Ir al contenido principal

Confesionario (sin absolución): Falté a misa y me siento en pecado

Pregunta: Padre buenas noches yo sé que no son horas, pero me siento culpable, los remordimientos no me dejan, no fui a misa hoy ni a pláticas cuaresmales. ¿Padre, es malo? ¿Es pecado no haber ido? No fui porque me puse hacerle el lonche a mi hijo que trabaja de noche. Dígame padre, quíteme esta culpa, que no sé por qué la siento. Gracias padre, y que Dios lo siga llenando de muchas bendiciones.

Padre Hayen: Me parece que estás angustiada. Una cosa cierta te digo: no tienes por qué sentir angustia por tu falta a misa. Cuando cometemos un pecado, sea leve o grave, lo más saludable espiritualmente hablando, es que sintamos una tristeza suave por no haber correspondido al amor de Dios, pero no angustia ni temores exagerados. Cuando una persona que peca siente remordimientos exagerados de conciencia, esos sentimientos no vienen de Dios. Hay quienes cometen su falta y salen corriendo al confesionario para que el sacerdote les dé la absolución, pero lo hacen más por orgullo que por amor a Dios. Sienten que la imagen de santidad que tenían de ellos mismos se ha visto manchada, y el orgullo los hace correr al sacramento de la confesión. La suave tristeza viene de Dios porque lleva al arrepentimiento. La angustia viene del espíritu malo o de la propia soberbia, y lleva a abandonar la oración y a la desconfianza en Dios.

Además de los diez mandamientos de la ley de Dios, la Iglesia tiene otros cinco, entre los cuales está el asistir a misa los domingos y días de precepto. Celebrar la Eucaristía el domingo, día del Señor, es una expresión del primer mandamiento: "Amarás a Dios sobre todas las cosas". El domingo es el día en que Jesús resucitó, y desde que nació el cristianismo la comunidad de creyentes celebra a su Señor glorificado en ese día. Por el bautismo pertenecemos a un pueblo -la Iglesia- y por ese motivo nos reunimos como comunidad que se nutre en la escucha la Palabra, que ora y participa del Sacrificio de Cristo.

No le hacemos a Dios un favor con ir a misa. Es Dios quien nos concede el privilegio de sentarse a la mesa con nosotros, haciéndonos el inmenso honor de alimentarnos con la carne sacramentada de Jesús. El pecado consiste en despreciar o subestimar, de alguna manera, tan inmenso regalo. Efectivamente, se trata de un pecado grave para quienes no están impedidos para asistir. Preparar un lonche para tu hijo, lo cual no te lleva más de media hora, no es una excusa válida para perderte ese doble manjar sabrosísimo que el Señor te prepara, en la mesa de su Palabra y en la mesa de su Santo Sacrificio. Que Dios te conceda la gracia de tener más hambre de Él. Bendiciones.

(Las confesiones con absolución se dan en las parroquias; aquí sólo consejos y sin revelar nombres. Puedes escribir, de manera breve, en un mensaje privado a mi cuenta de Facebook o en Twitter: @padrehayen)


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Confesionario sin absolución: a mi san Judas se le rompió la cabeza y estoy asustado

Pregunta: Vivo en El Paso Texas y soy devoto de san Judas Tadeo, del cual tengo dos imágenes de yeso que compré. Mi suegra fue a la Ciudad de México y me compró otra imagen más de san Judas. Acomodó la imagen en su coche y cuando llegó a su hotel vio que la estatua tenía la cabeza quebrada. Cuando lo supe quedé muy impactado porque dicen que, cuando eso ocurre, es porque se ha cumplido algo que se le ha pedido al santo. Mi desconcierto fue mayor cuando compré, acá en El Paso Texas, otro san Judas, de color oro, muy bonito, pero al llegar a mi casa uno de los san Judas que ya tenía, estaba con su cabeza rota. Estoy muy impresionado. No sé a qué se deba, padre. A veces creo que el santo está celoso porque tengo varias imágenes de él. Agradezco su tiempo y le pido que me ayude. Padre Hayen: ¿Cómo? ¿Dos imágenes con cabeza rota? ¡Seguramente tú y tu suegra se van a sacar la lotería! Por favor, muchacho, no peques de ingenuidad. Pero además dices que san Judas está celoso porque tien...

380 cadáveres

El hallazgo de más de 380 cadáveres apilados en un crematorio de Ciudad Juárez, esperando durante varios años el servicio de cremación de algunas funerarias que subcontrataron dicho servicio, suscita algunas preguntas. El macabro descubrimiento hace que muchas personas pongan en tela de juicio si las urnas con cenizas que entregan las funerarias a sus clientes contienen las cenizas reales de su ser querido difunto, o si son cenizas de alguien o de algo más. Al despedir después de una ceremonia religiosa o de la velación en la capilla ardiente a un ser querido que ha muerto, los deudos confían en que la funeraria cremará el cadáver y les entregará las cenizas verdaderas. Pero todo puede resultar ser una farsa. Es importante reclamar el cuerpo de un ser querido difunto. Cuando Sara, esposa de Abraham, murió, éste reclamó el cadáver a los descendientes de Het y les dijo:"Aunque yo no soy más que un extranjero residente entre ustedes, cédanme en propiedad alguno de sus sepulcros, para...

Izaguirre y el príncipe del mundo

Los acontecimientos del rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán Jalisco, ponen la pregunta sobre el enigma del mal. Tales campos de entrenamiento para el sicariato, narcopanteones y hasta hornos crematorios –reminiscencia de aquellos hornos en que los nazis calcinaban a sus prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial– nos habla de los niveles tan extremos de podredumbre que puede alcanzar el corazón del hombre. México se ha convertido en un gran cementerio donde deambulan –como fantasmas a los que nadie hace caso– las madres y padres de las personas desaparecidas."Que mi súplica llegue hasta ti, inclina tu oído a mi clamor", es la aflicción del salmista que bien podemos poner en los labios de tantos familiares angustiados que buscan a su pariente cuyo paradero permanece ignoto. La Sagrada Escritura nos habla de los niveles de maldad que alcanzan niveles sociales: opresión de los pobres, injusticia en los tribunales y adoración de ídolos acompañada de sacrificios hum...