El Estado Islámico es un grupo insurgente asentado en Irak y Siria, y que tiene miras de conquistar todo el Medio Oriente, la mitad del África, buena parte de Asia y algunas partes de Europa, incluyendo España. La presencia de Estados Unidos en la zona, con la guerra en Irak y Afganistán, ha sido culpable, en mucho, de la aparición de estos grupos extremistas que siembran horror y muerte. Mientras los Estados Unidos y Europa declaran la guerra en nombre de la sociedad permisiva y del dinero, el Estado Islámico toma las armas en el nombre de la religión. Expandir un credo por la violencia es, sin duda, una aberración. Pero el motivo de los islamistas es más hondo y, por eso, más temible: ellos creen honrar a Dios. El laicismo occidental ateo en cambio, aunque es más poderoso en armas, carece de una fuerza trascendente y arrolladora para el combate.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
Padre confío plenamente en Dios y se que debemos orar con fé para que haya paz en el mundo Dios lo bendice
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