Al Partido Verde lo que menos le interesan son los animales, no obstante que nos tratan de persuadir de la bondad de la ley ‘circo sin animales’ con su millonaria campaña. La prohibición de utilizar bestias en espectáculos terminará por regalar a los animalitos a particulares porque no hay espacio para ellos en los zoológicos, o llevará al sacrificio a elefantes, tigres, monos y otras especies. A pesar de que los circos han demostrado al gobierno que sus animales están bien cuidados, la prohibición continúa, y ya son 70 los circos que han cerrado sus puertas. Pobres las gentes del circo, asediadas por políticos demagógicos e incompetentes que legislan payasadas en vez de atender asuntos más urgentes. Mientras tanto peleas de gallos, corridas de toros, charreadas y carreras de caballos continúan sin que los verdes abran el debate sobre esos espectáculos.
La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, quien dice ser no creyente, empezó su gobierno participando en un ritual de brujería. Hago algunas observaciones con este hecho: 1. Muchos ateos se niegan a creer en el Dios revelado por Cristo debido a que ello exige conversión y compromiso moral, y prefieren dar cauce a su sensibilidad espiritual a través de rituales mágicos de protección contra fuerzas que los puedan perjudicar. Es decir, en el fondo, muchos que se confiesan ateos creen que existe algo que está más allá del mundo natural. ¿Será que la presidenta, en realidad, no es tan atea? 2. Participar en un ritual religioso indígena debería de ser motivo de escándalo para los jacobinos y radicales de izquierda que proclaman la defensa del Estado laico y la no participación de un político en actos de culto público. Ellos deberían de ser coherentes y lanzar sus rabiosos dardos a la presidenta. Si Claudia Sheinbaum hubiera sido bendecida por algún sacerdote con sotana y sobrepelliz a las puert...
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