A la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Guerrero se añade la aparición, por varias partes, de fosas clandestinas sembradas de cadáveres. ¿Quiénes son? ¿Cuántos hay? ¿Cuántas fosas más encontrarán? Si a eso agregamos los debates entre políticos guerrerenses por la despenalización del aborto, el panorama en aquel estado de la república es macabro. Allá la vida no vale nada. Desde el vientre materno empieza la conjura contra la vida. ¿A la sombra de quién los ciudadanos pueden sentirse seguros? Algunos sacerdotes también han sido perseguidos y desaparecidos. Políticos, narcotráfico, policía… todo es una conspiración que obedece a la lógica del maligno, es decir, la de aquél que es homicida desde el principio. Cuando el hombre se rebela contra Dios todo termina en una lucha fratricida del hombre contra el hombre.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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