Los diarios y telenoticieros está llenos de malas noticias que hacen la vida tensa y, a veces, pesada. ¿Dónde podemos hallar un oasis para descansar? Benedicto XVI se preguntaba qué es lo que puede volver a darnos entusiasmo y confianza, qué nos puede animar a encontrar el camino y soñar una vida digna de nuestra vocación. Es la belleza. Nos sentimos a gusto en lugares bellos, nos agrada encontrar personas que cuidan su estética, nos inspiran los paisajes hermosos, la liturgia bien cuidada, los lugares ordenados, las ciudades limpias y la gente amable. Y es que donde hay belleza ahí se refleja la presencia de Dios. El encuentro cotidiano con lo bello aleja la oscuridad y trae luz a la vida, hace vivir con la esperanza en alto y llena el corazón de entusiasmo. Con razón decía Kafka que “Quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece”.
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