Chon y Chona viven arrejuntados. Comparten su espacio vital desde hace tres años. Se entregan sus cuerpos en la vida cotidiana. Es mucho lo que están dando cada uno de su parte. Su intimidad está en juego, su porvenir, su vida emocional y el nacimiento de una posible creatura. Pero ninguno tiene la garantía de que está siendo aceptado, amado y respetado por el otro para toda la vida. Por su unión libre, quizá, hay más agresividad entre ellos y es más probable que su relación termine en fracaso. Las uniones libres en México van en aumento. No sólo en México sino en todo el mundo occidental cada vez son menos las parejas que se casan. El matrimonio, en cambio, al ser un proyecto claro de una comunidad de ayuda mutua, de amor y de cooperación, hace tener más expectativas y esperanzas más fuertes, sobre todo si es celebrado dentro de una religión.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
el matrimonio es el principal paso de una sociedad sana
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