Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?" Él les dijo: "vengan a ver". ¡Qué magnífica la respuesta de Jesucristo! A Dios no lo podemos conocer por conceptos, por ideas o estudios. A Dios lo conocemos experimentándolo, viviendo con Él. Es necesario, entonces, vivir la vida imitando a Jesús que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos. Salir a compartir el pan con el hambriento, visitar al preso, liberar al cautivo, abrir la vista a un ciego, bajar a un paralítico por el techo para que Jesús lo perdone y lo cure, hacer felices a los demás, es la clave para tener la experiencia del Dios que es amor; es el secreto de una dicha que las diversiones del mundo jamás lograrán proporcionar. ¡Buen domingo!
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