Huele a manipulación lo que algunos gobiernos están haciendo en torno al virus del ébola. Las fotos del personal sanitario cubierto de pies a cabeza con trajes especiales y máscaras antigases crean miedo. Pero, ¿cómo es que los muertos por ébola llegan a 2 mil mientras que 1.4 millones murieron el año pasado por tuberculosis y 855 mil por paludismo? Se está sembrando pánico entre los africanos al grado de aislar poblaciones enteras por horror al contagio, cuando éste se da únicamente por contacto con fluidos corporales, como ocurre con el virus del sida. Esto huele raro. Está sucediendo lo mismo que con la gripe aviar en 2005 y con la gripe porcina en 2009. ¿No será una forma de control poblacional y jugoso negocio para gobiernos y farmacéuticas? ¿Pandemia mundial? No creas sino lo que veas, y aún de lo que veas, la mitad creas.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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