En días pasados el Estado Islámico difundió un video en el que 21 cristianos coptos de Egipto son degollados ante la cámara. La mayoría eran hombres jóvenes casados y algunos célibes. Las imágenes mostraron que mientras los asesinaban, ellos rezaban. Los mataron por negarse a adorar a dioses falsos y por mantenerse fieles a su bautismo. Hace unos días el Estado Islámico también mostraba la destrucción de cientos de obras de arte cristiano en Mosul, la ciudad que tomaron como capital. De este lado del mundo, nadie se indigna, nadie dice nada. Occidente vive en una indiferencia total al holocausto de los cristianos y la destrucción de su cultura en Medio Oriente. Si de verdad quisieran los musulmanes radicales ofender al mundo occidental, difundirían por redes sociales palizas a los perros o cazadores encapuchados con un elefante muerto bajo sus pies.
Oremos por los mártires y por la conversión de esos hombres
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