Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?" Él les dijo: "vengan a ver". ¡Qué magnífica la respuesta de Jesucristo! A Dios no lo podemos conocer por conceptos, por ideas o estudios. A Dios lo conocemos experimentándolo, viviendo con Él. Es necesario, entonces, vivir la vida imitando a Jesús que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos. Salir a compartir el pan con el hambriento, visitar al preso, liberar al cautivo, abrir la vista a un ciego, bajar a un paralítico por el techo para que Jesús lo perdone y lo cure, hacer felices a los demás, es la clave para tener la experiencia del Dios que es amor; es el secreto de una dicha que las diversiones del mundo jamás lograrán proporcionar. ¡Buen domingo!
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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