Uno de los propósitos de los diplomas universitarios es evitar que aquellos que los poseen tengan dolores de espalda y callos en las manos. Pero los cristianos no miramos con desprecio este tipo de labores que hacía nuestro Salvador, ya que Jesús era carpintero. Y Pedro era pescador. Y Pablo era artesano. No debemos subestimar esta aceptación de la dura labor física. Es posible que el cristianismo sea verdaderamente saludable allí donde se afirma este principio. Negarlo es síntoma de una fe enfermiza. Los artesanos que construyeron catedrales dejaron memoria de su profesión en la madera, en el vidrio o en la piedra de las paredes que construían.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
Muy cierto padre debemos valorar el trabajo y no tanto titulo,papeles burocracia que solo son filtros para negar oportunidades a los que verdaderamente trabajan, ademas de desvalorar el trabajo duro como un valor y un principio no de estancamiento; sino de crecimiento personal y social.
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