martes, 14 de abril de 2020

Cristo resucitado te conoce por tu nombre


La Octava de Pascua es una bellísima ocasión para encontrarnos con Cristo resucitado. La Magdalena, en un inicio, no reconoce a Jesús. Sólo cuando la voz poderosa del Cristo glorioso pronuncia el nombre "María", ella lo reconoce y responde diciendo "Rabbuní". Para el Señor nadie fue fabricado en serie, como producto industrial. Al crearnos, Él nos sacó de la nada y nos puso en la existencia dándonos un nombre concreto. Nos conoce por nuestro nombre. "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan", dijo un día a su amiga de Betania. "Lázaro, sal de ahí", y Lázaro, al escuchar su nombre, salió de la tumba. Al hijo de Jonás le dijo: "Tú eres Pedro", dándole una vida nueva y una misión particular.

Cuando fuimos bautizados se preguntó a nuestros padres y padrinos cuál sería nuestro nombre. Y ahí, en las aguas bautismales, el Resucitado pronunció por primera vez nuestro nombre, dándonos una vida nueva y una misión concreta. ¡Qué bello saber que tenemos un buen pastor que conoce a sus ovejas por su nombre! ¡Qué alegría saber que nuestros nombres están inscritos en el Cielo y en el Libro de la Vida! ¡Qué maravilloso imaginar que, entrando en la gloria, recibiremos un nombre nuevo e inefable, y que participando de la misma existencia de Dios llevaremos el nombre del Padre y el de su Hijo en nuestro corazón eternamente!

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