sábado, 3 de enero de 2015

Que no te cuenteen, Jesús existió

En torno a las fiestas de Navidad aparecen artículos en periódicos, incluso programas de televisión, que afirman que Jesús de Nazaret es un personaje de la historia deformado por la Iglesia. Sostienen que Navidad es un cuento de hadas que inventaron los antiguos cristianos como una proyección de los deseos de paz y de ternura del corazón del hombre. Niegan la existencia de ángeles que anunciaron su nacimiento, de magos que fueron a adorarlo, o de un Herodes que quiso matarlo. Evidentemente algunos cristianos, muy piadosos y poco instruidos, se inquietan con dichas afirmaciones.

¿Fue Jesús una realidad? ¿Fue ficción? ¿Creemos en un personaje mitológico, en un mesías inventado para consolar a la humanidad y colmar sus deseos de felicidad? Lo primero que nos queda claro es que ninguna religión en el mundo como el cristianismo se fundamenta en hechos rigurosamente históricos. Mientras que las antiguas religiones basan su fe en mitos y carecen de historia, la religión cristiana se forjó con acontecimientos que realmente ocurrieron.

Tres culturas dan testimonio de la existencia real de Jesús de Nazaret. Vivió en Palestina cuando los emperadores Augusto y Tiberio gobernaban el imperio romano. Nació en el año 748 o 749 de la fundación de Roma y murió el 14 o 15 del mes de Nisán del año 30 de nuestra era, cuando Poncio Pilato era procurador. El historiador romano Tácito habla en sus anales del suplicio de un cierto Christus. Plinio el Joven, otro historiador, lo menciona en una carta a su tío el emperador Trajano en el año 112. También habla de Jesús el historiador judío Flavio Josefo. El Talmud judío se refiere a Jesús como un hereje que extravió al pueblo con sus interpretaciones equivocadas de la Torá. Y el filósofo pagano Celso lo presenta como un peligroso charlatán para la sociedad. Ningún historiador serio hoy se atrevería a negar la existencia de Jesús y de sus discípulos.

Los científicos del siglo XIX estaban tan entusiasmados con el desarrollo de la ciencia, que muchos creían que la fe del pueblo cristiano se apoyaba en mitos y leyendas, y que Jesucristo era una especie de superhéroe como hoy es Batman o Kalimán. Aparecieron a finales de aquel siglo y principios del XX libros que se titulaban “Jesucristo nunca ha existido” y otros del mismo género. Sin embargo aquel desarrollo de la ciencia fue providencial porque la investigación histórica rigurosa ha demostrado que Jesús de Nazaret fue tan real como Platón, Alejandro Magno o Cuauhtémoc.

Hay algo asombroso en Jesús, y es que encarnó con exactitud 18 siglos de profecías que se anunciaron sobre su persona. ¿Será que alguien trató de acomodar todas las profecías que sobre el Mesías se anunciaban en el Antiguo Testamento para encajarlas forzadamente en la persona de Jesucristo? Responde André Leonard: “Puede verse que no se trata de una coherencia artificial que el espíritu humano hubiera podido inventar, y después dominar, como si fuera una ilación lógica que caracteriza a un sistema filosófico bien trabado o a una ideología hábilmente adaptada a la mentalidad ambiental. Es algo muy distinto. Se trata de una coherencia tan compleja, tan contrastada, tan imprevisiblemente vinculada a un gran número de realidades históricas, que es totalmente imposible de construir por un esfuerzo de lógica”.

En la historia de Israel hubo farsantes judíos que dijeron que eran el Mesías. Pero ninguno hubo que quisiera encarnar la figura profética del Siervo sufriente de Yahvé que murió de una manera tan infame y cruel. Solamente en Jesús se cumplió.

Si quienes escriben para desmitificar la persona de Jesús leen más atentamente los cuatro evangelios –únicos documentos confiables que relatan su vida y milagros– se encontrarán con una persona realmente enigmática. Una persona que invita a creer en él y amarlo libremente, pero que no impone a nadie su divinidad. Sólo se deja ver lo suficiente para atraer a los hombres con lazos de amor y para relacionarse con ellos por el don de la fe.

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