidad cristiana enseña al hombre a dominar sus pasiones, a hacer el bien y evitar el mal. La solución más profunda, radical y duradera para el problema de violencia contra la mujer no es el discurso de los derechos humanos, ni el endurecimiento de las penas contra los agresores o la cultura de la denuncia; todo ello evidentemente ayuda, pero no es la salida. La solución es una formación espiritual desde la niñez y que dure toda la vida.
Pregunta: Vivo en El Paso Texas y soy devoto de san Judas Tadeo, del cual tengo dos imágenes de yeso que compré. Mi suegra fue a la Ciudad de México y me compró otra imagen más de san Judas. Acomodó la imagen en su coche y cuando llegó a su hotel vio que la estatua tenía la cabeza quebrada. Cuando lo supe quedé muy impactado porque dicen que, cuando eso ocurre, es porque se ha cumplido algo que se le ha pedido al santo. Mi desconcierto fue mayor cuando compré, acá en El Paso Texas, otro san Judas, de color oro, muy bonito, pero al llegar a mi casa uno de los san Judas que ya tenía, estaba con su cabeza rota. Estoy muy impresionado. No sé a qué se deba, padre. A veces creo que el santo está celoso porque tengo varias imágenes de él. Agradezco su tiempo y le pido que me ayude. Padre Hayen: ¿Cómo? ¿Dos imágenes con cabeza rota? ¡Seguramente tú y tu suegra se van a sacar la lotería! Por favor, muchacho, no peques de ingenuidad. Pero además dices que san Judas está celoso porque tien...
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