viernes, 31 de octubre de 2014

Respeto a las culturas

La semana pasada muchas personas, a través de las redes sociales, protestaron contra mí por haber escrito un artículo sobre los orígenes cristianos de Halloween. Muchos de ellos me dijeron que no celebrarán esa fiesta porque les parece algo ajeno a nuestra cultura. Tienen razón. Es fiesta propia de Estados Unidos. Hay otros que me dijeron que el artículo les pareció sensato y equilibrado porque quita paranoias y les permite catequizar mejor a sus hijos. Pero aquellos que me escribieron diciendo que es una fiesta de origen diabólico y que quien se disfraza o pide dulces proclama hossanas al demonio, siento decirles que están equivocados. Investiguen bien sobre los orígenes cristianos de Halloween. Es cierto que hay actividad satanista el 31 de octubre como también la hay el Viernes santo o el 25 de diciembre. Pero no por ello quien celebra Halloween secunda esas actividades.

Satanizar Halloween es, además de ignorar sus orígenes cristianos, una falta de respeto a la cultura norteamericana. Quizá lo sentimos como una invasión cultural y nos defendemos demonizando la celebración. Tal vez, por influencia del protestantismo sobre algunos movimientos carismáticos católicos o evangélicos en México, muchos ven al diablo en todas partes y ven Halloween como contrario a nuestra fe. Cuando no se conocen las culturas y la historia fácilmente podemos caer en el fanatismo.

Los mexicanos, en nuestra cultura, jugamos con la muerte, nos burlamos de ella. José Guadalupe Posadas creó a "La catrina", un esqueleto con ropajes de mujer; hoy hay muchos festivales por estas fechas donde las personas se disfrazan de catrinas; hacemos calaveritas de azúcar y comemos pan de muerto; muchos visitan los cementerios para rezar y limpiar las tumbas de sus antepasados, se levantan altares en honor a los difuntos y hasta los recuerdan preparando los que fueron sus platillos favoritos. Son hermosas nuestras tradiciones mexicanas.

Sin embargo en México hay más de 5 millones de personas que dan culto a la 'santa muerte', un siniestro esqueleto con una guadaña y vestido con un capuchón. Le llaman también la 'niña blanca' y le piden favores con oraciones. No sólo eso. También le levantan altares y le han construido santuarios en diversos puntos geográficos del país. Se trata de verdadero satanismo ya que la 'santa muerte' es, en realidad, un demonio. Como sacerdote he visto las consecuencias de personas ignorantes de su religión que se pusieron a conversar o a rezar a este personaje y terminaron en posesión diabólica.

No sería justo que personas de culturas ajenas a la nuestra juzgaran nuestras bellas tradiciones mexicanas del día de muertos diciendo que en México adoramos a la santa muerte y rendimos pleitesía a Satanás. Tener una colección de catrinas o hacer calaveritas de azúcar está muy lejos de participar en adoración a la 'santa muerte' o en cultos satánicos. Así, pedir dulces en Halloween o ir a una fiesta de disfraces nada tiene que ver con satanismo. Nadie que participe en Halloween, divirtiéndose sanamente, quedará poseído por espíritus infernales o pecará contra Dios.
 
Personalmente no me interesa Halloween ni lo promuevo porque lo siento extraño a mi cultura, pero tampoco me defiendo de él combatiéndolo. He vivido en Estados Unidos y conozco de cerca sus tradiciones. Respetemos las tradiciones de cada país y conozcamos sus orígenes. La ignorancia hace ver fantasmas por todas partes. Y, por supuesto, celebremos lo nuestro.

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