La caridad hacia los pobres es parte de nuestra cultura gracias al cristianismo, porque Dios se hizo hombre y se identificó con los débiles: “En verdad les digo que cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron”. Los cristianos descubrieron que el hombre tiene una dignidad altísima por haber sido creado y redimido por Dios. Hindúes, budistas y musulmanes no fueron a tierras extranjeras para dar de comer al hambriento y vestir al desnudo. Sólo lo hicieron los cristianos. Y si hoy se habla de derechos humanos y de la dignidad de los pobres es porque el mundo escuchó hablar de Jesucristo.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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