Se está preparando un gran mural como homenaje a Juan Gabriel en la Avenida Juárez, de Ciudad Juárez. Será signo de gratitud y recuerdo al artista que ha puesto en alto el nombre de la ciudad donde se crió. Quizá los transeúntes, el verlo, recordarán 'Amor eterno' o 'No tengo dinero'. Los cristianos hemos de poner en lo más alto de nuestras vidas a Jesucristo crucificado. No hemos de quitarle la mirada porque en su vida y su doctrina está la salud y la salvación de nuestras vidas. Él quiere que le miremos, le recordemos, le tratemos. Así como ponemos fotos de las personas que amamos -y en ocasiones murales de algún famoso- así miremos con frecuencia al Crucifijo para recordar el máximo acto de amor de Dios por nosotros, la entrega de su Hijo, para que tengamos la vida eterna.
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
Cuanta razón tiene, si siguiéramos el ejemplo e Jesucristo, antes de el de cualquier otra persona o artista, otra cosa seria.
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