¿A qué se debe que en Ciudad Juárez bajaron drásticamente los índices de violencia después del año 2012? Mucho se atribuye a la acción de los tres niveles de gobierno por recuperar los espacios públicos y fortalecer el tejido social; se dice que han ayudado las reformas al sistema de justicia y la cadena perpetua para quienes secuestren o extorsionen. Los cuerpos policiacos también se han depurado y nuevos programas educativos y de valores se han difundido. Todo ello, sin duda, ha contribuido a que vivamos más tranquilos. Pero lo que más ha influido –no cabe la menor duda– es el poder de la oración de la Iglesia católica y de otras comunidades cristianas. Nuestros esfuerzos serían inútiles si únicamente confiáramos en las fuerzas del hombre para construir la paz sin invocar a Dios; y caeríamos en la ingenuidad si confiáramos exclusivamente en la fuerza de la oración. A Dios rogando...
La tarde del domingo 15 de diciembre fue dramática en la Catedral. El padre Rafael Saldívar, vicario parroquial, se debatía por la tarde entre la vida y la muerte por una baja en su presión arterial. Al padre Arturo, vicario también, y a mí, nos tocó auxiliarlo y trasladarlo al hospital. Desafortunadamente el padre llegó sin vida a la clínica. Hace ocho años recibí al padre Rafael como vicario de catedral para su integración al trabajo pastoral. El martes 17 de diciembre lo recibí dentro de su ataúd en la puerta del templo. Aquel mandato de Jesús a sus sacerdotes: "id por todo el mundo a predicar al Evangelio" de pronto se transformó en "vengan benditos de mi Padre". Después de estos años de haber caminado juntos en las labores de la parroquia, doy gracias a Dios por el servicio que prestó a la Iglesia así como por la relación fraterna y amistosa que tuvimos. Recibimos su cuerpo sin vida iniciando las ferias mayores del Adviento, leyendo la genealogía de Jesucristo...
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