Como creyentes cristianos hemos de tomar en serio el mal que nos rodea reconociendo la presencia de Satanás en la vida, pero sobre todo el verdadero creyente toma en serio el bien confiando en Jesucristo, el vencedor del demonio. Satanás, en el cristianismo, no tiene una importancia igual y contraria a la de Jesucristo. Dios y el demonio no son dos principios paralelos, eternos e independientes entre sí, como en ciertas religiones dualistas. Para la Biblia el demonio es sólo una criatura: una criatura que libremente se cerró en el orgullo y en la rebelión. Vivir en Cristo, entonces, es vivir en un camino de liberación. Creer en Cristo significa acogerlo como Señor de la vida y liberador de la esclavitud de Satanás, cuya presencia aún podemos ver operante en el mundo. ¡Buen domingo!
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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