El avión de Germanwings tardó ocho
minutos en descender hasta estrellarse en una montaña de los Alpes franceses.
Debieron ser ocho largos minutos de angustia para los pasajeros, al ver que el
avión perdía altura rápidamente. En esos ocho minutos tuvieron que preparar el
alma para presentarse ante Dios. ¡Qué tormento debe ser llegar a la hora final
con el recuerdo del tiempo perdido o del tiempo malgastado en el pecado! ¡Qué
angustia podremos sentir nosotros si llegamos al término de la vida y saber que
ya no habrá tiempo para hacer penitencia, ni para recibir sacramentos, ni para
escuchar la Palabra de Dios, ni visitar en los templos a Jesús sacramentado, ni
para consolar enfermos, ni para hacer oraciones que nos aumenten más la gloria
en el cielo! Lo hecho, hecho está. Ocho minutos para partir de este mundo con
la conciencia tranquila y con todos los pecados ya perdonados. Nuestra oración por
los pasajeros del vuelo Barcelona-Düsseldorf.
Muy triste, descanse en paz.
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