Algunos grupos católicos dicen que el papa Francisco es un socialista influido por la teología de la liberación y un progresista que quiere relajar la moral de la Iglesia. Nada más falso que eso. El papa Francisco es un reformador, es cierto. Pero es un reformador como otros papas también lo fueron en su tiempo. Como ellos, Francisco propone una reforma espiritual. Lejos de ser una apertura o una relajación de la moral católica, el papa está llamando seriamente a una transformación personal, a hacer de Jesucristo el centro de la propia vida. Este llamado nada tiene que ver con relajar la fe o la moral. Al contrario, es un llamado sumamente exigente que implica salir de un cristianismo cómodo e instalado para ir al encuentro cotidiano con Jesús nuestra Cabeza, y con los pobres, los enfermos, ancianos, migrantes, bebés no nacidos… Cuerpo de Cristo.
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