Cada vez son más los adolescentes que incurren en el ‘cutting’, moda que consiste en cortarse la piel con navajas o cuchillos, para luego presumir las heridas. La mayoría de quienes desarrollan esta extraña conducta son niños y jovencitos de entre 10 y 16 años de edad. No nos maraville. Los adolescentes se están cortando la piel como una forma de expresión por aquellas heridas invisibles y profundas, causadas por la violencia intrafamiliar, por el rechazo que han sufrido en sus familias o por una relación tormentosa entre papá y mamá. En todos ellos hay claramente una baja autoestima. Su forma de liberar el enojo, angustia, ansiedad o inestabilidad emocional es abrir su piel con un punzón. La familia completa de padre y madre, donde se viva la presencia de Dios y los valores del Evangelio, es el mejor antídoto contra comportamientos destructivos.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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