Las monjitas son gente buena, pero entre la mano y el plato entra el gato. El alto cobro del impuesto predial está orillando a las congregaciones religiosas, con sede en el DF, a disminuir su obra social a favor de los pobres, a vender parte de sus espacios físicos o trasladarse a otros estados de la República. Las religiosas viven de la caridad, no tienen fines de lucro y de alguna manera ayudan al gobierno a combatir el hambre, las adicciones y la violencia, así como a cuidar enfermos, ancianos, niños abandonados y personas desesperadas. Se trata de una labor social importante. Es justo, ciertamente, que paguen predial, pero los cobros excesivos podrían hacer desaparecer monasterios, conventos y espacios destinados a obras de caridad. Para eliminar la vida religiosa no es necesario prender fuego a los conventos o fusilar monjas; basta poner candados fiscales.
Estoy de acuerdo con usted, Padre : Los prediales son excesivos para todos y todas.
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